martes, 16 de septiembre de 2014

Prueba de Merida Big Seven XT Edition

Se acercaba la vuelta nocturna al Anillo ciclista de Madrid y yo seguía sin mi Alma...para variar. Bueno, y a fecha de hoy, sigo sin ella, qué raro. Y teniendo la GT en el dique seco hasta, por lo menos, Noviembre, decidí acercarme a Cross Chicken, a ver si me podían ofrecer una solución. Y en efecto, tenían disponibles bicis en alquiler y no cualquier bici cutre, para salir del paso, machacada, no… Por una parte, tenían una Merida One Forty de 27,5 y en el terreno rígidas, unas Big Nine XT Edition y Big Seven XT Edition. La putada, como casi siempre en mi vida, el problema de la talla. Pero bueno, como era solo para un finde corto, decidí coger la más grande que tenían, una 20”...cuando yo debería llevar una 21” o si me apuras una 22” como es mi GT, pero ahora se llevan los cuadros pequeños, así que lo dejaremos en una 21”.


Fiel a mi gusto bicicletil, elegí la rígida, la Big Seven XT Edition. Una 27,5” montada a tope con el XT, a excepción de los frenos que son unos Shimano M596 y la cadena, una KMC que no deja nada que desear frente a la XT y el piñón, un 11-36 del SLX. Con un pedalier de tres platos bastante escalador con la combinación 40-30-22 no me iba a quedar sin desarrollo para las rampas que hay por la zona de Hoyo, pero sí podía quedarme rápidamente sin desarrollo de cara a la Nocturna por el Anillo verde. En comparación, la Alma lleva un 11-34 con un triple plato de 42-32-24 con el cual nunca he visto justo a la hora de escalar. Otro buen detalle que traía la Merida, era un sillín marca Selle Italia. La Alma que llevo llevaba un sillín propio de su marca y aquella GT que me compré en su momento, llevaba uno de WTB, que sin ser una marca “blanca”, tampoco es una marca puntera en sillines como pueden serlo Selle Italia, Fizik o incluso Specialized (como el que monto habitualmente).
 
En cuanto al resto de componentes, poco más que decir...la mayoría de Merida y a destacar, una tija de carbono. Faltaban los pedales, que venía sin ellos, por lo que añadí mis clásicos SPD-525. Si no conoces esos pedales...deja de leer, no mereces seguir leyendo este blog, jejeje. Unos clásicos de toda la vida. Uno de los principales puntos negros que le ví a la bici, por ponerle alguna pega (no todo va a ser perfecto), fueron las cubiertas. La Big Seven monta unas Schwalbe Rocket Ron 2.1” que dan un balón correcto pero aún así me llevé unos cuantos sustos. Habitualmente, llevo unas Maxxis Ardent Race delante y Maxxis Ikon atrás y hasta la fecha me han ido de perlas. El terreno por el que pedaleo es arenoso, con zonas pedregosas, bastantes rocas y raices. Y en las zonas de arena...hubo varios "huuuuyyy!!!!" pero bueno, nada peligroso. De la tracción no tengo queja, varias veces me puse de pie en algunos repechos pedregosos y ahí aguantaba bien la Rocket Ron, ningún resbalón. También puede que influya el hecho de que en una rueda de 27,5”, hay más superficie de contacto entre al cubierta y el firme.


La horquilla que monta es una Rock Shox 30 Gold. Ando bastante perdido en general en horquillas desde que volví al Mountain Bike. Sí, parezco un viejo carroza que se quedó en la gama Judy de Rock Shox, las Manitou I, II y III, aquellas Marzocchi XC que perdían más aceite que Jorge Javier Vázquez y las Fox que se adentraban poco a poco en el mundo del DH. Así que tengo que hacer uso de la wiki y de la web de Rock Shox para saber que la 30 Gold equivale al rango medio de Rock Shox. Esta Gold 30 llevaba un mando remoto de bloqueo y un control de rebote. No tuve que regular la presión del aire, así que me evité esa comida de tarro. En general estoy muy contento con su comportamiento y las sensaciones que me dio. Pude probarla en una zona de Hoyo con bastante piedra y escalón y absorbe y rebota muy bien, nada descontrolado, aportando mucha seguridad. No sé si será también por que las ruedas eran 27,5” frente a mis 26”, pero fui muy seguro por zonas por las que suelo ir con cuidado con la Alma. El manillar también tenía un anchura muy similar a la que llevo en la Alma y los puños de Merida muy cómodos. Así que en el puesto de conducción, ningún problema por estar sobre una bici distinta a la mía...aunque después del tiempo que llevo sin usarla, tampoco es un cambio tan brusco.

Tengo que confesar que no soy un gran seguidor del bloqueo de horquilla, en la Fox no lo uso, ni en la Marzocchi COMP ETA de la GT ni en esta Rock Shox. Lo usé un par de veces nada más en la nocturna al Anillo verde, en un par de rampones que me puse de pie sobre los pedales, pero pocas veces más. También es que notaba el gatillo demasiado fuerte, me daba miedo que se pudiese romper, me lo esperaba un poco más suave. Recuerdo aquella Spark 720 que probé con un twinloc de bloqueo remoto y era bastante más suave. No lo he dicho al principio, pero esta Merida proviene de los “test days” que hace la marca alemana, así que quizá esté un poco trillada y no les hubiese dado tiempo a ponerlo todo “fetén”.

 
Del sillín no voy a hablar, porque cada culo es un mundo, jejee. Yo llevaba tiempo sin coger la bici y acabé un poco dolorido. Pero ya os digo, mi sillín habitual es un Spec Avatar Gel y me va de lujo, probado y testado en pruebas largas como la Monegros o la Madrid-Segovia. Pero ya digo, quizá con más tiempo, me habría hecho al Selle Italia.


En el aspecto transmisión, pues qué os voy a contar del XT...Para mí siempre fue objeto de deseo, más incluso que el XTR que lo veía reservado a Pros y competiciones de alto nivel. De hecho, junto con el XTR, es el único grupo por el cual no ha pasado el tiempo en cuando a nomenclatura...el XT siempre ha existido, junto con el XTR. Por debajo, Deores varios, Deore, Deore SL, SLX, DX, XLC, etc, etc. En la Alma llevo casi toda la transmisión XT y falta de los pulsadores, y eso es lo que más noté. Bueno, para empezar, se nota que la rueda trasera y su eje están perfectamente alineados, porque el cambio iba perfecto, en cada piñón, saltaba sin problemas, se engranaba en la corona a la primera. Y como ya he dicho anteriormente, tienen sus kms detrás en “test days”. Sobre todo porque llevas una bici que no es tuya y como que vas con menos cuidado, jeje. Y te da igual quizá cambiar en una situación de fuerza, o algo que no harías con tu bici habitual, propia. Tengo que reconocer que me vi en una situación similar en algunas rampas de Hoyo y no dudé en subir coronas, piñón a piñón y la cadena fue como la seda. Del desviador, poco que comentar, un XT, de tiro inferior. Personalmente prefiero los de tiro superior, se manchan menos en condiciones de barro y aunque estaba un poco duro (repito que era una bici de test days) fue muy preciso y la cadena cambio de plato sin problemas, ni saltos ni resbalones.
 
Lo que más me sorprendió y desconocía, es que el pulsador para bajar coronas puede bajar de dos coronas en dos coronas frente al corona-a-corona de mis pulsadores SLX habituales. Normalmente, se suele hacer uso de este cambio de coronas de golpe para subir de piñones ante un repentino repecho, pero normalmente, el bajar coronas, siempre lo hecho clic-a-clic, sin necesidad de bajar varias coronas de golpe. Pero lo bueno que tiene la zona de Hoyo de Manzanares es ese perfil rompepiernas, rampas fuertes que rompen la media de velocidad y que finalizan en una rampa cuesta abajo en la que necesitas bajar varios piñones de golpe si no quieres perder velocidad. Y con esta Merida pude sacarle provecho a esa característica de los pulsadores.
 
 
Lo único malo, por ponerle alguna pega más a esta Big Seven, es que en el mismo bloque de pulsadores, están también incluidos los frenos. Con lo cual, si quieres tener la maneta de freno más cerca de la mano, también tendrás cerca de los dedos los pulsadores, un pelín largos en este XT y algún roce me llevé por la punta del gatillo. En mi Alma por ejemplo, llevo la maneta de freno más pegada al puño y algo más alejado, el pulsador. Por poner más pegas, lo que comentaba al principio del desarrollo. Opino que es una combinación de platos y piñones enfocados a un terreno rompepiernas, sube y baja, con fuertes rampas, bajadas técnicas en las que no sea necesario pedalear demasiado. En cuanto el terreno se incline hacia abajo y el firme no sea muy técnico, te peudes quedar corto de desarrollo. Y eso me pasó en la nocturna por ejemplo, y bueno, que tuve ahí al Hombre del Mazo rondándome. Sin embargo, en los kms que hice por Hoyo, ni me faltó ni me sobró desarrollo, pero me hubiese gustado poder probar un XT con el 2x10. Para 3x10 ya tengo mi Alma y además ese 2x10 da como un aire más de pro, y siendo una “XT Edition”, me esperaba llevar solo dos platos.

De frenos, nada que objetar. Lleva unos discos de 180mm delante y 160 detrás, ambos centerlock. No noté esa holgura que me comentó el mecánico que suelen tener todos los centerlock, así que por ese lado, muy contento. Ninguna sensación de fatiga ni chirridos desagradables, pero no sabría decir qué compuesto de pastillas llevaba. También es que no crucé ningún charco ni nada. Un tacto bastante brusco eso sí, progresividad justa, pero manejables. No me llevé ningún susto por exceso de frenada y eso que me metí en unos cuantos escalones en donde había que medir muy bien la frenada para no salir por orejas.


Del resto de componentes, manillar, potencia, dirección...poco que decir. Materiales de la marca metidos en sus bicis. Algo lógico. Me gustó que la tija de serie fuese de carbono, un puntazo, aunque iba con un poco de miedo por aquello de la fatiga del carbono tantas veces leído en foros, pero bueno, con un uso normal no tendría que dar problemas. Como ya he dicho anteriormente, los puños muy cómodos y agradables al tacto. La bici venía sin pedales, así que le metí mis clásicos SPD-525 que tienen sus 15 años o más a sus espaldas y aún siguen dando el callo. Las llantas son unas Alexrim muy bonitas, con un toque brillante, estrechitas, me gustaron mucho. Parecía incluso con un aspecto “carbónico” que quedaba muy cool.

En comparación con aquella Spark de 27,5" que probé en el Test the Best de Cercedilla me atrevo a decir que el aplomo a la hora de bajar no lo daban, aunque sí ayudaban, las ruedas de esta medida, sino el conjunto de horquilla y amortiguador que monta la Scott. Me hacía falta probar una rígida de 27,5" para ver si las ruedas eran decisivas. Pero como he dicho anteriormente, esta rígida se defiende muy bien por zonas técnicas.
 


En fin, y a modo de resumen, un pepino de bici. Una 27,5 que aunque marca 11,6kg en catálogo, a mí me marcó 12,2kg en la báscula. Pero estoy seguro que poníendole tubeless y aligerándole llantas y varios compomentes se puede quedar en unos 11kg, incluso sub-11kg con una buena base, cuadro hidroformado de buen aluminio. Estéticamente, una pintura mate, oscura que personalmente me gustó muchísimo. En fin, muy recomendable y una muy buena base para mejorar, aunque de serie no desmerece en absoluto.