miércoles, 1 de octubre de 2014

Prueba Camelbak Blowfish

El que tenga en casa ya 4 Camelbak puede parecer un pijerío excesivo, teniendo otras opciones más baratas, o digno de un fanboy de la marca. Pijo yo? que vaaa.....jajajja!! Fanboy? Puede, lo reconozco, Si algo funciona bien, para qué vas a cambiar? Puede sonar conformista, pero esto es como cuando vas a cenar al sitio de siempre en donde pides lo de siempre y te da por cambiar de plato. Que levante la mano quien no haya dicho "mierda, la próxima vez vuelvo a pedir lo de siempre!!" Pues eso, con Camelbak me pasa lo mismo. Es una marca que funciona, que mantiene su estándar de calidad desde aquel primer Camelbak que me compré en los 90, una marca yankee, como casi todo por aquella época en lo relativo al Mountain Bike. "Hydrate or die" decían. Mi primer Camelbak me duró unos 10 años y encantado con él. Cuando me reenganché al MTB pillé varias ofertas en Mammoth y así fue creciendo la familia: Lobo 2011, Chaos y éste último del que vengo a hablar, el Blowfish 2012.



Estuve tiempo buscando opciones más baratas que un Camelbak, lo reconozco. En principio el uso que le iba a dar era solamente para esta ruta Integral Guadarrama de tres días, tras lo cual no tenía previsto ningúna ruta de varias etapas. Probé una mochila de 18l del Corte Inglés, pero sin éxito, no cabía todo lo que pretendía llevar. Consulté también las Evoc y Poc pero el precio era prohibitivo. Así que me fui a mirar Camelbak. Consultando youtube y reviews de mochilas, estuve mirando mil modelos de los grandes, más grande que los Mule o H.A.W.G, parecían de senderismo. Modelos de 20/25 litros de capacidad. Incluso mirando en tiendas americanas para tratar de buscar una ventaja a la hora del cambio de divisa, aprovechando que un colega viajaba para allá, pero nada. No tenían o era demasiado complicado. Al final sonó la flauta y Mammoth (qué casualidad!) puso a la venta el modelo Blowfish 2012 por unos 71€, a lo que le restamos el dinero que tenía acumulado en la tarjeta, me salía por 66€. Creo que para los precios que suele manejar la marca, no me salió del todo mal la jugada.
 
 
 
La estética del Blowfish, como podéis apreciar en las fotos, es muy distinta a la mayoría de los Camel que vemos en el mundo del MTB. No tienen esa zona separada para llevar herramientas, o un habitáculo para meter la bomba, o esa bolsa aparte para meter casco o protecciones. Este es bastante espartano en cuanto al diseño: una pequeña asa reflectante en la cual poder enganchar un clip con una luz LED trasera, por ejemplo y luego dos bolsillos incluidos en la forma de la mochila. el primero, más pequeño sorprendemente profundo, pero con una cremallera que podría ser un poco más ancha. Y el segundo, el más gande de todos, con un pequeño separador de rejilla en la parte superior. 
 
 
Y por ultimo, un bolsillito en la zona superior, cerrado con una cremallera con una pequeña solapa protectora. Qué puedes meter ahí? pues a mí me cupo el Xperia Z de milagrito. Así que algo más pequeño, pero tampoco mucho más ancho. Una carterita, llaves, monedas, dinero...pero sin exceso. Algo a lo que queráis tener fácil acceso. Lo bueno es que ese bolsillo queda descubierto en caso de usar la funda impermeable. He de decir que en mi modelo no venía incluida, yo ya la tenía de antes, comprada aparte. Y que para el Blowfish, aún extendido a tope, lo cubría sin problemas y lo protegía. Comprobado, ya que en la etapa del sábado nos cayó un pequeño chaparrón.
 
 
Y por detrás, un compartimento separado del resto en donde va ubicada la bolsa de agua, modelo Antidote con su característico cierre de 1/4 de vuelta, con una capacidad de 2L de agua. A simple vista parece que no los tiene...pero sí, sí que los tiene. Aunque como veremos más adelante, ahí tendremos uno de los puntos negativos del Blowfish. Y el as bajo la manga...un forro que se despliega mediante una cremallera y que hace que pase de 15,5L a 21L de capacidad!!! Dentro de ese compartimento para la bolsa, hay una estructura semirígida en donde podemos anclar la lengüeta rígida de la abertura del antidote. Personalmente no lo hice ni me hizo falta.
 
 
La zona de contacto entre la mochila y el biker está equipada del "air-flow" característico de los Camelbak, mediante el cual el apoyo sobre la espalda se hace por módulos, dejando circular el aire. A ver, no es como si te enchufaran con un ventilador, pero no pasé más calor en la espalda por ir con la mochila, o al menos si lo pasé, no fue incómodo. Y como extra, supongo que por tratarse de una mochila que puede llegar a pesar más de 5kgs bien cargada, hay una franja vertical rígida en la espalda, lo que hace que la espaldera converse una ciera rigidez que viene muy bien a la hora de echársela a la espalda.
 
 
Los tirantes, bastante anchos y cómodos, con la clásica tira en el pecho para unirlos y que no vaya suelta. En mi caso nunca he usado ni he visto en la necesidad de usarlas. No se me suele mover en exceso ni en bajadas ni en subidas, ni siquiera cuando me pongo de pie sobre los pedales o en bajadas. Lleva incorporado el clip para sujetar el tubo de agua que sale de un rendija situada en la zona superior central de la mochila. A diferencia del Chaos que suelo llevar habitualmente, se me hacía raro quitarme la mochila sin tener que desenganchar el tubo de agua, ya que en el Chaos lo llevo enganchado en la tira del pecho. Sin embargo aquí el tubo denía la longitud suficiente para llevarlo atado al tirante derecho sin que llegara a molestar en la pierna al pedalear.
 
 
En el interior, pues como ya os he comentado.... En el interior del bolsillo pequeño hay un par de separadores de rejilla y el clásico colgante para enganchar las llaves, que da más por culo que es de utlidad, al menos para mí. Allí llevé dinero, tarjetas, cajita de herramientas, navaja suiza, funda de las Oakley, bote de Squirt Lube y en ocasiones llevé la bomba. Digo en ocasiones, porque al final resultaba más cómodo llevarla en el bolsillo grande, para así poder abrirlo del todo gracias a su amplia cremallera. Y en el bolsillo grande, otro compartimiento de rejilla, esta vez único, que ocupaba todo el ancho de la mochila en donde llevé un par de botes de champú y gel y un poco de papel con una bolsa de plástico de estas de verduras del super.
 
 
Como siempre en Camelbak, las cremalleras de buena calidad, no se atoran ni se atascan. Fáciles de abrir. La verdad es que han sido tres días en los que he distrutado con la mochila. Y más viendo como mis colegas llevaban lo mismo en mochilotes mucho más grandes y pesados. También hay que reconocer que uno de ellos llevaba herramientas y recambios como para arreglar cualquier avería en mitad del monte (ahí entra el dilema de qué llevar y qué dejar en casa) . También es que hay que saber doblar la ropa, que ahí se gana mucho espacio, jejeje.
 
 
Y bueno...vamos a los puntos negativos, no todo va a ser perfecto, aunque sí que son más los puntos positivos que negativos:
 
1.- falta de argollas en los tirantes: el chaos tiene un par de argollas a cada tirante que vienen muy bien para enganchar ahí las gafas cuando subes, o cualquier cosa de forma temporal
2.- cinchas o rejilla exterior: comparándolo otra vez con el Chaos, al Blowfish le faltan unas cinchas exteriores o la posibilidad de usar alguna rejilla en caso de tener que llevar algo fuera de la mochila. Me explicaron este finde que se recomienda no llevar nada fuera de la mochila, pero para situaciones puntuales, no vendría mal. Por ejemplo, este finde tuvimos que llevar un par de barras de pan y claro, dentro de la mochila no cabían. Tuve que improvisar con el impermeable del Camelbak haciendo las veces de rejilla para sujetarlo. Sería tan fácil como que llevara unos enganches en los tirantes y en la parte baja de la mochila y enganchar ahí la rejilla.
3.- Tanto en el Lobo como en el Chaos, el tubo del depósito sale por el tirante, por la zona superior. Hay un hueco que comunica con el compartimento del depósito, lo cual te permite sacar el tubo por la izquierda o por la derecha al gusto del consumidor. En el Blowfish sin embargo, sale por la parte superior y eso hace que en las bajadas, si te inclinas mucho, te chocas la parte trasera del casco con el tubo, nada demasiado grave.
4.- En caso de estar la mochila muy llena, cuesta meter el depósito de agua lleno del todo.
5.- Debido al tipo de mochila que es, en el que se suele llevar mucha ropa y cosas, se hace un poco complicado comprobar cuánta agua queda en el depósito. En el Chaos o en el Lobo o en cualquiera de tamaño medio, basta con pellizcar un poco la base de la mochila y ver lo que queda. Aquí...complicadillo
 
 
Aún con todo eso, es un mochilón. Como veis en las fotos, he podido llevar todo lo necesario para una ruta de tres días, y aún podría haber hecho 4. He ido super cómodo con él. En fin, no me queda nada por comentar...que recuerde.
 
 

martes, 16 de septiembre de 2014

Prueba de Merida Big Seven XT Edition

Se acercaba la vuelta nocturna al Anillo ciclista de Madrid y yo seguía sin mi Alma...para variar. Bueno, y a fecha de hoy, sigo sin ella, qué raro. Y teniendo la GT en el dique seco hasta, por lo menos, Noviembre, decidí acercarme a Cross Chicken, a ver si me podían ofrecer una solución. Y en efecto, tenían disponibles bicis en alquiler y no cualquier bici cutre, para salir del paso, machacada, no… Por una parte, tenían una Merida One Forty de 27,5 y en el terreno rígidas, unas Big Nine XT Edition y Big Seven XT Edition. La putada, como casi siempre en mi vida, el problema de la talla. Pero bueno, como era solo para un finde corto, decidí coger la más grande que tenían, una 20”...cuando yo debería llevar una 21” o si me apuras una 22” como es mi GT, pero ahora se llevan los cuadros pequeños, así que lo dejaremos en una 21”.


Fiel a mi gusto bicicletil, elegí la rígida, la Big Seven XT Edition. Una 27,5” montada a tope con el XT, a excepción de los frenos que son unos Shimano M596 y la cadena, una KMC que no deja nada que desear frente a la XT y el piñón, un 11-36 del SLX. Con un pedalier de tres platos bastante escalador con la combinación 40-30-22 no me iba a quedar sin desarrollo para las rampas que hay por la zona de Hoyo, pero sí podía quedarme rápidamente sin desarrollo de cara a la Nocturna por el Anillo verde. En comparación, la Alma lleva un 11-34 con un triple plato de 42-32-24 con el cual nunca he visto justo a la hora de escalar. Otro buen detalle que traía la Merida, era un sillín marca Selle Italia. La Alma que llevo llevaba un sillín propio de su marca y aquella GT que me compré en su momento, llevaba uno de WTB, que sin ser una marca “blanca”, tampoco es una marca puntera en sillines como pueden serlo Selle Italia, Fizik o incluso Specialized (como el que monto habitualmente).
 
En cuanto al resto de componentes, poco más que decir...la mayoría de Merida y a destacar, una tija de carbono. Faltaban los pedales, que venía sin ellos, por lo que añadí mis clásicos SPD-525. Si no conoces esos pedales...deja de leer, no mereces seguir leyendo este blog, jejeje. Unos clásicos de toda la vida. Uno de los principales puntos negros que le ví a la bici, por ponerle alguna pega (no todo va a ser perfecto), fueron las cubiertas. La Big Seven monta unas Schwalbe Rocket Ron 2.1” que dan un balón correcto pero aún así me llevé unos cuantos sustos. Habitualmente, llevo unas Maxxis Ardent Race delante y Maxxis Ikon atrás y hasta la fecha me han ido de perlas. El terreno por el que pedaleo es arenoso, con zonas pedregosas, bastantes rocas y raices. Y en las zonas de arena...hubo varios "huuuuyyy!!!!" pero bueno, nada peligroso. De la tracción no tengo queja, varias veces me puse de pie en algunos repechos pedregosos y ahí aguantaba bien la Rocket Ron, ningún resbalón. También puede que influya el hecho de que en una rueda de 27,5”, hay más superficie de contacto entre al cubierta y el firme.


La horquilla que monta es una Rock Shox 30 Gold. Ando bastante perdido en general en horquillas desde que volví al Mountain Bike. Sí, parezco un viejo carroza que se quedó en la gama Judy de Rock Shox, las Manitou I, II y III, aquellas Marzocchi XC que perdían más aceite que Jorge Javier Vázquez y las Fox que se adentraban poco a poco en el mundo del DH. Así que tengo que hacer uso de la wiki y de la web de Rock Shox para saber que la 30 Gold equivale al rango medio de Rock Shox. Esta Gold 30 llevaba un mando remoto de bloqueo y un control de rebote. No tuve que regular la presión del aire, así que me evité esa comida de tarro. En general estoy muy contento con su comportamiento y las sensaciones que me dio. Pude probarla en una zona de Hoyo con bastante piedra y escalón y absorbe y rebota muy bien, nada descontrolado, aportando mucha seguridad. No sé si será también por que las ruedas eran 27,5” frente a mis 26”, pero fui muy seguro por zonas por las que suelo ir con cuidado con la Alma. El manillar también tenía un anchura muy similar a la que llevo en la Alma y los puños de Merida muy cómodos. Así que en el puesto de conducción, ningún problema por estar sobre una bici distinta a la mía...aunque después del tiempo que llevo sin usarla, tampoco es un cambio tan brusco.

Tengo que confesar que no soy un gran seguidor del bloqueo de horquilla, en la Fox no lo uso, ni en la Marzocchi COMP ETA de la GT ni en esta Rock Shox. Lo usé un par de veces nada más en la nocturna al Anillo verde, en un par de rampones que me puse de pie sobre los pedales, pero pocas veces más. También es que notaba el gatillo demasiado fuerte, me daba miedo que se pudiese romper, me lo esperaba un poco más suave. Recuerdo aquella Spark 720 que probé con un twinloc de bloqueo remoto y era bastante más suave. No lo he dicho al principio, pero esta Merida proviene de los “test days” que hace la marca alemana, así que quizá esté un poco trillada y no les hubiese dado tiempo a ponerlo todo “fetén”.

 
Del sillín no voy a hablar, porque cada culo es un mundo, jejee. Yo llevaba tiempo sin coger la bici y acabé un poco dolorido. Pero ya os digo, mi sillín habitual es un Spec Avatar Gel y me va de lujo, probado y testado en pruebas largas como la Monegros o la Madrid-Segovia. Pero ya digo, quizá con más tiempo, me habría hecho al Selle Italia.


En el aspecto transmisión, pues qué os voy a contar del XT...Para mí siempre fue objeto de deseo, más incluso que el XTR que lo veía reservado a Pros y competiciones de alto nivel. De hecho, junto con el XTR, es el único grupo por el cual no ha pasado el tiempo en cuando a nomenclatura...el XT siempre ha existido, junto con el XTR. Por debajo, Deores varios, Deore, Deore SL, SLX, DX, XLC, etc, etc. En la Alma llevo casi toda la transmisión XT y falta de los pulsadores, y eso es lo que más noté. Bueno, para empezar, se nota que la rueda trasera y su eje están perfectamente alineados, porque el cambio iba perfecto, en cada piñón, saltaba sin problemas, se engranaba en la corona a la primera. Y como ya he dicho anteriormente, tienen sus kms detrás en “test days”. Sobre todo porque llevas una bici que no es tuya y como que vas con menos cuidado, jeje. Y te da igual quizá cambiar en una situación de fuerza, o algo que no harías con tu bici habitual, propia. Tengo que reconocer que me vi en una situación similar en algunas rampas de Hoyo y no dudé en subir coronas, piñón a piñón y la cadena fue como la seda. Del desviador, poco que comentar, un XT, de tiro inferior. Personalmente prefiero los de tiro superior, se manchan menos en condiciones de barro y aunque estaba un poco duro (repito que era una bici de test days) fue muy preciso y la cadena cambio de plato sin problemas, ni saltos ni resbalones.
 
Lo que más me sorprendió y desconocía, es que el pulsador para bajar coronas puede bajar de dos coronas en dos coronas frente al corona-a-corona de mis pulsadores SLX habituales. Normalmente, se suele hacer uso de este cambio de coronas de golpe para subir de piñones ante un repentino repecho, pero normalmente, el bajar coronas, siempre lo hecho clic-a-clic, sin necesidad de bajar varias coronas de golpe. Pero lo bueno que tiene la zona de Hoyo de Manzanares es ese perfil rompepiernas, rampas fuertes que rompen la media de velocidad y que finalizan en una rampa cuesta abajo en la que necesitas bajar varios piñones de golpe si no quieres perder velocidad. Y con esta Merida pude sacarle provecho a esa característica de los pulsadores.
 
 
Lo único malo, por ponerle alguna pega más a esta Big Seven, es que en el mismo bloque de pulsadores, están también incluidos los frenos. Con lo cual, si quieres tener la maneta de freno más cerca de la mano, también tendrás cerca de los dedos los pulsadores, un pelín largos en este XT y algún roce me llevé por la punta del gatillo. En mi Alma por ejemplo, llevo la maneta de freno más pegada al puño y algo más alejado, el pulsador. Por poner más pegas, lo que comentaba al principio del desarrollo. Opino que es una combinación de platos y piñones enfocados a un terreno rompepiernas, sube y baja, con fuertes rampas, bajadas técnicas en las que no sea necesario pedalear demasiado. En cuanto el terreno se incline hacia abajo y el firme no sea muy técnico, te peudes quedar corto de desarrollo. Y eso me pasó en la nocturna por ejemplo, y bueno, que tuve ahí al Hombre del Mazo rondándome. Sin embargo, en los kms que hice por Hoyo, ni me faltó ni me sobró desarrollo, pero me hubiese gustado poder probar un XT con el 2x10. Para 3x10 ya tengo mi Alma y además ese 2x10 da como un aire más de pro, y siendo una “XT Edition”, me esperaba llevar solo dos platos.

De frenos, nada que objetar. Lleva unos discos de 180mm delante y 160 detrás, ambos centerlock. No noté esa holgura que me comentó el mecánico que suelen tener todos los centerlock, así que por ese lado, muy contento. Ninguna sensación de fatiga ni chirridos desagradables, pero no sabría decir qué compuesto de pastillas llevaba. También es que no crucé ningún charco ni nada. Un tacto bastante brusco eso sí, progresividad justa, pero manejables. No me llevé ningún susto por exceso de frenada y eso que me metí en unos cuantos escalones en donde había que medir muy bien la frenada para no salir por orejas.


Del resto de componentes, manillar, potencia, dirección...poco que decir. Materiales de la marca metidos en sus bicis. Algo lógico. Me gustó que la tija de serie fuese de carbono, un puntazo, aunque iba con un poco de miedo por aquello de la fatiga del carbono tantas veces leído en foros, pero bueno, con un uso normal no tendría que dar problemas. Como ya he dicho anteriormente, los puños muy cómodos y agradables al tacto. La bici venía sin pedales, así que le metí mis clásicos SPD-525 que tienen sus 15 años o más a sus espaldas y aún siguen dando el callo. Las llantas son unas Alexrim muy bonitas, con un toque brillante, estrechitas, me gustaron mucho. Parecía incluso con un aspecto “carbónico” que quedaba muy cool.

En comparación con aquella Spark de 27,5" que probé en el Test the Best de Cercedilla me atrevo a decir que el aplomo a la hora de bajar no lo daban, aunque sí ayudaban, las ruedas de esta medida, sino el conjunto de horquilla y amortiguador que monta la Scott. Me hacía falta probar una rígida de 27,5" para ver si las ruedas eran decisivas. Pero como he dicho anteriormente, esta rígida se defiende muy bien por zonas técnicas.
 


En fin, y a modo de resumen, un pepino de bici. Una 27,5 que aunque marca 11,6kg en catálogo, a mí me marcó 12,2kg en la báscula. Pero estoy seguro que poníendole tubeless y aligerándole llantas y varios compomentes se puede quedar en unos 11kg, incluso sub-11kg con una buena base, cuadro hidroformado de buen aluminio. Estéticamente, una pintura mate, oscura que personalmente me gustó muchísimo. En fin, muy recomendable y una muy buena base para mejorar, aunque de serie no desmerece en absoluto.

 

jueves, 12 de junio de 2014

Riaza B-Pro 2014

Otra carrera más al bote. Por ahora llevo la misma cantidad de carreras que el año pasado (Monegros, Rompepiernas y Rocosa frente a Monegros, Madrid-Segovia y Riaza) pero este año estoy teniendo mejores sensaciones. Quizá he entrenado más o mejor, pero salvo el problemilla estomacal que tuve en la Monegros (me dio mucha rabia porque creo que me podría haber metido en los primeros 1000 clasificados), este año estoy teniendo mejores sensaciones en las carreras y las clasificaciones acompañan y animan a seguir. Aunque me temo que voy a tener un parón forzoso durante este mes y quizá el siguiente...

 
El viernes anterior a la carrera, me fui a dar una vueltecilla, para soltar piernas...bueno, esa era mi idea, porque en vez de ser la típica vuelta corta de 30/40 kms en plan tranqui, salieron 60kms, en los cuales tuve que apretar los últimos 10kms para llegar a casa a tiempo para cenar con unos colegas. Así que llegaba el domingo preparado. Distinto de cuando fui a la Madrid-Segovia, que había pasado una semana desde la última vez que cogí la bici. Esta vez iba solo a la carrera, algo normal...de haberme acompañado mi chica, además de la hora y media de trayecto, tanto de ida como de vuelta, se tendría que haber tragado sus 4h14' de espera hasta que yo llegara. Que sí, Riaza es un pueblo bonito, pero muy grande no es y tampoco hay cosas en los alrededores en las que puedas echar el tiempo visitando. Enganché el GPS llegando al desvío de la A1 y el cabroncete me hizo coger la "circunvalación" de Riaza para entrar por la parte "de atrás" del pueblo. Llegué al aparcamiento que recomendaba la organización para utilizar, pero me di cuenta que luego había un paseo hasta el parque desde donde se salía y en donde se recogían los dorsales. Así que tras un par de vueltas en coche por el pueblo...ya un poco nervioso por no encontrar sitio, encontré uno cojonudo. Le debió de estar dando la sombra durante gran parte de la mañana y estaba a 500mts escasos de la zona de meta. Mejor imposible.
 
El motivo de haberme apuntado a la Riaza, es porque cancelaron mi amada y querida Rompepiernas y me ofrecieron la posibilidad de apuntarme a otras pruebas, de entre las que me quedé con ésta. Y claro, siempre pasa algo, y en esta ocasión fue que la persona que se ocupó de los trámites de gestión de las inscripciones se olvidó de apuntarme a la lista de inscritos. Menos mal que tenían dorsales de sobra y me asignaron uno libre. Muy majas las chicas de los dorsales, porque no me exigieron el comprobante de pago de la Rompepiernas ni nada. Se podrían haber puesto tontas y no permitirme la inscripción, así que desde aquí, volver a agradecerles la gestión realizada. Ya con el dorsal listo y colocado en la bici. Un buen detalle del dorsal, es que tenía una pequeña pestaña plegable, orientada hacia el ciclista, en donde se veía el perfil, muy útil. Me pareció una buena idea para otras organizaciones de carreras que podrían copiar.

 
Me fui al coche, monté la bici, preparé bien todo y me dirigí hacia meta. Rodé un poco por la zona del parque, pero ví que la meta ya empezaba a llenarse y había leído que hay zonas de la carrera en la que se formaban tapones, así que preferí ir metiéndome ya a esperar la salida. Durante el tiempo de espera al pistoletazo, no faltaron los típicos listos irrespetuosos que se cuelan, o directamente saltan la valla con la bici. Lamentable, cuando veo eso me da pena compartir afición con semejantes individuos. Supongo que se colocan ahí los primeros para ganar la carrera....ah, espera, que aquí no hay premio en metálico...gañanes!!! Deben de ser los mismos que no pueden perder las dos milésimas de segundo que se tarda en guardar el envoltorio vacío en el bolsillo del maillot o que no pueden permitirse el lujo de cargar con esos 5gr que debe pesar...
 
Puntuales, se dio el pistoletazo de salida. Los primeros kms cruzando el pueblo fueron neutralizados. Y otra vez, al igual que la Madrid-Segovia aproveché esos primeros kms para irme posicionando mejor, tampoco pretendía llegar a los primeros, pero si quitarme de en medio algunos que aparentemente iban más lentos, aunque luego quizá me adelatarían en carrera, pero eso no lo sabía. Al salir del pueblo, aún en neutralizada, unas buenas rampas de asfalto para ir calentando piernas. Y ya cuando nos soltaron, íbamos calentitos...Los primeros kms discurieron por una pista forestal con rodadas de coches bastante pronfundas en algunas zonas, además de tener bastantes restos de talas, con pequeñas y medianas ramas y troncos que volaban según pasaban los ciclistas por encima. Eso mezclado con el polvo que se levantó hacía muy peligroso el seguir a alguien. Corrías el riesgo de que se te cruzara algún palo en los radios y, además del consiguiente estropicio mecánico, estaba la Señora Hostia que te podías calzar. Pero claro, tampoco podías dejar demasiado hueco porque entonces se te colaba el que venia por detrás. En ocasiones había que pasar de una rodada a otra, de un lado a otro y claro, no podías apartar la vista del camino, con lo cual, no podías ver si venía alguien por detrás. Había que ir un poco a oídas. Y así llegamos hasta el primer desvío importante, en donde se separan la larga y la corta. Creo recordar que ahí o cerca del desvío vi el primer avituallamiento, pero era demasiado pronto para parar.

 
Poco a poco, aunque aún tuvimos algunos tramos con esos tipos de caminos rodados: dos roderas a cada lado y vegetación en el centro, empezamos a pedalear sobre pistas de firme uniforme. Con algunas bañeras eso sí, pero ciclables en casi todo el ancho. Lo cual daba más seguridad y más posibilidades de adelantamiento. Ahí tuve buenos momentos, de adelantar a gente con el plato metido, llevando una buena velocidad media. Iba mirando el cuenta y desde que salí, llevaba una media de 24km/h...iba fuertecillo y ahí estaba el dilema: tampoco iba con el cuchillo entre los dientes, pero tampoco se trataba de ir dando un paseo, algo de caña había que darle, no? Durante un buen rato, formé un pequeño grupo junto con una Cube 29 y una doble Giant. Nos íbamos dando relevos, no nos hizo falta hablar, yo tiré un rato de ellos en un falso llano que hubo al inicio de una larga recta y luego ellos me fueron tomando el relevo. Creo que lo hicimos un poco mal, porque normalmente, cuando se va a relevos, el primero se deja caer y de ahí surge la nueva cabeza de grupo. Pero aquí fue un poco al revés, la nueva cabeza de grupo subía desde atrás para ponerse alante. En fin, somos bikers, vamos contra todo protocolo, jajaja.
 
Llegamos a un segundo avituallamiento y ahí volvía a tirar yo del grupo, una bajada y me separé de ellos sin querer. Iba mirando para atrás, pendiente de ellos, pero me dijeron que siguiera, que ellos iban a parar. Así que nada, un sorbito al camel y a continuar. A partir de ese segundo avituallamiento comenzó una larga subida bastante tentida, salpicada de unas pocas bajadas. Un poco incómodo, pero aguanté el ritmo. Alguno me adelantó, pero no me dejé llevar por la emoción de querer seguirle el ritmo. Si tenía que ser, ya le pillaría, sino...pues no pasaba nada. Como a mitad de la subida fuerte, la primera importante del perfil, llegamos a un avituallamiento. Ví a poca gente parada, a mí me seguía poca gente, de hecho solo ví uno a lo lejos, así que decidí parar. Los voluntarios del avituallamiento muy bien, rápidos, ágiles. Había agua, aquarius, rellené el camelbak y seguí adelante.

 
A partir de aquí empezaba lo malo. Un camino roto, salicado de piedras en las rodadas, no había por donde cogerlo. Monte bajo, algo de hierba seca, lápidas de pizarra y la pendiente que cada vez se empinaba más y más. Engrané el plato pequeño. Desconocía los kms que me faltaban, aún teniendo la altimetría y la distancia en el manillar, no es lo mismo que conocer el terreno de primera mano. Encima se puso a soplar fuerte...de cara, por supuesto. Pensé que el viento sería igual de puto para todos, pero debió de serlo solo para mí porque me adelantaron unos pocos en la subida. Por suerte salimos del tramo malo y conectamos con una pista. De haber sabido que ya quedaba poco hubiese apretado, pero no me veía con muchas fuerzas. Llegamos a un llano, y de repente un descenso...me costó reaccionar y darme cuenta que ya era la bajada. De hecho, mi cuentakms no coincidía con el punto kilométrico de la cima que indicaba el mapa de la ruta. Aproveché para darle un buen mordisco a la barrita y dejarme caer. Mirada atrás, nadie me seguía y los de la subida estaban lejos, así que me dejé llevar, sin prisa, pero sin pausa. Pista ancha, gravilla suelta, terreno seco...las Ardent Race cumplieron fenomenalmente. Sin pedalear llegué a alcanzar los 55km/h bajando, el desnivel era considerable. De repente, empecé a ver a gente en los lados del camino arreglando pinchazos, estaba de suerte, al menos recuperaría los puestos que perdí en el ascenso. Pasé de largo un avituallamiento, crucé un pueblecito, demasiado rápido quizá, de haber salido algún perro o gato de algún rincón habría sido hostia segura. Animos y aplausos por parte de la gente.

 
De repente, me encuentro con un grupo de cuatro bikers dando marcha atrás porque se habían pasado un desvío. Menos mal que les ví, sino me temo que habría seguido todo recto. Y lo más seguro es que más participantes sufrieran esa misma suerte, eso me comentaba el chico que llevaba por delante, que pasa todos los años. Tomamos un sendero estrecho, en mal estado, bordeando unas huertas, con maleza, zonas de barro..otras zonas con pizarra ligeramente en ascenso. El típic sender estrecho que va por una ladera, que como te vayas un poco de lado, te vas por el talud irremediablemente. Volvimos a conectar con una pista de bajada, cruce, intersección, desvío indicado por un voluntario, cruzo un puentecito de piedra y de repente...dos alternativas, derecha o izquierda....joder!! por dónde tiro? joder!! me van a alcanzar por detrás....y a esto que avanzo un poco más y veo una tira y un sendero que sale por entre unos arbustos. Pues por allí!! un sendero muy estrechito y empinado que sube haciendo zetas por una ladera llena de pizarra y tarde o temprano, tenía que pasar. "pssss.....pssss....psssss....psssss". Joder, pinchazo!!! Ah no, espera, ya ha dejado de sonar. "pssss....psss...pssss..." vuelve a sonar el maldito ruido!!! Me paro rapidamente, engrano el plato grande y piñón y le doy vueltas a los pedales, hay que sellar el agujero lo antes posible para evitar tener que perder tiempo poniendo una cámara. Le doy vueltas a al rueda, me adelantan un par de tios. Mierda, uno de ellos es al que le pegué un grito en el desvio de antes para que no se perdiese. Gracias, Karma/Murphy, parece que vais los dos cogiditos de la mano por este mundo. Le doy un poco de aire a la rueda y sigo. Vuelvo a oir el dichoso ruido, pero veo que la goma sigue con presión suficiente, así que continuo.

 
A partir de ahora empezaba la segunda subida larga, compuesta por múltiples tipos de terrenos y desniveles. Por ahora, tenía que ir por un sendero roto, lleno de piedras, super incómodo y ligeramente técnico. Tenía a uno por delante pero no tenía huevos de cazarle y eso que él parecía estar igual de jodido que yo, pero quizá también le estaba echando las mismas ganas que yo en seguir adelante. El sendero desembocó en una pista llana, que de repente se tornó en una subida con una cierta inclinación, pero pude continuar con el plato mediano. Sin embargo, empezamos a pedalear sobre un terreno mojado por culpa de un rio que bajaba casi ocupando la totalidad de la anchura del camino y eso hacía lastrar en exceso. Con lo cual me ví obligado a volver a poner el plato pequeño y bajar algunos piñones para tener algo más de cadencia. Cruzamos un pueblecito, algo de llaneo y pisteo y de repente, de lleno a un bosque de robles y en los primeros compases de la subida habia que estar atento a tres zonas: sendero para no pillar la típica raiz saliente que puede provocar que revientes o pinches, a la altura del manillar para evitar las ramas bastante duras y que no se te engancharan en el manillar, y finalmente, a la altura de la cara para no tragarte una rama....vamos, una zona ligeramene incómoda. Además, al no tener a nadie delante, no podía usarlo de referencia para ramas o trayectoria.


Según iba avanzando por el sendero, la inclinación cada vez era mayor. Veía como los de delante tenían que poner pie a tierra y aunque estaba cansado, fui capaz de continuar dando pedales...aunque tampoco iba mucho más rápido que ellos. De hecho, en uno de los escalones que tenía el sendero, casi me voy para atrás. Me salvó que pude alcanzar con la mano derecha un tronco, sujetarme, y luego impulsarme hacia adelante para seguir pedaleando. Pero ya llegó un punto en el que tuve que poner pie a tierra. Fueron unos 500mts de pateo, que hicieron eternos. Menos mal que no tenía a nadie detrás a la vista. Solo delante de mí la Alma 29 y una Occam. Y ya por fin llegamos al penúltimo avituallamiento. Aquí tuve que parar porque estaba sin agua....aunque creo que podría haber pasado de parar. Bueno, ahora lo digo a toro pasado, pero en aquel momento, no veía la hora de dar un sorbo de agua, aquarius o lo que fuese. Pero ni punto de comparación con el otro puesto de avituallamiento. Aquí las bebidas estaban tibias, del tiempo, lo cual me extraña ya que aquí estábamos al lado de una carrera de fácil acceso, mientras que en anterior avituallamiento, estábamos poco menos que en el quinto culo. Y encima las voluntarias de cháchara entre ellas...Yo iba con algo de prisa, llámame flipado o loco por intentar hacer un buen tiempo y que no me adelantase la gente que iba detrás de mí.

 
Con el Camelbak relleno, emprendíamos el descenso final...descenso? y unos cojones!! una serie de toboganes destroza-piernas, como si no estuviésemos ya cansados. Allí nos fuimos alternando el de la Alma y la Occam que también pararon conmigo. Bueno, el de la Occam se había perdido un desvío y por eso le alcazamos. No conocía muy bien este tramo y tampoco quería darle mucha caña. No eran toboganes muy pronunciados, pero a estas alturas y con las fuerzas mermadas, no había huevos a hacerlos con el plato grande. Y de repente, llegamos al último tramo, un maldito sendero lleno de rocas que iba vadeando un riachuelo con algunas trialeras que, juntado con el cansado acumulado, se hacían más complicadas de lo que eran a simple vista. Conseguí ponerme por delante de Alma 29 y Occam para encarar el primero este sendero. Además, justo cuando estábamos llegando, alcanzamos a otro grupo y conseguí colarme de los primeros. Pero enseguida me adelantó una Cube 29....Cube 29" que acabó pinchada. Si es que van como locos, jejeje. A estas alturas de la carrera, ni pregunté si le faltaba algo. Ya para lo que faltaba....Me adelantó otra 29", pero que acabó hostiándose al quedar su rueda trabada entre dos piedras. Para que luego digan que las 29" pasan mejor los baches, claro, claro XDD. Yo iba un poco agobiado porque pensaba que iba frenando a mis perseguidores, ya que oía el traqueteo de las cadenas por detrás de mí. Pero debía de ser mi propio eco ya que hubo un momento que giré la cabeza y el de la Occam iba bastante lejos.



 Ya por fin entrada al pueblo y gracias a las indicaciones de varios voluntarios, llegué al parque de meta. Ultimo vistazo hacia atrás, y ya había perdido completamente de vista a mis perseguidores. Eso es que no fui tan mal en el último tramo. En la llegada a meta, cuando ya me estaba hidratando, me empecé a fijar en la gente que ya había llegado....y flipé un poco. ¿¡cómo era posible que hubiesen llegado antes que yo?! Pero ya hablando con uno de ellos que me preguntó si venia de la corta o la larga, me di cuenta que la mayoría venían de hacer la corta en unas 3h... Al final, un tiempo neto de 4h16', a menos de 1h del primero. Y nada, me fui a por mi bocadillo de tortilla de patatas y me lo comí tirado en el cesped del parque del que salíamos, al solecito, con una ligera brisa...muy cómodo la verdad. Luego al coche, que estaba ahí cerca, meter la bici, cambiarme y para casa!!




domingo, 8 de junio de 2014

Primeros kms con las nuevas cubiertas

Como ya comenté anteriormente en el blog, hace unas semanas cambié de cubiertas y no fue pequeño el quebradero de cabeza que tuve a la hora de elegirlas. No voy a repetir las opciones que estuve barajeando ya que eso ya está explicado. Me paso por aquí para contaros un poco la experiencia en estos primeros kms con las cubieras nuevas.
 


 
Después de todo, me acabé comprando una Maxxis Ardent Race 2.2 3C EXO tubeless delante y una Maxxis Ikon 2.2 3C (sin exo) también tubeless. En un principio, la medida 2.2 se me hacía un poco ancha de más. "Van a lastrar un montón!!", "Voy a ir cual lapa!!" eran los primeros pensamientos que tuve. De peso están muy bien. En comparación con la anterior combinación High Roller II 2.1 tubeless delante y Larsen TT 2.0 detrás, he aligerado unos casi 250grs que para un elemento en movimiento como son las ruedas, se nota.
 
 
Una de las recomendaciones que más me habían hecho, era poner Monorail tanto alante como atrás. Y para un uso pistero no niego que sea una cubierta excelente, pero buscaba algo con un poco más de taqueado central, que tuviese algo más de grip...o al menos lo pareciera. Y creo que con el cambio he acertado.
 
 
De la trasera, estoy encantado. Las siglas 3C significan que su taqueado tiene tres tipos de compuesto, siendo el lateral el más blando para ayudar en el paso de curva y agarrarse más al terreno. Y el taqueado central es más bien tirando a duro, para aguantar más el desgaste del rodaje y para ofrecer menos resistencia. No niego que lastre un poco más que la Larsen TT, estamos hablando de una cubierta de 2.2, aunque con un perfil más cuadrado que redondeado, frente a una cubierta de 2.0. Pero no lastra mucho más, y la ganancia en tracción y agarre frente a la Larsen TT es muy notable. Le separación entre tacos permite que expulse correctamente el barro y no se quede enganchado como pasaba con la Larsen TT.
 
 
Y delante, más de lo mismo. Con las High Roller iba muy seguro en terrenos húmedos, incluso con barro. Sus tacos grandes y separados trazan muy bien y durante la época de lluvias, iba encantado con esta cubierta, era una gozada. Iba super fino en tramos en donde hubiese ido completamente vendido en épocas de secano. Pero llegó el tiempo seco e iba completamente vendido en las bajadas. Por eso elegí la Ardent Race, con un taqueado pequeño en el centro de rodadura y un taqueado lateral continuo, lo que hace que no pierda adherencia. Lo he comprado y en las últimas carreras realizadas, me ha ido muy bien en las bajadas, me noto más seguro. No es que baje como mi tocayo Vouilloz, pero ya no voy tan inseguro como con las High Roller. Estas Ardent Race también llevan el compuesto 3C, lo que le da un plus de agarre lateral. Y además lleva el refuerzo lateral EXO, frente a pellizcos, que para una rueda delantera, no está nada mal.
 
 
En fin, creo que ha sido una buena compra. De hecho hoy en la salida de la Riaza ví a otro chaval con la misma combinación exacta. Y hablando con mi mecánico, me comenta que en el circuito de XC mucha gente está llevando esas cubiertas. En fin, ya veremos, pero por ahora, muy contento y para los terrenos en los que me suelo mover, dan muy buenas sensaciones.

martes, 3 de junio de 2014

A lomos de una Spark 730

Hace como cosa de un año, pude apuntarme en unos "test days" de Scott y probé una Scale 910. Un auténtico pepino...fibra de carbono, full XT 2x10 (con unos frenos estupendos), ruedas Syncros...la verdad es que una bici "pata negra". 29", por supuesto. Ya que mi bici habitual es una 26", quería probar algo distinto. Las sensaciones fueron muy buenas, pero el tiempo de prueba un poco escaso. También es que llevé un pepino de bici y no es comparable con mi Alma H10. Quizá lo mejor habría sido probar una 29" equivalente a la mía. Fue algo así como tener un Focus ST y probar un Aston Martin, quizá habría sido mejor probar un Focus RS.
 

 
Y este finde pasado se me volvió a presentar la oportunidad de probar una Scott. Esta vez tuve la oportunidad de probar una Spark 730. Es el modelo "básico" de carbono de la línea Spark. Cuando digo "básico", me refiero a que pesa unos 12,4kg según catálogo y cuesta cerca de 3.000€ también según catálogo. Pues eso, básico. Viene montada con el sistema twin-loc mediante el cual puedes regular los recorridos de la horquilla y del amortiguador en marcha. Desde el modo bloqueo, hasta el modo abierto, pasando por el modo tracción.

 
Este sistema resulta muy útil, ya que te permite regular los recorridos tanto de la horquilla como del amortiguador a la vez. Y es muy cómodo llevar ese mando en el manillar, en vez de tener que actuar directamente sobre la horquilla o sobre el amortiguador en caso de no llevarlo en el manillar. Sin embargo, hablando con un colega de la peña, me comentó que tanto el twin-loc de Fox como el mismo mecanismo de Rock Shox dan muchos problemas mecánicos y fallan con mucha frecuencia. Llegan muchos de esos mandos a sus manos diariamente, con lo cual, se me quitan las ganas de gastarme una pasta considerable en una doble, para que luego, uno de los mecanismos fundamentales de la suspensión total falle y dé problemas. Es una lástima, ya que lo que pude probar de la suspensión me encantó. No me considero mal bajador y con esta doble disfruté a tope y fui a velocidades a las que no habría ido con la Alma. Baja con mucho aplomo, los cortados los pasa como si nada, ni me enteré de las raices por las que pasé. Hubo incluso un par de momentos en los que, al salir de una curva, me encontré con un cortado del cual no sé cómo me habría librado con la Alma, pero con la Spark pensé que si el de alante había pasado, yo también y tiré un poco de manillar y sin problemas. También influye que el ángulo de pipa de esta Spark es algo más relajado que el de la Alma, más racing, más cerrado.
 
 
Escogí una L, ya que en la prueba de la Scale 910 había cogido la misma talla. Creo que coger una XL habría sido un error, porque ya en esta L iba algo estirado. Pero no me pareció que el sillín estuviese exageradamente echado para atrás, lo cual me rayó un poco. No conseguí encontrar mi postura ideal, quizá por el ángulo de la potencia, por el manillar...no sé, no iba cómodo. Y en un par de subidas un poco técnicas que tuvimos, lo noté. No sé, era como que veía demasiado la rueda delantera por delante del manillar y me daba un cierto punto de inseguridad en las subidas.
 
 
Hubo un pequeño tramo de sendero, con algunas curvas ciegas, rocas escondidas, raíces en el cual me sentí torpe. No sé si por el hecho de llevar una doble, en la que el salto (o bunny-hop) se me antoja más complicado de realizar que en una rígida o qué, pero me sentí como vendido. Fui pasando por encimas de las raíces, pero más por inercia de la bici, que por controlarla yo. Sin embargo, cuando probé la Scale por aquellos senderos de la zona del Gasco, no noté esa inseguridad (y eso que era 29"). Sí que se notaban las ruedas más grandes a la hora de trazar, pero ni por asomo el titubeo que tenía con la Spark.
 
 
En resumidas cuentas, la gran mejora, la gran diferencia que he notado, obviamente, ha sido la suspensión total y una diferencia de geometría, sobre todo a la hora de llanear y de bajar zonas complicadas. No tiene color, se nota muchísimo. Pero también noté esa diferencia -mejora- (aunque en menor grado al tratarse de una rígida) cuando probé la Scale. La zona del Gasco también tiene algunas raices y con la 29", se iba estupendamente. Lo del twin-loc es un punto muy importante a tener en cuenta, si no fuese por los fallos mecánicos que me comentó este colega. Y a la hora de subir, aún con todas las mejoras que tienen ahora las dobles...yo seguía notando esa falta de rigidez en el tren trasero. Quizá si pudiese disponer de una doble perfectamente ajustada a mi talla, en la que fuese 100% cómodo como voy con mi Alma, las sensaciones habrían sido distintas. Pero si lo comparo con las sensaciones que tuve con la Scale (otra bici de prueba que venía con un ajuste "por defecto"), en la Scale me encontré más a gusto.
 
Así que si tuviese pasta, está claro que a por una doble de cabeza...pero si he de ahorrar para comprarme una bici, sería una rígida. La última cuestión ya es si de 29" o 27,5". Pero para la próxima edición del Test the Best, lo tengo clarísimo. Volveré a probar una doble y en otra sesión de pruebas, me gustaría probar una rígida 29" y una 27,5. Hacer ambas pruebas de seguido, según me bajara de una, subirme a la otra y ahí comparar. Pero bueno, eso ya queda para el año que viene o si durante este año me surge la oportunidad de asistir a algún "test day" de alguna marca.

lunes, 26 de mayo de 2014

Madrid-Segovia 2014

Después de la desastrosa Monegros de este año, ésta era la otra prueba de larga distancia de este año. Desde que volví de Monegros, había estado entrenando, haciendo rutas largas, de entre 60-80kms, saliendo a correr entre semana. Está claro que podría haber hecho más, eso seguro, pero tampoco quería cogerle manía a la bici como me pasó el año pasado de tanto entrenar para la Rompepiernas, que incluso después de verano, tuve un serio ataque de "vaguitis" y desgana con la bici. Una semana antes de la carrera, me hice parte del recorrido, incluido el temible tramo de la Marmota para tener una toma de contacto con el terreno. Salió una ruta de unos 85kms con muy buenas sensaciones y luego la semana previa a la carrera, un par de salidas a correr entre semana para tampoco estar sin hacer nada. 


El día anterior...bueno, más bien la semana anterior, tuve el quebradero de cabeza de qué ropa llevarme. Las temperaturas descendieron bastante, hubo lluvias, incluso nieve en la cima de la Fuenfría y estaba indeciso. Botas de invierno, zapatos de verano...chaleco, chaqueta fina, qué llevar??!! Al final me decidí por comprar unos manguitos el viernes anterior y salir con las Sidi de verano con calcetines de invierno. Arriba cullote corto y por encima, térmica de manga corta y maillot de verano. Para protegerme, me llevaría el chaleco de Orbea y el chubasquero en el Camel en caso de que nos pillara la lluvia o que la bajada de la Fruenfía fuese muy fría. La noche anterior, todo listo, bolsa con la ropa para ducharme en Segovia (esa era mi intención), bici en el coche ya lista, todo listo.

A las 5h50 sonó el despertador, quería tener tiempo suficiente para desayunar y demás quehaceres mañañeros para llegar con tiempo a la salida, desde el polideportivo Tres Olivos en Fuencarral. Esta vez el desayuno fue normal, tostadas de mantequilla y mermelada, unas galletas, zumo de naranja y nesquick. No iba a meterme un desayuno con pasta como en la Monegros de este año que no me hizo mucho bien. Mi intención era llegar allí a las 7h o cerca de las 7h y al final a las 7h15 estábamos allí aparcando. Hablo en plural porque la mejor y más estupenda novia del mundo (muchas gracias!! te quiero muchísimo!!) se dio el madrugón conmigo para acompañarme a la salida, llevarse el coche para casa y luego irme a buscar a Segovia. Además de hacerme una foto muy chula en la llegada y tenerme una sorpresa para la tarde en forma de sesión de SPA en el hotel Wellington de Madrid. Qué más puedo pedir. De bajada a la salida, me crucé con la furgo en donde iban Garra, Spielberg y Correcaminos...es decir, Angel, David y Jorge, tres colegas de la peña de Alpedrete que también participaban en la carrera.

Busqué indicaciones para buscar mi cajón, el primero y ahí vi un letrero que ponía 1-616 y por ahí busqué hueco. Tras acercarme a saludar y desear suerte a mis compis de peña (salvo a Spielberg que no pude dar con él), pasó como media horita de espera hasta la salida. Los típicos listos que se quedan fuera del cajón para colarse, demostrando que, por desgracia, comparto afición con gente totalmente falta de modales y educación. Suena el pistoletazo de salida y tras unos minutos sin poder moverme, arrancaba mi fila. Activo el endomondo y para allá que vamos. La salida es neutralizada por las calles de Fuencarral, cruzamos la M.607 y luego atravesamos Montecarmelo. Sin hacer el loco ni forzar la máquina, aproveché para ir ganando posiciones e ir avanzando hacia la cabeza. Y ya por fin entramos en los primeros caminos y senderos que discurren entre la M40 y las cercanías de la tapia del Pardo. Ahí llegaron los primeros tapones, bancos de arena suelta en donde a uno se le cruza la rueda y eso provoca un tapón; un estrechamiento en el camino que nos obliga a ponernos en fila de a uno también crea tapón...vamos, lo típico. No quiero ni imaginarme cómo sería atrás, con todo el mogollón. También se notaba que había gente en las primeras posiciones que no iba muy sobrada de técnica, para el cajón 2 quizá? pero bueno, tampoco vamos aquí a ganar dinero, todos tenemos derecho a participar.

Después de este tramo más o menos llano, nos acercamos a una zona de toboganes. Que empezaron con pendientes suaves con firme uniforme, hasta las últimas rampas, muy empinadas y con mucha piedra suelta. Seguramente los habría podido subir dando pedales, pero viendo que había gente que se caía por delante y algunos que ponían pie a tierra, no me lo pensé dos veces, y hasta donde no alcanzaba mi inercia, ahí me bajaba dando un saltito y con un par de zancadas llegaba a coronar la cima para volver a subirme a la bici de un salto. Así me quitaba de problemas. Tras los toboganes enganchamos el carril bici. Hasta ahora el ritmo ha ido bien, y la relación de adelantamientos me favorece y sin forzar, así que contento. En el carril bici engancho el plato grande, pero sin forzar, pero justo me adelantan dos y decido ponerme a rueda de uno de ellos. Van fuertecillo, pero sin llegar a machacarme. Tras un par de kms, dejamos el carril bici para enganchar el descenso que nos llevará a uno de los arroyos que desembocan en el embalse del pardo. Y ahí el cuerpo se nos quedó helado a más de uno. La cosa fue muy rápido, porque íbamos bajando bastante fuerte (durante toda la carrera me sorprendió lo bien que fui bajando, no es por echarme flores, pero me ví muy cómodo bajando a velocidades a las que no suelo bajar, será el cambio de cubierta?) pero pasamos al lado de una ambulancia y justo tras pasarla, un par de personas asistiendo a un ciclista, con toda la cara ensangrentada. Solo atiné a gritar un "ánimo chaval!!!" ya que por mucho que me parase, no creo que fuese a servir de mucha ayuda. Y unos metros más adelante, vimos un charco de sangre bastante notable. La caída debió de ser bastante seria...luego me enteraría de que al chaval se le salió la rueda delantera y bajando a la velocidad que debía de bajar, os podéis hacer una idea de lo mal que fue la caída.


Tras una serie de rápidos descensos, cruzamos un riachuelo (que alguno que otro ví cruzar a pata...y no era para tanto) emprendimos y lento pero largo ascenso en el que fui manteniendo posición, e incluso adelantando a algunos grupillos lo cual me daba ánimos. Me estaba planteando la carrera por "etapas" y de momento, mi finalidad era ir reservando para la subida tras el puente de la Marmota. Llegamos a la bajada al puente de la Marmota que había hecho la semana pasada, sin embargo estaba vez no pude hacerla subido sobre la bici. Tuve que poner pie a tierra debido a parones de la gente que tenía por delante...cada uno tiene sus limitaciones y quizá no es una bajada para todos. Claro, así se formó el hiper-mega-tapón de los que venían por detrás. Por una parte me alegro el haber apretado un poco desde la salida, para quitarme a gente de delante siguiendo los consejos de mis amigos oscenses de "tú aprieta todo lo que puedas, mejor hacer los últimos 10kms reventado que pasarse de reservón". Bueno, no lo seguí a rajatabla, pero casi, jejeje. Cruzamos el puente tranquilamente y luego enfilamos el pequeño sendero, siguiendo a un chaval con problemas en la cadena (poner cadena nueva sobre piñón antiguo es mala combinación). Es un sendero con varios tramos técnicos en donde tienes que pegar un buen tirón de manillar para sobrepasar ese tramo, si no lo conoces...te pilla de sopetón. Por suerte, puedo decir que me conocía el trazado de memoria desde Tres Cantos hasta Segovia y eso siempre da un punto en el resultado final. Este chico tuvo un detallazo, de avisarme en un momento que se iba a echar a la izquierda, para que yo le adelantara. Desde aquí le quiero dar las gracias, poca gente habría hecho eso. De todos modos, no iba tan mal, así que tampoco es que fuese frenando el grupo.


Salimos del sendero y enfilamos la pista de subida hasta la carretera de Hoyo. Plagada de "falsas cimas" o toboganes, a cada cual más cabroncete. Recuerdo la última carrera que hice por ahí, que esa subida se me atragantó, pero cuando el reconocimiento de la semana pasada, pillé una buena cadencia que apliqué el día de la carrera. Lo cual me permitió llegar bastante fresco al primera avituallamiento en donde estaba mi padre sacando fotos. Paré a coger unos plátanos y hablar un par de minutillos con él y luego ya arranqué, en dirección al puente medieval. Lo que había ahora es una zona un poco de sube-y-baja tirando hacia abajo, aunque las rampas iniciales parecían indicar lo contrario a quien no conociera ese tramo. Aproveché para adelantar a un par de parejas y llegando al puente medieval me enganché a dos compañeros con los que iba a coincidir de forma intermitente hasta la meta final. Un chico alto con una Scalpel y otro con una Alma de carbono. Tras pasar el puente medieval llegaba la subida a Manzanares. Una subida con unos rampones iniciales que luego se suaviza, sin dejar de subir. Es una subida que engaña, porque se presta a darle caña y puede desgastar. En las primeras rampas, el chico de la Orbea fue tirando de nosotros, y cuando llegó la zona más de falso llano, tomé el relevo y así llegamos hasta la bajada a Manzanares. Ese descenso tiene dos opciones: pistero o un sendero que discurre entre dos cercas de fincas con múltiples opciones de senderos, constantes desvíos que si no lo conoces, te puedes meter por una zona más complicada, llena de piedras y raíces. Ahí la verdad es que me sorprendió ya que dejé atrás a mis nuevos compañeros. Cruzamos Manzanares el Real para dirigirnos hacia la Pedriza, cuyos límites bordeamos en dirección a Mataelpino, por la cañada real.


No había que relajarse, ya que por ahí las rampas ya son más importantes, y ya llevaba unos kms en las piernas, la mayoría de subidas. Recuerdo que cuando hice la Rocosa el año pasado, con la mitad de kms, al paso por esta zona, iba vendido...por no decir jodido. Y ahora estaba yendo bastante cómodo...dentro de lo cansado que iba. Ahí me adelantó un par de grupos, pero pude mantenerme, incluso seguirles un poco. Llegaron las rampas más importantes, que nos llevarían a rodear Mataelpino, por la zona alta, claro, así hay más subida, jejeje. No me importó poner plato pequeño en un par de subidas y ver cómo el grupo al que seguía se alejaba un poco. Y por fin llegamos a una zona de descenso hasta otro avituallamiento, justo en el mismo sitio en donde la peña Alpedrete pone su principal avituallamiento de la ruta Caminos de la Sierra. Allí aproveché para reponer agua en el camelbak y seguir. Y ahí me volví a juntar con mis dos compañeros, Mr. Scalpel y Mr. Alma. Juntos emprendimos el descenso por un senderito por el cual discurre el camino de Santiago. Un sendero que tiene varias sorpresas con forma de roca, que si no las conoces, te hacen frenar...como tuvieron que hacer mis compañeros, lo cual me ayudó a darles caza y emprender la subida al pie de la Barranca a su rueda. En esa subida me adelantó alguno que otro y llegamos a la zona asfaltada del acceso a la Barranca. Esa zona era desconocida para mí y no quise forzar la máquina mucho, de hecho en ese tramo me adelantaron varios. Los primeros metros por asfalto fueron una larga subida tendida, cuya longitud desconocía. Luego enfilamos un llano, con algo de descenso por camino para desembocar en un fuerte repecho en donde ví a varios bajarse de la bici. Yo seguí con mi plato pequeño, sin forzar, pero dando pedales. Fuimos bordeando la base de la Barranca, pasando por delante del parque de bomberos y hasta llegar a la Fonda real en donde se pararía el crono del primer tramo. 3h49' eché para llegar hasta allí.


A partir de ahora tenía 30minutos para entrar en Cercedilla hasta el centro del pueblo, en donde estaba la zona del avituallamiento. Quería aprovechar esos 30 minutos para descansar, pero tampoco quería quedarme frio. Pasé a por un pequeño bol de pasta...una pasta poco cocida, aldente, de complicad digestión y encima con tomate, ideal para la acidez. Me dio rabia tirar comida, pero no me lo acabé, solo me zampé medio bol, pillé unos plátanos y un par de palmeritas de hojaldre y un poco de agua. Ni una mísera Coca-Cola había. Me pareció una cutrez de avituallamiento comparado con los que tenemos en la Monegros. Ahí volví a encontrarme por última vez con Mr. Scalpel. Arranqué tras unos minutos de reposo y en el tramo de llaneo que me esperaba, es donde más frio pasé en toda la carrera. De tener que pararme a ponerme el chaleco que me había quitado tras la ascensión de la Marmota. Joder...incluso llegué a plantearme el ponerme los guantes largos y la braga, me dolían las orejas. Llegué al cruce de la Renfe y enfilé la subida a las Dehesas...la jodida subida a las Dehesas. Bueno, justo tras el giro, estaba la alfombra que daba comienzo al segundo tramo cronometrado y casi me lo paso...no habría estado de mal que el voluntario estuviese un poco más al loro de nuestro paso. Creo que fue la única nota negativa de los voluntarios, ya que todos los demás que me encontré a lo largo de la carrera estaban muy pendientes de nuestro paso y nos indicaban hacia dónde tirar. Un 10 para ellos, creo que lo mejor de la carrera!!

La última subida larga e importante de la carrera...hacía tiempo que no subía por el tramo de asfalto, siempre había subido por la pista que bordea el lado izquierdo de este valle hasta los límites de las Dehesas, pero esta vez tocaba subir por el asfalto. Empecé con plato mediano, pero según las rampas se empinaban, acabé bajando al plato mediano y bajando algunos piñones. No sé si mantuve la misma relación de plato-piñón, pero llevaba una mejor cadencia. En este tramo fue donde peor lo pasé, y no por lo obvio de la dureza de las rampas, sino por la rodilla derecha que me empezó a molestar seriamente. Mentalmente iba bien, solo tenía que ir luchando contra la idea de pararme a descansar la rodilla. Eso fue durante el tramo de asfalto, quizá el más duro de la ascensión que, personalmente, divido en tres tramos: asfalto, pista hasta el Mirador de los poetas que reduce un poco el desnivel, pero está salpicada de varios repechos que machacan las piernas y último tramo más llano hasta el puerto de la Fuenfría. En el tramo de asfalto conseguí ir a rueda de un grupo bastante numeroso, pero que fui perdiendo según llegábamos a las rampas más fuertes del final del tramo asfaltado. Cuando llegamos a la zona de pista, ya engrané el plato mediano y pude separarme de mi perseguidor que había tenido a lo largo de toda la subida...bueno, eso pensaba yo, porque luego me alcanzó él a mí y me adelantó.


En este tramo, lo fácil era pensar que lo duro ya había pasado y meterle caña, pero no podía caer en este fallo, ya que no era la primera que esos repechos me pasaban factura y me hacían sufrir de lo lindo para llegar al mirador de los poetas. Y hablo de rutas con la peña, en donde llegamos aquí con la mitad de kms de los que llevaba yo....Con lo cual, tenía que contenerme, y más aún teniendo a varios ciclistas a la vista. No paraba de pensar "A por ellos, a por ellos!!", pero por otro lado no paraba de pensar "quieto, quieto, mantén el pedaleo, no te pases, quieto..." y gracias a este ritmo, quizá más bajo del que podría haber llevado, conseguí alcanzar a tres de los ciclistas que tenía en el punto de mira y llegué más o menos fresco al mirador de los poetas. Pero ahí tuve que parar, mi rodilla no aguanta más. Tuve que pararme un poco, estirar la pierna...todo el esfuerzo a la mierda, esos tres ciclistas que alcancé en la subida dieron cuenta de mí. Me armé de valor, pillé otro trozo de mi barrita y rearranqué. Aquí ya la cosa era distinta, el nivel era más plano, lo gordo de la subida ya había pasado, incluso había un ligero tramo que me permitió engranar el plato grande. Ya no quedaba nada de subida y aunque la rodilla me doliese un poco, tenía que recuperar las posiciones perdidas por mi parada. La pendiente se empezó a tornar en ligera pendiente hacia arriba, así que tuve que bajar al mediano, pero seguía pudiendo usar los piñones intermedios, manteniendo velocidad, pero con mayor cadencia, con lo cual iba más cómodo. Volví a alcanzar más ciclistas y a adelantarlos, poco a poco me acercaba al puerto. Iba concienciado, manteniendo el ritmo, pensando en llegar a la cima por encima de cualquier cosa. Y en los últimos metros hacia el puerto, me volví a encontrar con Mr. Alma, que iba algo más jodido que yo. Me quedé a su altura, charlando un poco, animando, "venga, que esto ya está, ya estamos arriba, vamosss!!!" Se ve que no conocía muy bien el terreno ya que me preguntó si faltaba mucho, qué va, apenas unos cientos de metros, ánimo!! ya estamos llegando. El ir a su ritmo me permitió descansar un poco, pero ya llegando al puerto, creo que él paró un rato a descansar. El voluntario que había en el puerto indicándonos hacia dónde había que ir me cantó que iba por el puesto 190. Eso me dio alas para emprender el descenso final hacia Segovia. Ahora tocaba descansar un poco hasta la fuente de la Reina, o eso pensaba yo...

Porque en vez de continuar el descenso por la pista ancha, nos metieron por la antigua calzada romana, llena de piedras (sigo sin comprender cómo podían ir por ahí los romanos con los carruajes...). Y allí no había Dios que pudiese descansar....la madre que los parió a los romanos...Todo piedras, lo cual no ayudaba mucho a descansar. Y en el tramo entre la Fuenfría y la fuente de la Reina, me adelantaron dos, con dobles, claro, jeje. Pero bueno, más o menos creo que no bajé muy despacio. El único tramo que tuve para descansar, fue un tramo de llaneo pistero entre la fuente y el desvío que nos llevaba a la última subida de la prueba. Allí pude adelantar a una pareja, que uno de ellos iba jodido. En el resto de la subida conseguí adelantar a dos más y ya por fin, llegó el descenso final.


Una bajada con algunas trialeras y regueros que había que sortear, algún montón de mierda que, de haberlo cruzado por accidente, me habría llegado hasta el eje de la rueda delantera. Varios grupos de senderistas que me encargué de avisar con antelación por dónde les iba adelantar y agradeciéndoles al pasar al lado suyo. En comparación a las veces que he bajado por allí con la peña, hoy me veía muy bien. No es por ser presumido, pero estaba bajando bastante fino, de hecho, conseguí adelantar a unos cuantos participantes más. Tuve que frenar en seco al toparme con tres caballos que iban bajando por el mismo camino, tampoco era plan asustarles...pero bueno, tampoco quería perder demasiado tiempo. Pude pasar sin parar demasiado y por fin llegué a la pradera. Ahí me alcanzaron dos tios y me puse a rueda del último de ellos, lo cual me ayudó a seguir bajando. El tio iba muy fino y me estaba ayudando a seguirle por el senderito que cruzaba la pradera. De haber ido solo, creo que no habría ido tan rápido. Conseguí no soltarle.

Pasamos por delante del último avituallamiento y yo llevaba ya un buen rato sin agua, pero joder...entre que me paraba, abría el camelbak, lo llenaba y me volvía a poner en marcha...paso, paso. Sigo tirando, total, Segovia está a la vuelta de la esquina. Y ahora empezaba lo bueno: terreno casi llano, en ligero descenso. Engrano el plato grande, bajo piñones y al más puro estilo "monegros", a pedalear a muerte estos últimos 10kms. Consigo adelantar a los dos que me pasaron en el último km de descenso, y a otros dos más de propina. Uno me intenta seguir el ritmo, pero aún me quedan un par de piñones por bajar. Me gustar pedalear con una cierta cadencia, pero reconozco que mola eso de bajar piñón cuando alguien te intenta seguir, oír el "clack!" cuando la cadena engancha el piñón inferior, y alejarte poco a poco de tu perseguidor. Cuando funciona es un "epic win", pero cuando no, es un un "owned" en toda regla. Y esta vez fue un "epic win", me lo quité de encima y enfilé la última recta hacia las baterías de Segovia, entrando con 6h16' en el marcador!!! No estaba mal, teniendo en cuenta lo mal que lo había pasado en los primeros kms de ascensión de la Fuenfría con la rodilla.

 

La entrada a Segovia, neutralizada, muy bonita. Otra vez los voluntarios, pendientes de nosotros, indicándonos correctamente qué desvíos habíamos de tomar. Hasta que llegué al último giro, metiéndome en una calle peatonal. A mi derecha un muro de piedras, en cuya base veía una especie de bovedillas, a través de las cuales se veía el otro lado, otra calle...qué curioso. Además cada vez iban siendo más grandes y...coño!! pero si es el acueducto!!! Sí, soy así de paleto, jajaja. La bajada final, el tramo de escaleras que da a la plaza al pie del acueducto. Salté los dos primeros tramos de escaleras pero viendo que aún me quedaban unos cuantos más, decidí bajar más precavidamente, tampoco era plan hostiarme delante de todo el público, jejeje.