sábado, 30 de mayo de 2015

Con la Oiz por senderos de Cercedilla

"Segundas partes nunca fueron buenas", "las comparaciones son odiosas"...creo que son unos dichos que se podrían aplicar a las sensaciones que tuve al probar la Oiz. Llegué justito, porque la ruta de BMC se nos alargó un poco de tiempo. Además no les quedaban pedales para los modelos que tenían en el stand (de las cinco marcas que probé, fueron los únicos en tener ese problema) y me tuve que pegar una carrera hasta el coche a por los 525 que me había traído por si acaso. Y encima, me pidieron la tarjeta de crédito como resguardo, cuando en el resto de marca pedían simplemente el DNI y en el reglamento del Test The Best no especificaban nada respecto al tema, solo llevar el DNI y el mail de confirmación de reserva ¿Quién me dice que no le han hecho una copia a la tarjeta? han tenido tiempo de sobra... Tampoco había guía. La verdad es que fui gilipollas...tendría que haberles dicho que no dejaba la tarjeta, que si me querían dejar la bici bien, y sino adios muy buenas. En fin, al final acepté.

El modelo en concreto era una Oiz 29 M Team, montada con 2x10 full XTR y unas llantas Syncros. Un montaje muy bueno. Era la única doble que probaba en el finde, este año quería centrarme en las rígidas, que es lo que me gusta y lo que me interesa. El tema es que no había plazas para otras marcas que me interesaran y acabé cogiendo la Oiz por probar una doble orientada hacia el rally/XC.



Los primeros metros cruzando el pueblo me notaba raro, como encogido. Como siempre, el eterno problema de las tallas. Esta Oiz era una L, cuando la talla que llevo en la Alma es una XL. Así que vale, la tija se puede sacar un poco más, pero al final la distancia entre sillín y manillar no se puede cambiar en exceso y ahí es donde me notaba raro. Notaba como que no podía explotar toda mi fuerza al pedalear. La posición tampoco me estaba convenciendo mucho. No sé, la combinación manillar, potencia, puños, la vista de la rueda delantera desde el sillín, lo veía como más "engorroso" en comparación con la limpieza y finura de la BMC que había probado anteriormente.

Quise probar las diferencias entre el modo trail, abierto y cerrado. Puse el trail para las primeras rampas que salen del pueblo de Cercedilla por el empedrado, cruzando las vías del funicular por un tunelcillo que hay y la suspensión en general funcionaba muy bien, notaba un ligero vaivén en el tren trasero, pero iba bastante cómodo, dentro de las pegas que he comentado antes. La amortiguación absorbía muy bien las irregularidades del terreno con muy buena sensibilidad. El recubrimiento kashima también hacía de las suyas.

El circuito deja de subir con tanta inclinación, y empieza un falso llano con raices, algunas piedras en el camino, así que continuo con el modo trail. Joder, sigo sin notarme cómodo, por muy bien que absorba las irregularidades. Siento como que la bici falsea el terreno. Igual soy raro, pero me gusta el tacto que tiene la rígida en el tren trasero, con una doble, siento esa sensación rara de pedalear en falso, que en algún momento va a perder tracción. La bici va subiendo por los tramos de raices sin problemas, pero en algunos momentos me da la impresión de que la rueda trasera me hace algún extraño. Al ponerme de pie para subir algunos tramos, la bici responde bien.



Llegamos a uno de los tramos que pican más arriba, con mayor inclinación. Giro cerrado y nos enfrentamos a una pared de raices y piedras. Sigo en modo trail, y la bici trepa sin problemas. Las 29" no se atascan, por mucho que digan por allí. En mi 26" debería adelantarme sobre el sillín, pero con ésta no lo necesito. Será porque es una 29"? La inclinación va desapareciendo y me adentro en un sendero que pica un poco hacia arriba, pero muy rápido y sinuoso. Voy bajando piñones, la suspensión hace lo suyo amortiguando las piedras que me encuentro. Y finalmente llego a un claro. Foto de rigor y continuamos. A partir de ahora, todo bajada. Toca abrir el mando de la amortiguación y dejarlo en abierto.

Algo que me ha llamado mucho la atención en los tramos de subida y llano en los que me he puesto de pie para pedalear es que en ciertas pedaladas, he golpeado la parte interior del talón de las zapatillas con la parte externa del basculante. Pero cómo puede ser eso??!! A ver, yo pedaleo (o considero) que tengo un pedaleo relativamente normal. Ni las rodillas muy para dentro, ni hacia fuera...vamos, que no debería de chocarme con el basculante. No sé, es algo que no me gustó en absoluto. No me ocurrió nada similar cuando probé la Spark. Vamos, no me plantearía nunca pillarme esta doble.



En fin, empezamos el descenso, una zona ancha, con una pequeña trazada, con algunas ondulaciones, que hacen que la amortiguación se comprima...comodidad 100% bajando. La horquilla va de lujo y el amortiguador también. Y lo que más me gustó, el característico sonido de los trinquetes de las Mavic SL que monta la Oiz. Lo mejor para avisar a quien tengas delante de que bajas más rápido que él. Me pasó con un par de ciclistas que también estaban de prueba. "Quieres pasar?" "nada! nada! no hay prisa", aunque llegando a unos tramos más técnicos del descenso, la Oiz trabaja muy bien y absorbe cualquier irregularidad. Un par de escalones no son problema para ella, aún siendo una doble enfocada al rally y no al descenso...huy, perdón! que ahora se llama Enduro, jejej.

Después del primer sendero de bajada con secciones técnicas, llegamos a un sendero con unos cuantos toboganes. Es un sendero que he pasado antes con rígida y en algunos tramos he tenido que ponerme de pie, pero con la Oiz voy sentado sin problemas. Las primeras ondulaciones bien, la suspensión hace su trabajo, pero la velocidad aumenta y el vaivén aumenta. Noto como se va comprimiendo más y más el amortiguador...joder, o estoy muy gordo o voy a acabar haciendo tope, así que me pongo en pie para tranquilizar la suspensión. El sendero pica un poco para arriba, así que pongo el modo trail y me pongo de pie...otra vez el dichoso basculante!! En fin, llego a una valla, para pillar el último tramo divertido del recorrido.


Me meto por un sendero revirado, con algunas curvas enlazadas, estrechito, muy muy divertido, pero con una buena sorpresa a mitad de bajada. De repente, tras un par de curvas, un cortado, unos escalones a la derecha y por la izquierda, unas raices. Hay que dejar la bici que baje sola, agarrar bien el manillar para que las raíces no desvien la rueda delantera y agacharse...al menos yo. No es un paso apto para bikers altos. Pero con una 29" y encima doble, no es ningún problema. Recuerdo la primera vez que pasé por ahí, sin conocer el cortado, con la Spark...Quiero pensar que con la Alma habría podido sortear el cortado sin irme al suelo.

La adrenalina te sube al momento, una serie de curvas enlazadas más y llegamos a una esplanada. A partir de ahí, bajada hasta el pueblo, y bajada por una sección de escalones. Grupos de dos o tres escalones separados por unos 5 metros de tramo liso, otros dos escalones y tramo liso...así hasta llegar a la calle principal de Cercedilla. Se nota mucho la diferencia a bajar por ahí con una rígida o una doble. Con una rígida controlas el aterizaje con el freno delantero, levantando un poco el tren trasero para que no rebote con los escalones. Mejor levantar tú el tren trasero de la bici que no se levante él solo por sorpresa y te haga salir por orejas. Sin embargo con una doble, mando de la suspensión abierto, tirar un poco de manillar para levantar el tren delantero, y para abajo. Así de sencillo.



Como aún me quedaba un poco de tiempo, intento una última prueba. Subir por la calle que va paralela a las vías del funicular. Bloqueo total de la amortigacíón y de pie dando pedales. Salvo los consabidos golpes en el basculante, la bici sube de lujo. Se nota el bloqueo, pero no es un bloqueo al 100%. No sé si será bueno o no, pero me gusta esa sensación. Firmeza, pero sin parecer que vas con una rígida o una flaca.

En fin, luego vuelta al stand con una sensación agridulce. Mala bici no es, por supuesto. Estéticamente me parece preciosa, con ese carbono negro mate, es alucinante. Es un pepino que viene montado con el full XTR, que por cierto, no noté nada bueno ni malo...vamos, ni fu ni fá. Suspensiones con kashima, cuadro de carbono, ruedas syncros Mavic SL (corrección cortesía de Al3jandro que ha tenido a bien avisarme de la columpiada...tenía la Spark en la mente, jejej) con ese sonido de trinquetes que me chifla, montadas con Maxxis Ikon que me dieron muchísima seguridad en las bajadas, tras ese puntito flaco que, para mí, tenía la BMC con sus gomas. Pero no sé, no tuvo ese encanto especial que tiene una bici que hace que te enamores de ella. Aprobado, por supuestísimo, notable, sí...pero ya.

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