viernes, 29 de abril de 2016

Las grandes mentiras del ciclismo (Ibiza 3era parte)

Sí, seguimos vivos. La etapa de ayer fue demoledora, nos jodió un poco no poder pasar el corte, pero la ruta completa, al menos a mí, me habría matado. Pudimos dejar las bicis listas para la etapa de hoy, la última. La de hoy iba a ser circular, por fin! Así que todo de tranqui, salir de Ibiza con el coche, llegar a San Antoni, carrera, llegada a San Antoni, volver a coger el coche y para Ibiza. Esta etapa era a priori la más sencilla de las tres: 55kms con 1470mts de desnivel. Volvimos a recibir el famoso SMS de la organización, indicándonos nuestro cajón. Y hoy, por segunda vez consecutiva, volvíamos a dormir poco ya que del sábado al domingo la hora se adelantaba....tres de tres, señores!!! menudo finde llevaba de dormir poco. En fin, llegamos a San Antoni, preparativos previos antes de irnos al cajón y ahí me encontré otra vez con el holandés de ayer. Estuvimos hablando un rato, me dijo que la etapa de hoy era fácil, que era llana....He aquí una de las grandes mentiras del ciclismo. Nunca una ruta es fácil, llana ni costará poco terminarla. Y así fue con ésta, no fue más dura que la del día anterior, pero tampoco fue más fácil. Además que la primera mitad se me hizo bastante dura por otros temas no relacionados con el desgaste físico.



La salida, como los dos días anteriores fue a fuego. Esta vez salimos por otra avenida de Sant Antoni, por la misma que llegamos a meta el primer día. Un largo falso llano y a mí me estaba costando la vida poder seguir el ritmo de la gente. Alvaro iba por detrás de mí, en ocasiones por delante tirando un poco, nos íbamos dando relevos con las pocas fuerzas que nos quedaban. Yo tenía el culo que no podía estar sentado en el sillín más de 5 minutos. Me tiré unos cuantos kilómetros de pie sobre los pedales. Entre el dolor y las rozaduras, iba fatal. Siempre he ido con slips bajo el cullote, he probado varias veces a ir sin, como la mayoría de la gente que va en bici, pero no terminaba de acostumbrarme, iba super incómodo. Y hasta la fecha, nunca me había pegado semejante paliza de carrera. Lo más cercano fue hace un par de años, cuando hice la vuelta a la Sierra de Guadarrama con unos colegas, con rutas de unos 70kms diarios, pero no con la intensidad que tuve aquí en Ibiza. Y eso me pasó factura con unas buenas rozaduras. Y no iba a mejorar, desde luego. Sin tiempo que recuperar entre día y día, hoy estaba al límite.

De la salida del pueblo enganchamos un par de pistas que llevaban a casas rurales, luego alguna carreterita más que nos llevaba entre algunas aldeas de cerca de Sant Antoni hasta meternos ya por pistas. Una pista que iba subiendo, con algunos tramos técnicos, pero lo suficientemente ancha como para no formar tapones. A ratos me descolgaba de Alvaro, el pobre andaba poco fino, jodido con su rodilla por la caída del día anterior. Yo tenía lo mio con mis posaderas, así que cada uno llevaba su ritmo. Seguía alternando el pedaleo sobre el sillín o de pie sobre los pedales, con el consiguiente desgaste físico, pero es cuando me volvía a sentar sobre el sillín, tenía que hacer un sobreesfuerzo con las piernas para no dejar caer todo mi peso de golpe. Sabíamos que el primero que llegara al final de la subida relajaría el ritmo para esperar al otro. Y no hizo falta, porque la pista por la que íbamos subiendo con un buen desnivel tendido se estrechó hasta meterse en un sendero de subida, con unos cientos de metros técnicos.



Así que nada, otra vez parados, y otra vez nos íbamos a perder uno de los mejores tramos de la jornada. La ascensión era por un sendero técnico, pero lo suficientemente ancho como para que quien no pudiera subir dando pedales, se pudiera apartar. Pero a alguno que otro no le dio la gana ceder el paso y se formó la montonera. Así que nada, empuja-bici hasta que llegamos una zona preciosa: el sendero seguía por el borde de unos acantilados que daban directamente a la costa. Un sendero ligeramente plano, con algún descenso que otro, unos pocos repechos que se podían hacer con la inercia. En fin, un tramo por el que podríamos haber ido bastante rápido, muy rápido. Hubo algún tramito de descenso técnico, con una bonita caída a nuestra derecha, pero que se podía hacer montado. Pudimos adelantar a un par de tíos que nos precedían, pidiendo paso de aquella manera, pero menos mal que les adelantamos y disfrutamos de la bajada. Aunque cuando el sendero se volvió a allanar, otra vez tapón.

Mientras íbamos parados, las conversaciones con quienes iban por delante y por detrás era inevitables. Había una pareja de los cuales uno llevaba una Epic full, bien montada. Y Alvaro le preguntó por qué transmisión llevaba. Le preguntó por los dientes del piñón grande, qué plato llevaba, etc. Bueno, pues era como si le estuviésemos hablando en chino. El tio llevaba una montura de no menos de 5000€ y ni sabía cómo iba equipada. Un poco triste la verdad. En el primer descenso que pudimos, nos los quitamos de encima. Y por fin llegamos al motivo de tremendo parón que tuvimos que sufrir: un árbol caído!!!!! Era un árbol caído que quien más quien menos podría pasar montado. Pero si no lo pasabas montado, se podía bajar uno de la bici al estilo ciclocross, pegar un par de zancadas para saltarlo y volver a subirte a la bici. Así hicimos y conseguimos adelantar a otros competidores.



En fin, tras una larga bajada en donde adelantamos a unos cuantos, llegamos a una zona complicada de llaneo. Complicada porque yo seguía jodido con el culo y las rozaduras. Y para más inri, se nos echaba el tiempo encima. Alvaro me iba cantando el tiempo e íbamos un poco apurados, así que apretamos el ritmo. Pero apreté todo lo que podía, tratando de seguir a Alvaro. Bajadas por pista ancha, rápidas, en las que suelo frenar un poco más. No me inspiran mucha confianza esos descensos. Pero en cuanto la pista se allanaba un poco, apretaba y conseguía alcanzar a Alvaro. Cuando estábamos llegando al primer avituallamiento, íbamos a tope en llano, Alvaro tirando y casi nos tragamos a dos globerazos que iban por mitad de la pista, a la par, de charleta...no me jodas!!! Tuvimos que pedir paso a gritos, Alvaro casi se los lleva puestos de sombrero. Tras un par de repechos, llegamos al avituallamiento y ahí tuve que parar sí o sí.



Momento vergonzoso de la carrera. Buscar un hueco más o menos discreto, despelotarme y quitarme el slip, estaba que no podía más. Y volver a enfundarme el cullotte sin nada por debajo fue un alivio para el resto de la etapa. Pero como ya dije anteriormente, hasta ahora siempre había estado acostumbrado a ir con slip, pero no en etapas tan seguidas y tan cañeras. Nada, me volví a vestir, pillé algo de avituallamiento y tiramos como flechas hasta el siguiente punto de corte. Habíamos preguntado en el avituallamiento cuánto tiempo faltaba y cuántos kms y andábamos un poco justos. Y en la etapa de hoy queríamos pasar el corte, así que nos pusimos a apretar. Pillamos un falso llano que derivó en un sendero técnico de subida que no tenía fin. Alvaro iba liderando el grupo, y poco a poco fui adelantando a los bikers que estaban entre los dos. Me iba recuperando poco a poco, tanto de las rozaduras como de los dolores de lumbares. Un sendero muy bonito, la verdad es que me gustó muchísimo la subida.

La subida se alargó un poco más de la cuenta, llegando casi al final, Alvaro tuvo algún problemilla y tomé el relevo y me coloqué por delante para una bajada cojonuda. El mismo sendero que habíamos subido, ahora picaba para abajo. Una bajada de las que me gustan, reviradas, con un punto técnico, que nos permitió adelantar a algunos un poco más lentos. Un descenso muy divertido la verdad, disfruté muchísimo. Unos corriols de esos que tanto hablan por la zona catalano-parlante, jeje. Durante la bajada probé una nueva técnica para evitar parones. Cuando me encontraba con alguien por delante que iba más despacio, o cuando veía que ponían pie a tierra en una sección técnica, para evitar que se quedaran en el medio les gritaba "paso!! Voy sin frenos!! no puedo parar!!!" Y oye, la gente se quitaba, jejeje. Eso sí, tras pasar, el consiguiente "Gracias!", que de buen nacido es ser agradecido, jeje. Pero oye, cómo disfruté!!! Pero tras el descenso, tocó el calvario de bordear la costa y las calas.



Sí, todo muy bonito, pero el firme no acompañaba en absoluto. Arena de playa, pedregales, rocas...el terreno ideal para una doble de rally o una "softail". Ahí me desfondé, traté de tirar un poco pero no aguanté demasiado y llegué al avituallamiento algo perjudicado. Ahí ya tuve que parar un poco demasiado. Alvaro ya estaba listo cuando yo aún estaba terminando de avituallarme. Me costó arrancar, pero ya faltaba poco, al menos estábamos más cerca del final que hacía unas horas.

Empezaba a estar bastante cansado, me costaba seguirle el ritmo. Salí de la zona de las calas bastante desgastado. Llegamos a la zona por la cual discurrieron los primeros kms de la etapa, estábamos repitiendo el mismo perfil, pero al revés. A mí me venían momentos de bajón y de subidón, en los que aprovechaba para apretar al máximo. En ocasiones llegaba incluso a descolgarme de Alvaro y sacarle unos metros, pero al rato me alcanzaba e iba tirando de mí. Hicimos grupo con una pareja con la que habíamos coincidido en varios puntos de la etapa para cruzar una zona de pueblecitos y llaneo antes de llegar a Sant Antoni, pero dimos un apretón final y nos descolgamos...hasta que llegué al último repecho. Un repecho corto pero duro, y yo ya estaba en las últimas. Ahí estaba Alvaro dándome ánimos para que siguiera apretando, que ya estábamos, que no quedaba nada y cuando por fin coronamos, ya quedaba el tramo de bajada y llaneo a meta en donde éramos expertos, jeje.



Nos pusimos a pedalear como locos, a darlo todo. Ahí me dio el subidón, y me puse a tirar. Ibamos adelantando a parejas que se les veía en las últimas también. Alguno que otro nos intentó aguantar el ritmo, pero mantuvimos el ritmo. No íbamos a ganar la carrera, pero nos dábamos el gustazo de poder guardar unas pocas fuerzas para apretar hasta meta. Y por fin a lo lejos divisábamos el parque de donde habíamos salido esta mañana, esto llegaba a su fin. Entramos los dos a la vez, contentos de haber podido acabar la Vuelta sin ningún percance mecánico ni físico. La comida de este final de etapa fue la más flojilla de las tres, pero aún así no nos quedamos con hambre. Nos hicimos con la chapa conmemorativa. Pudimos charlar con algunos de los pros del panorama nacional de MTB: Pedro Romero, David Valero, Pablo Rodriguez. Muy amables los tres.


Pero el domingo aún no había terminado. Aún teníamos que volver a casa, ducharnos y comer, preparar las maletas, volver a Sant Antoni para preparar las bicis en la caja para el viaje, desmontarlas y cerrar la caja para el viaje de vuelta a Madrid. Nosotros quedaríamos después con unos amigos de Alvaro que nos acompañarían al aeropuerto en donde dejamos el coche y ya a coger el avión. De cara a una próxima participación en carrera por etapas, habrá que plantearse una en la que las etapas sean circulares. El hecho de que sean lineales es bastante engorro. Aún así, he disfrutado muchísimo en esta vuelta a Ibiza, unos paisajes preciosos, muy buen ambiente y compañerismo entre el resto de participantes. Al menos por mi parte, volví muy contento a Madrid.


jueves, 21 de abril de 2016

Fantasmeado que no fantasmeando en Ibiza (2da parte)

Seguimos en Ibiza...tras la llegada y la toma de contacto, la dura toma de contacto con el terreno y perfil ibicenco, aún seguimos vivos. Que para mí que lo hicieron aposta de duro para que los que llegábamos de fuera con la idea de "bah, es una isla, no tendrá muchas subidas", nos volviésemos a casa con el rabo entre las piernas. Ojo, que soy mallorquín por parte de padre y en la zona en donde veraneaba en Mallorca, el "plá" escaseaba. Eran todo senderos para arriba, o senderos para abajo. Pero vamos, aún así, fue una buena sorpresa la dureza de la primera etapa....y la de la segunda, y la de la tercera. #aymimá como dirían unos gallegos de la zona de Boiro con los que estuve hablando en el primer tapón que nos encontramos en la primera etapa.



Segunda etapa, a las 7h nos llega un SMS de la organización, como cada día, avisándonos del cajón en donde teníamos que salir, ya con la clasificación oficial. Es decir, no íbamos a salir con los élites, esta vez tocaba salir del cuarto cajón. La estapa de hoy era lineal, otra más, con lo que eso conllevaba en cuando a logística: dejar nuestro coche en el punto de salida y ver cómo íbamos a volver desde la meta. Sin tener nada de ropa allí para cambiarnos tras la carrera ni nada. En principio teníamos contratado el traslado desde Santa Eulalia hasta San Antoni, pero no sabíamos cómo iría. En fin, esos ya serían problemas al terminar la carrera, yo por ahora estaba nervioso por la etapa. La de hoy eran 80kms con 2300mts de desnivel, casi nada. Arrancamos el Garmin y esperamos al pistoletazo.



Los primeros kms como siempre, muy rápidos, incluso saliendo del cuarto cajón, la gente sale a fuego. Normal, esto es una carrera, no es una marcha no competitiva (carreras encubiertas). Pillamos algo de viento en contra, la ruta va hacia el norte y en las zonas "llanas" abiertas, el viento pica de frente, pero el terreno es bastante técnico y no es que se formen muchos grupos, cada uno va un poco a lo suyo. La salida de San Antoni nos lleva a una subida larga de asfalto tendida, para llevarnos a una bajada a una calita y ahí tenemos el primer tapón. En serio!!?? pero si es un camino en el que caben dos bicis a la par, no me jodas. Nada, desmontados de la bici y a patear. Mi compañero Alvaro anda por ahí, también igual de mosqueado que yo. No es que seamos unos pros, pero no se nos dan mal los tramos técnicos. Cruzamos la zona técnica, pillamos una pista que nos acerca a la costa, ofreciéndonos unas vistas preciosas.



Ibamos disfrutando de esas vistas, metiéndonos por senderos entre pinares y de repente...zasca!!! parón en seco, otro tapón. Y nada de 5 minutillos, no, este iba a ser uno de los más largos de la etapa. No digo que estuviésemos sobrados de fuerzas, pero creo que sin tantos tapones podríamos haber pasado el tiempo de corte, pero claro, si estuviésemos más fuertes, podríamos haber tirado más y habernos quitado los tapones de encima. En fin...el caso es que nos tocó patear un buen rato, subiendo por unas zetas, con unos escalones y raíces importantes. Lo comentábamos los que estábamos allí, que si realmente los pro serían capaces de pasar por ahí montados. Sí, la verdad es que esos momentos de tapones daban pie a eso, a estar de charleta con los compañeros y en según qué situación, disfrutar de unas vistas maravillosas.



La segunda etapa estaba llena de repechos, era un constante serrucho, atravesando varios pueblos de la costa, con fuertes y técnicos repechos. Y en sus consiguientes descensos tuvimos un percance. Alvaro y yo íbamos bajando tras un grupo, adelantando a sus miembros poco a poco hasta que llegamos a uno de ellos que frenó en exceso en una curva...pensamos que andaba buscando un caracol que pasaba por ahí. El caso es que hubo contacto y Alvaro se fue al suelo. Fue una caída a baja velocidad, pero con la mala suerte de caer apoyando en toda la rodilla, lo cual le traería consecuencias para el resto de la etapa.

Se reincorporó, la bici estaba perfecta y continuamos, con el consiguiente cabreo por una caída tonta. El trazado de la etapa nos seguía llevando por entre los pueblos costeros, y eso significaba bajar hasta casi el nivel del mar pasando por las calas, y volviendo a tener que subir hasta lo alto de los acantilados, así unas cuantas veces. Repechos duros, en los cuales se oía cómo las cadenas iban engranando coronas, subiendo de piñón por la inclinación de la rampa, las cadenas bastante tensas. Y por suerte la mía aguantó el trato, ningún cambio en falso, ni salto de cadena y ni nada. Le dí bastante juego al doble plato, creo que fue un acierto pasarme al doble plato. Usar el monoplato quizá habría sido excesivo para mí, pero el doble me fue perfecto.



Tuvimos una parte en la que anduvimos un poco separados, la rodilla le estaba pasando factura, así que yo iba a mi ritmo, que tampoco era mucho más fuerte que él, pero sí que cuando llegaba a las cimas o los llanos tras las subidas esperaba. No me serviría de nada seguir apretando o manteniendo mi ritmo si él no podía seguir, además de ser una carrera por parejas. Eso también me permitía sacar alguna que otra fotillo de las vistas que había...preciosas!!! Una vez que me enganchaba, volvíamos a meternos en carrera, pero llegaba otro repecho de apretar el culo, terreno técnico, y la rodilla le flaqueaba, por lo que volví a perder ritmo, pero aún así aguantaba y yo le esperaba arriba. Y ya nos íbamos acercando a la zona de Portinatx, en donde otra vez, en un sendero técnico que se podría haber bajado dejándonos caer simplemente, tuvimos que poner pie a tierra y patear.


Tras salir de ese sendero, atravesamos un pueblecito y cogimos la carretera que bordea la costa, de camino a Portinatx, aunque nos desviaríamos antes para coger una pista que nos llevaría a la subida que para mí fue la más dura de la etapa de hoy. Al llegar a la carretera le esperé, creo que apreté un poco de más en la bajada por el sendero (en el tramo que me permitieron ir montado) y luego en la subida hasta enlazar por la carretera costera. El tema es que tuve que parar un ratín, pero viendo que tardaba, para no quedarme frio, me puse a pedalear, de suave, pero para evitar quedarme parado y enfriarme. Así de paso disfrutaba de las vistas, las "casitas" que había por la zona. Y de repente me pasa un grupo de tres tios, entre los cuales estaba Alvaro, a toda pastilla, liderados por un holandés con el cual coincidiría en los días sucesivos. "Vamos que no llegamos al corte!!!!" me grita mi compañero. Joder, el corte...iba yo tan tranquilo y se me había olvidado que estábamos en competi, jeje. Me junté como pude al grupo, dando algún relevo al holandés, pero enseguía volvía a tomar la cabeza del grupo. Movía watios al tio que era impresionante. Un tio de 2mts de alto, que debían de pesar mínimo 100kgs, no estaba gordo, pero era corpulento. Como un Shaun Palmer de 2mts, vaya, jejeje. Dejamos la carretera para meternos en una pista en donde a duras penas conseguía seguir al colega (hablamos unas cuantas veces durante ese día y el último día, y ni idea de cómo se llama, pero le llamaremos el Holandés pedaleante). Ibamos adelantando a todo dios por la pista, incluso algunos se llevaba algún que otro susto al ver a semejante tio pasar al lado de ellos a semejante velocidad.


Pero la pista dejó de ser falso llano para convertirse en subida y ahí flaqueamos un poco, primero yo, y al rato él, que adelanté. A todo esto, Alvaro y el cuarto integrante del grupo se habían quedado atrás, así que relajé ritmo y el holandés volvió a pillarme. Tocaba una zona de empuja bici, una subida eterna, llena de pedregales y raíces. En algún tramo me subía a la bici, aunque fuese con plato pequeño y piñón grande, para dar unos pedales. Me cansaba menos pedaleando que pateando. No llegaba a ver a Alvaro a lo lejos, pero ahí seguía, seguro. En esto que echas pie a tierra, y comentas la jugada. El holandés me comentaba que en su país no hay de ésto, jejeje, que allí es todo plano, jajaja.  Luego la eterna pregunta: ¿Y los pros pasan por aquí montados? porque había unos escalones de fácil un metro de desnivel, que por mucho que agarre la roca...joder, hay que pegar un buen tirón de manillar, jugar mucho con el balanceo del cuerpo...brutal. Me hubiese gustado poder verlos en directo, o que se hubiese hecho una retransmisión decente de la carrera, no esos cutre reportajes de TDP. Aunque menos da una piedra y algo de publicidad al MTB aportan esas retransmisiones. Poco a poco, con mucho cansancio y bajando mucho la velocidad media, salimos de aquella subida infernal y pudimos subirnos a las bicis para pedalear cuesta abajo.



Nos pusimos a dar pedales como bellacos, otra vez igual, el holandés y yo a rueda. El colega iba adelantando a peña a diestro y siniestro, hasta que llegamos al avituallamiento que marcaba el punto de corte. Desgraciadamente, llegábamos tarde, hacía unos 20minutos que habían cerrado el trazado completo y a partir de ahora, mandaban a los participantes por un atajo para completa el recorrido. Alguno se ofendió, y dijo que por sus narices iba a hacer el completo. Pues ole por él!! yo por un lado me alegraba de que nos hubiesen cortado, iba reventado. Y eso no significaba quedar descalificados, nos permitía tomar la salida mañana. Al rato llegó Alvaro, jodido de la rodilla, con una cara de sufrimiento...Nos paramos quizá un poco de más en este avituallamiento, pero es que en los anteriores no habíamos parado mucho y aquí teníamos que reponer, que sino no llegábamos al final. Y en esto que veo a lo lejos llegar a un conocido mío, con quien he compartido algunas rutas en MTB, el gran Pipo López. Una alegría verle por fin!! había hablado con él en los días previos a la carrera, para ver si nos podíamos organizar para que él nos llevase las bicis, al final no pudo ser, pero nada. Habíamos hablado a nuestra llegada en Ibiza, pero no nos habíamos visto aún, y menuda casualidad!! Tras las fotos de rigor con las vistas que había de la costa noroeste de Ibiza, sobre la zona del Portniatx, emprendimos camino hacia la meta, que aún quedaba un poco.



Lo de ir sin altimería en el track era un poco guarrada, porque los rampones que tuvimos que afrontar tras el avituallamiento fueron mortales. Hasta que conseguimos coronar el puerto, mientras los que sí habían pasado el corte nos adelantaban, nos costó volver a pillar un poco el ritmo que llevábamos. Pero poco a poco, pedalada a pedalada, ya íbamos entrando en calor. Y así llegamos a la bajada heavy del día, el descenso de la tubería, una bajada pedregosa, con trialeras, terreno muy roto, que nos llevaba al plano que hay antes de entrar en Santa Eulalia. Y por fin!!!! por fin iba a poder disfrutar de una bajada sin tener que poner pie a tierra. También es que ya tiré un poco de picardía y cuando iba llegando a alguien con pie a tierra, ponía voz de asustado y le decía "paso por favor!!! que no puedo frenar...." y la mayoría se quitaban amablemente. Y oye, bajar una zona bastante técnica subido a una rígida y adelantando a gente en dobles tiene su aliciente y uno se va creciendo.

Y ya por fin!!! llegamos al llano!! "nuestros kms" favoritos, en donde en cada etapa lo dábamos todo, como si se tratase de la última, pedaleando a muerte, adelantando (o tratando de adelantar) a quienes viésemos a lo lejos y también, lo más importante, tratando de arañar segundos al crono. Ahora tocaba comer, reponer fuerzas, descansar un poco y ver cómo hacíamos para volver a San Antoni. Aunque teníamos contratado el transporte con la organización, la logística con las bicis no nos convencía mucho, así que tanteamos a un familiar de Alvaro para ver si nos podía recoger. Nos preguntó si no nos importa esperar, así que sin problemas. Aprovechamos para lavar las bicis y dejarlas listas a para el día siguiente y también, para no mancharle el coche a su primo. Nos llevó a San Antoni en donde dejamos las bicis en el parking para las MTB ya nos volvimos a casa a Ibiza a descansar....

viernes, 15 de abril de 2016

Flaqueando con Camelbak - mis pinitos en la carretera

Tras la vuelta a Ibiza, la siguiente cita era la Monegros. Una carrera con no mucho desnivel, y en su mayoría pisteo para lo cual lo ideal era hacer tiradas largas para entrenar. Pero en las fechas previas a Monegros, no paró de llover, quedando el campo completamente embarrado. Hice una ruta por la Pedriza, buscando al máximo posible pedalear por pistas, que como mucho tendrían algunos charcos, más fáciles de sortear que el típico sendero que más que un sendero, es un rio. Pero el fin de semana anterior a Monegros no había camino por el cual ir, imposible, todo encharcado, embarrado. Y pretender hacer una tirada larga en estas condiciones se hacía muy complicado, al menos para mí. Soy de esos bikers que no soportan el barro, no le veo la gracia. Una cosa es que cruces algún riachuelo, o que la tierra esté ligeramente húmeda/mojada y la bici se manche un poco. Pero otra cosa es llegar a casa irreconocible, tanto tú como la bici. La ropa y el biker se lavan sin mayores problemas, pero la bici...rodamientos, transmisión, pastillas de freno...todo para el arrastre. Y yo a eso no le veo la gracia.

Así que la decisión estaba tomada, iba a alquilar una flaca. Llevaba tiempo queriendo probar una, casi desde el Tour del año pasado, que me fue picando el gusanillo. Además de que en la plataforma de MTB y entre los amigos cada vez más la gente utiliza la flaca como bici de entrenamiento casi principal, relegando la MTB a un segundo plano. En mi caso no es así, reconozco que la flaca da una ventaja en el entrenamiento que no te da la MTB, pero cuando salgo a pedalear, me gusta divertirme. Pero hasta entonces, todo eso eran ideas preconcebidas, nunca había usado una flaca y quería probarla para poder hablar con conocimiento de causa. Como siempre, ahí están los amigos de +Javier López Lozano para echarme un cable en mis necesidades y me dejaron la bici para todo el finde a un precio muy majo. Todo un detalle, como siempre, por su parte.

La bici en cuestión era una Merida Scultura 400 con cuadro y horquilla de carbono, que según lo que me comentaban es mejor que el aluminio con el fin de absorber las vibraciones de la carretera, algo que más tarde sufriría en mis propias carnes. De grupo montaba un Shimano 105 de 11 velocidades con un 11-28 atrás y un 34-50, que según un colega es un pedalier "compact". Ahí va una de las primeras cosas que no me gustan de las bicis de carretera y se trata de ese pedalier tan inmenso. Parece que esté tapando media bici por detrás. Ya digo, es un tema principalmente de gusto personal. Me gusta más la estética de las MTB, con sus platos más pequeños. Del mismo modo que, dentro del mundo MTB, me gusta más la estética rígida que las dobles. Pero ya digo, es algo totalmente subjetivo.

Pasé a recogerla un viernes por la tarde, nada más abrir la tienda. Amenazaba lluvia, y acabó diluviando toda la tarde del viernes, así que decidí montarla en el rodillo para probarla, pero antes de eso, me daría una vuelta corta por Torrelodones. Las primeras sensaciones fueron nada más sacarla de la tienda. Tengo la costumbre de llevar la bici haciéndola rodar sobre la rueda trasera, en posición vertical, sujetándola del manillar. Mucho más cómodo manejarla. El culpable...John Tomac y el fenómeno fan, jeje. Le ví en la Grundig de la Casa de Campo entrando en la parilla de salida llevando la bici de este modo y me pareció super original y desde entonces, suelo llevarla así. Sobre todo en zonas con mucha gente, en donde necesitas maniobrar la bici, no entorpecer al resto de viandantes. Pues así salí de la tienda de Cross Chicken, por las escaleras y qué diferencia con respecto a la MTB!!! esas ruedas parecían piedras!!!

Al llegar a casa, me vestí con unos baggys y una camiseta y me fui a dar una vuelta por el pueblo para catar. Las primeras sensaciones...no convencían. Manillar super estrecho, rueda grande fina, si a eso le sumamos que la bici era una talla un poco más pequeña de la que debería llevar, me costó acostumbrarme, jejeje. Las primeras pedaladas que dí de pie sobre los pedales...casi me hostio, la bici se iba para cada lado sin control. Con ese manillar tan estrecho, con las manos tan cerca de la potencia...qué peligro, jajaja. Llegué a la zona llana y tuve que pasar unos badenes y ahí ya noté que las flacas NO AMORTIGUAN nada. Lo primero que me vino a la mente fue esos valientes que se hacen la Paris-Roubaix a velocidades de vértigo. Yo acababa de pillar un pequeño badén de esos amarillos y negros y casi se me saltan los empastes. Crucé Torrelodones, con cuidado en las rotondas y con los coches y otra cosa que me llamó la atención fue lo inseguro que iba. Inseguro por no tener los frenos tan a mano como cuando voy con la MTB, que con estirar un dedo, ya puedes parar la bici. Aquí tienes que llevar la mano en los "escaladores" (esa parte que sirve para fijar las palancas de freno al manillar) para intentar frenar. Y aún así, es como que frenas de "refilón", ya que los dedos atacan la palanca de freno en diagonal, no en perpendicular como en la MTB en donde puedes hacer palanca de verdad. Y claro, si llevas la mano en el manillar y tienes que frenar, tienes que desplazar la mano hasta el escalador, es un tiempo que pierdes que pueden ser cruciales.

Tocó una leve subida a una urbanización que está en alto para luego bajar por la carretera de Hoyo. En la subida, lo que más noté fue el poco rozamiento de las gomas con el asfalto. Es como que vas fluyendo, sin apenas resistencia. Pero seguía sin sentirme cómodo de pie sobre la bici, así que iba sentado. La subida fue sin mayores problemas, a excepción de los badenes. Y en la bajada, me noté bastante inseguro, así que tampoco quise bajar muy fuerte, me dejé caer, controlando un poco los frenos. Y al llegar otra vez al pueblo, pasé por una zona en la que el asfalto está roto y casi me hostio. Se coló la rueda en una raja del asfalto y me llevé un buen susto. Una zona por la que había pasado mil veces con la MTB sin prestar atención al estado del firme. Iba a tener que andarme con ojo este fin de semana.

El sábado el planteamiento era darme una vuelta y tratar de hacer algún puerto por la zona de Miraflores, Canencia o Morcuera. Y como se planteaba una ruta un poco larga, qué menos que llevar el Camelbak, no? Eso casi me vale la expulsión/baneo del selecto grupo de WhatsApp al cual pertenezco, me libré por ser yo el administrador, jejej. Primeros kms saliendo de Torre y me sigo sintiendo incómodo. Suelo llevar las manos en los escaladores por regla general ya que es la posición más cercana a las manetas de freno. Pero a medida que avanzan los kms, me voy dando cuenta de que la carretera, obviamente, no es como la montaña. Es más complicado que te salga un imprevisto de repente. Aquí no hay ramas, piedras, trialeras, incidentes en mitad del camino, a la salida de una curva. Aquí vas pedaleando por una carretera, en donde eres capaz de ver lo que se te avecina en el firme, una grieta, una curva, unas piedrecitas en el arcén. Hombre, siempre te puedes encontrar con un coche de frente o que el coche que te esté adelantando te cierre, pero creo que en ese momento, de poco me van a servir los frenos.

Se me olvidaba, el arcén, ese gran compañero de ruta. Yendo con la MTB, entre camino y camino, o cuando vas pajaroso y hay que llegar a casa lo más rápido y fácil posible, he hecho unos cuantos kms por carretera y más o menos, creo que era consciente de lo complicado que lo tienen los carreteros cuando se tienen que ceñir a según qué arcenes. Agujereados, rajados, sucios, con piedras...no es el mejor firme para esas ruedas tan finas y duras de presión que llevan las flacas. Con razón mis colegas que practican más flaca que MTB pinchan tan a menudo. Claro, una flaca no se puede tubelizar. No hice la "sanjuanada" de salir de la tienda sin unas meras nociones básicas de flaca. Pregunté si montaba cámaras de aire o tubulares. Nunca he cambiado un tubular y por lo que tengo oído, fácil no es. Así que por un finde, prefería algo sencillo y menos mal, la Scultura llevaba cubierta y cámara. Así que amablemente, en Cross Chicken me dejaron un juego de cámaras de aire por si acaso pinchaba.

Según llegaba a Colmenar viejo, antes de la bajada al río Manzanares, alcancé a un compañero de fatigas, también con flaca, con el que intercambié experiencias. El también tenía MTB y ambos pensábamos lo mismo: la MTB es más divertida, pero en épocas de lluvias...la flaca cunde más, por mucho que nos pese. Incluso por esa carretera de cabras que es la M-618 que va entre Torrelodones y Colmenar Viejo, el fino rodar de la flaca se nota, es relativamente fácil llevar una velocidad constante, también es que no tiene grandes desniveles. Pero lo que más se nota y se aprecia es la falta de rozamiento del neumático con el firme, no notas ese lastre que lleva la MTB sobre el asfalto. Además de no oir apenas ningún ruido de cubierta ni de tacos. No todo iba a ser malo. Pero siempre está la presencia de los automóviles y encima con el aire que te da en la cara y en los oídos, no siempre es fácil percatarse de que llega un coche por detrás. Yo no podía evitar echar la cabeza hacia atrás de vez en cuando, con el rabillo del ojo. Este finde fue finde de Oakley M-Frame, les dí un pequeño descanso a las Racing Jacket que estoy utilizando últimamente cuando salgo en MTB. ¿Porqué? Pues porque en la carretera no hay barro, ni charcos, ni ríos que cruzar ni nada que te pueda saltar a los ojos desde la rueda. Así que con llevar unas buenas gafas que te protejan de bichos alados, es suficiente.

Llegué a mi primera zona de...llamémoslo "intranquilidad", miedo sería un poco exagerado. La primera bajada con curvas pronunciadas, carretera estrecha, coches que van en modo rally invadiendo en ocasiones el carril contrario y yo sin poder frenar con seguridad. Sí, podía frenar, pero la bici no se paraba con la misma facilidad que la MTB, así que lamentablemente, no me dejé caer tan libremente como lo habría hecho con la MTB. Lo que sí aprecié, fue el agarre de los neumáticos, tan finos, sobre el asfalto. Me dieron más seguridad incluso que cuando bajo con la MTB. Pero en cuanto cogía velocidad, echaba  manos a los frenos. Otra tortura en la carretera son los badenes al cruzar los pueblos. Cualquiera, por muy suave que sea, te hacía retumbar todo el cuerpo. Así que nada, ya sé que no es la mejor técnica para bajar, pero fui bajando con ligeros toques de freno para no embalarme en exceso. Y ya luego en la subida hacia Colmenar, iba más tranquilo. Pude agarrar el manillar en la zona horizontal y a tirar para arriba con esa "facilidad" de pedaleo que otorgan las flacas.

Llegué a Colmenar y enganché el famoso carril bici, ese que permite conectar la capital con la sierra madrileña, y puertos como el de Morcuera, Canencia para ir calentando piernas. El carril bici es un cachondeo, ves a todo tipo de fauna en la bici, desde el típico abuelito que sale a dar su paseo matutino hasta la grupeta que va haciendo series para ganar algún KOM. Y yo allí, con mi camelbak y mis piernas sin depilar. Creo que si hubiese un control de acceso, no me habrían dejado pasado. Y seguro que a más de un carretero se le quemaron los ojos al verme, jejeje. Pero claro, cuando vas en bici de carretera, no necesitas esa agilidad de movimientos de una MTB en cualquier descenso, en donde a la salida de una curva te puedas encontrar con una roca, una raíz o cualquier obstáculo que te obligue a desviarte brúscamente. Por eso me gusta llevar la MTB ligera, sin cargar con bolsita de sillín ni bidones. En cambio con la flaca, eso no pasa, al contrario, al ser bicis tan ligeras, creo que no viene mal llevar los botellines en el cuadro, le dan más aplomo y estabilidad. Así que al día siguiente, dejé el camel en casa y fui con botellines. Además de tampoco ser necesario llevar tanta agua ya que siempre habrá algúna gasolinera o fuente de pueblo en donde rellenar bidón.

Se va más cómodo sin mochila? probablemente. En mi caso no noté la diferencia, porque desde siempre he ido con Camelbak, es como llevar casco. Si salgo sin él, me noto raro. Y no, no da más calor ni sudo más ni menos por llevar Camelbak. Y la aerodinámica....pues hombre, para mi nivel, eso es lo que menos me preocupa. Y sabemos todos que este es un país en el que a todo el mundo le gusta opinar y se siente con la superioridad moral de decirte cómo has de ir y no ir. Y más aún cuando nadie es perfecto...en fin.

Este sábado tenía intención de subir hasta Canencia, pero según iba subiendo hasta Miraflores, iba cruzándome con carreteros que bajaban a toda pastilla y yo no me veía capaz de bajar tan rápido. Y eso que tampoco eran los rampones que hay según te acercas a los puertos. Así que como mucho iba a llegar a Miraflores y luego darme la vuelta, para no tener que bajar carreteras tan empinadas. En la subida fui adelantando a unos cuantos carreteros, y eso que pensaba que iría bastante peor. Aunque por el carril bici sí que hubo unas cuantas lijadas, jeje.

Y el domingo un poco más de lo mismo, Hoyo hasta Colmenar viejo, pasando por Collado Villalba y luego carretera hasta Colmenar. Algo de carril bici hasta Soto y luego vuelta hasta Manzanares el real, en donde hice una paradita en la gasolinera. Algo bueno tiene la carretera y es eso, que es complicado quedarse sin agua ni algún tipo de avituallamiento. Es complicado quedarse tirado por algún problema mecánico, al tener la posibilidad de que alguien con coche pueda ir a recogerte. No es como cuando estás en mitad del campo, que se te ha ido la ruta de las manos y estás lejos de cualquier sitio civilizado. Y luego continué con la ruta y a pesar de parecer la carretera más sosa que el campo, también tiene sus bifurcaciones, en donde puedes elegir "perderte" o ir a tiro hecho. Pierde un poco el toque aventura que tiene el MTB, en el que nunca sabes si un sendero va a morir en mitad de un bosque o te va a llevar a un descenso alucinante. En la carretera, si coges un desvío, malo será que llegues a un callejón sin salida.

Las sensaciones en general un poco mejores que el día anterior. Incluso cogí rueda de una pareja de carreteros y nada que ver con ir a rueda en la MTB en donde algo se nota, pero muchísimo más en la carretera. Incluso había momentos en los que me podía permitir dejarme llevar sin pedalear. El llevar una tija de carbono también hace que las vibraciones se absorban un poco y no vayan directas al cuerpo. Por lo que pese a ser un cuadro de aluminio, no fue excesivamente incómodo. Y tampoco me creo que un cuadro de carbono fuese igual que ir con una doble, por mucho que digan que el carbono absorbe más las vibraciones.

La ruta del domingo tuvo menos desnivel, pero más pedaleo, más velocidad constante, algún repechillo en el que apretar. Pero al final llegué a casa con más de 90kms en las piernas en un tiempo aceptable. Hacerse 90kms con la MTB puede oscilar desde una mañana hasta llegar a casa pasadas las 16h según el berenjenal en el que te metas. Y esa es una de las cosas que me gustó de la carretera. Recuerdo que volviendo ya para casa, al pasar por Villalba, iba muy justo de agua (mierda de botellín...no me habría pasando llevando el Camelbak, jajaja) y me costó bastante encontrar una fuente o algún sitio en donde pillar agua. Pero bueno, fue algo puntual.

En fin, ya resumiendo que esto se alarga. Resultado global: postura más encogida, menos cómodo que con la 29", un rodar más fácil sin pérdidas de adherencia en cualquier situación, los kms cunden más, te permite mantener un ritmo durante más tiempo que la de montaña, sin embargo me resultó más aburrido precisamente por eso, esos largos momentos en los que llevas la misma cadencia y ves el mismo paisaje todo el rato. Como parte positivo, bici ideal para montar en rodillo y echar una horita en caso de mal tiempo fuera, o bici para salir a pedalear si el campo estuviese impracticable, además del menor mantenimiento que necesita frente a la MTB: raro es la salida en MTB que no vuelves o lleno de polvo o lleno de barro, en cambio la carretera, malo será que no vuelvas como saliste. Justo por eso, también es la bici ideal para salir entre semana: llegar a casa del curro, vestirse, subirse a la bici, echar una horita pedaleando, volver a casa y dejarla guardarda y hasta el día siguiente. Así que tras este finde de prueba, no me desagradan del todo.

PD: En cuanto vuelva a Madrid y tenga una conexión decente, subo unas fotillos. Perdón por el tocho.




lunes, 11 de abril de 2016

Fantasmeando por Ibiza (1era parte)

Vamos a empezar por el principio, cuando con mi compañero nos planteamos a qué carreras de 2016 apuntarnos. La primera prueba que se nos pasó por la mente fue la Sierra Bike Challenge, una prueba por etapas de tres días por la sierra norte de Madrid. Pero tras ver precios, la logística necesaria para participar y todo...se nos cruzó por el camino la Vuelta a Ibiza, con una inscripción mucho más barata y el aliciente de un paisaje por el cual no pedaleamos todos los días. Así que estaba decidido, nos íbamos a Ibiza!!! Pero luego nos informamos más sobre los recorridos, distancia y altimetría se nos quitó la gracia de golpe. Se trata de tres etapones con kms y desniveles que pocas veces había hecho hasta ahora, y menos aún tres días seguidos. Una primera etapa de 72kms con 2300mts de acumulado, la segunda (etapa reina) de casi 80kms con 2100mts de acumulado y la tercera, para soltar piernas, de "solo" 55kms con 1350mts de acumulado.



Lo primero fue la logística, determinar de qué forma bikers y bicis iban a ir desde Madrid hasta Ibiza. La opción de coche más ferry quedó descartada por el elevado coste, aunque por simplicidad, es la opción que hubiese preferido. Al final optamos por la opción más barata y algo más complicada: vuelo en avión de Madrid a Ibiza, envío de las bicis por paquetería Seur (que algo de guerra dieron) y alquiler de coche en Ibiza. El principal problema que veo en este tipo de carreras por etapas, es el hecho de que la meta y la llegada no sean en el mismo sitio. Eso nos obligó a marear a nos anfitriones en Ibiza para que nos fueran a buscar o llevaran a las salidas/metas de las distintas etapas, a dejar nuestro coche en la llegada, etc, etc.



El entreno previo a la carrera por desgracia no fue muy allá por horarios de curro. Como mucho salir a correr algún día entre semana, alguna vuelta corta en bici. Y los fines de semana, rutas largas, pero claro, sin llegar al desnivel que tenían las tres etapas de la vuelta a Ibiza. Y mucho menos el nivel técnico. Sí que tuve un finde largo, de sábado a lunes, en el cual salí los tres días con rutas de unos 70kms pero con un desnivel de poco más de 1500mts de acumulado. De cara a una próxima participación en la vuelta, o como recomendación a alguien que quiera hacerla, le diría que enfoque sus entrenos con rutas muy técnicas. Piedras, raíces, escalones...tanto en subida como un bajada. No tiene el mismo desgaste una sendero ciclable al 100% que uno al 60% en el que te desgastas en exceso si quieres hacerlo al 100%.

Llegaba semana santa. Antes había llevado la bici al taler para que le echaran un vistazo, quería una revisión pre-competi. Iban a ser tres días seguidos, dándole caña a la bici y no quería que me dejara tirado. Revisión de ruedas, apriete de ejes/conos y revisión de la horquilla que me hacía unos extraños. Hizo falta una segunda visita al taller para hacer la revisión completa a la horquilla, ya que fallaban los retenes, que ya estaban en las últimas y eso provocaba esos extraños. Sin embargo, no pude probar la bici hasta llegar a Ibiza y...todo perfecto!!! Un 10 para Alberto, el mecánico de Cross Chicken, y un viejo conocido de cuando empecé en el MTB y él regentaba una tienda de bicis "Duna bikes" en las Rozas, junto con su hermano. La bici empaquetada la semana previa no sin ciertos problemas de malosentendidos con Seur (desde luego que el envío de la bici por paquetería no lo recomiendo), pero finalmente llegó. Tengo que agradecer tanto a +Javier López Lozano y su tienda Cross Chicken por facilitarme la caja para el envío, y encargarse de esperar al repartidor y gestionar todo. Y por la otra parte, la tienda +Ibizasport que se encargó de la recepción y gestión de las cajas con las bicis.

El primer día, fue un no parar. Salida del vuelo de Madrid a las 7h30 con el consecuente madrugón. Esa iba a ser la tónica de todo el finde: dormí poquísimo por distintas razones que ya os comentaré. Llegamos a Ibiza, fuimos a recoger el coche de alquiler previo pago de un depósito de 1200€ que me dejó tiritando la tarjeta y de camino a la tienda a montar la bici y traérnoslas a Ibiza para la salida de la primera etapa. Luego en Ibiza dimos un buen paseo para visitar el casco histórico, comimos, fuimos un rato a la casa en donde nos íbamos a alojar y luego de camino a San Antoni a recoger los dorsales. Después de la larga y larguísima espera para recoger los dorsales, nos fuimos a comprar el maillot oficial de la carrera y luego a cenar a un pueblecito llamado Santa Gertrudis, en el centro de la isla.

Y aquí llegaba la primera noche en la que iba a dormir poco. Al llegar a casa y preparar todo para el día siguiente, me dí cuenta que me había dejado olvidado el dorsal con todo el lio de la compra del dorsal. Tocaba llamar al móvil de la organización (disponible hasta altas horas de la noche, todo un detalle). El caso es que en vez de poder levantarme a las 9h como tenía pensado, tuve que pegarme un buen madrugón para estar el primero en la cola de los responsables de los chips de los dorsales. Se arregló todo por lo cual les estoy muy agradecido, y de vuelta a Ibiza a recoger la bici e irnos a la salida. Calentar un poco por el paseo marítimo, algunas fotillos. Y nos fuimos al primer cajón, junto con los élite y sub-23. Por edades de las parejas, la edad del más joven delimitaba el cajón del cual saldríamos en la primera etapa. Así que ahí estábamos con la gente que iba a salir a fuego durante toda la etapa. Bueno, me imagino que tanto nosotros como otros, porque en la salida adelantamos a algunos.



Dieron el pistoletazo de salida, y eso fue "último marica", salimos todos escopetados. Mi compi me decía que no me calentase, que cogiera mi ritmo, pero en ese momento era bastante complicado. A veces pillábamos algún grupo que nos adelantaba y nos permitía avanzar unos cuantos puestos, pero lo soltábamos enseguida porque sino no íbamos a llegar vivos. Con todo el follón, era complicado mantener un ritmo, mi ritmo. Me imagino que me falta entrenamiento para eso. La salida fue por la circunvalación de Ibiza y enseguida nos metimos en caminos de pista forestal, con curvas cerradas, resbaladizos, había que andarse con cuidado. Eramos muchos pasando por esas zonas. Y enseguida llegó el primer tapón.


Por desgracia, los tapones iban a ser una tónica a lo largo de todas las etapas. Al menos para mi nivel. Me imagino que aquellos que iban más fuertes que yo no tendrían ese problema ya que habrían pasado por ahí hacía bastante tiempo, pero para el groso del pelotón, tocaba desmontar y esperar. Esperar a que la gente fuese entrando en el sendero y subirse a la bici. Una cosa es cuando afrontas una subida/bajada técnica con dos o tres personas por delante tuyo que desmontan y les pides paso. En ese caso, no tuve ningún problema durante toda la carrera, la gente mi educada. Y yo hice lo mismo. Incluso en algunos puntos había un cierto camaderismo en el cual la persona a la que adelantabas te empujaba si veía que te ibas a quedar. A ver, no te llevaba empujando toda la subida, pero si al pasar por su lado veía que patinabas o te ibas, te daba una ligera ayuda. Lo agradecí en un par de veces. Pero en este caso, se trataba de un tapón en donde por lo menos había 100 o más bikers. Así que ahí no había otra que esperar a que te tocara tu turno y tirar. Más tarde nos enteraríamos de que la gente que llegó por detrás de nosotros, en ese primer tapón, fueron llevados por un atajo.



Obviamente los tapones no son los únicos culpables de que los tiempos de corte no pudieran superarse. Si estás fuerte, te ahorras los tapones y pasas el tiempo de corte. Pero creo que uno de los fallos que tuvo la organización con el trazado fue ese, tratar de meter mucho sendero para meter por ahí a 1200 participantes...ni con calzador hubíesemos podido hacer todo sobre la bici. Una lástima, porque hubo senderos por los cuales hubiese sido una delicia rodar rápido como lo hicieron los primeros, o bajadas técnicas por las que hubiese disfrutado bajando montado, incluso con una rígida.  Aunque he de confesar, que es una carrera perfecta para hacerla con una doble de rally, tipo Oiz (que no me oigan algunos), Spark o Epic o incluso las nuevas Procaliber o BMC TE01 con esa suspensión de elastómeros.


Esta etapa era la menos costera de las tres, iba desde Ibiza hasta Sant Antoni por la zona suroeste de la isla y las zonas desde las cuales se veía era el mar, eran los distintos puertos que afrontábamos. Y el primero fue un auténtico muro. Me rio yo de la subida a la Bola del Mundo. Una subida de hormigón por la que nos fuimos arrastrando serpeteando, tratando de ahorrar fuerzas. Pero llegó un momento en el que puse pie a tierra. Aún quedaba bastante ruta por delante, y otra de las subidas míticas de la vuelta a Ibiza, así que no estaba el horno para bollos. La subida del Puig d'en Serra fue la única en la que tuve que poner pie a tierra por falta de fuerza, o quizá por guardar las pocas fuerzas que me quedaban de cara al final de la etapa. En otras subidas claro que puse pie a tierra, pero porque eran técnicas de pelotas, muy muy técnicas, con unos escalones bestiales que me pregunto cómo hicieron los pros para pasar por ahí sin desmontar.


La etapa estaba salpicada de picos, parecía un serrucho, una paliza de las buenas y encima sin conocer el terreno. No digo que de haberme sabido de memoria el perfil podría haber ido mejor, pero es como que afrontas mejor las subidas. Y es otro de los fallitos que tuvo la organización al subir los tracks, que no tenían altimetría. Una pena. Pero no todo va a ser fallos. He de alabar los excelentes avituallamientos que tuvimos a lo largo de todas las estapas. Eran todos iguales. Nada de un avituallamiento bueno y dos malos. No, no, aquí todos iguales: coca-colas, aquarius de naranja/limón, plátanos y naranjas, bollitos y...golosinas!!! Ya sé que no tienen ningún aporte calórico de utilidad, pero no sabéis la ilusión que me hacía poder zamparme unas coca-colas, plátanos u ositos de chuches, jejeje. Como un niño pequeño!! Y las vistas, tremendas vistas. No me arrepiento en absoluto de habernos decidido por la Ibiza en vez de la Madrid Bike Challenge.



Tras la subida del Puig d'en Serra tuvimos un breve descanso hasta afrontar la subida de Sa Talaia. Pero se trataba de una subida tendida, de pista ancha, sin dificultad técnica. La afrontamos no sin cansancio, pero tras el puig d'en Serra, cualquier cosa nos parecía asequible. La dificultad técnica llegó tras coronar la cima. Una de las bajadas más técnicas y largas de la carrera...yo diría que la que más, si no me falla la memoria. Y aquí volvimos a tener tapón. Menos multitudinario que el primero, pero no eran solo dos o tres bikers, no, éramos fácil unos 50 tios bajando andando. Había algunos tramos ciclables, pero ¿para qué subirte a la bici y tener que bajarte a los 10 metros? Algunos se ponían nerviosos por no poder subirse a la bici, pero así estábamos todos. También el cansancio se notaba, uno no baja tan fresco cuando lleva unos cuantos kms en las piernas y brazos. Así que en cierto modo, agradecí tener que poner pie a tierra, jejeje. Pero sí, sin duda creo que habría sido capaz de bajar algunos tramos subido a la bici.
 

 


Y por fin, llegábamos a los últimos kms. Ahí nos veíamos fuertes, jejeje. Eran kms de bajada o llano, en donde nos exprimíamos a fondo. Nos íbamos dando relevos, adelantando a algunos incautos que iban de relax, pero no, nosotros con el cuchillo en los dientes, jeje. La verdad es que ese último tramo nos daba la vida, jajaja. Y por fin, cruzábamos la meta. Super contentos. Habíamos pasado el tiempo de corte, la bici no había dado problemas mecánicos y eso que vimos a bastante gente en la cuneta, con pinchazos, roturas de cadenas, etc. Pero nuestras monturas aguantaban perfectamente. Y el hecho de ser una carrera en pareja da muchísimo apoyo moral, que tu compañero te dé ánimos y no te deje tirar la toalla cuando vas reventado hace mucho y es de agradecer, porque seguramente que él tampoco vaya mucho más fresco que el otro.

Tras la meta, una buena comida con pasta, ternera y pollo a la parilla, ensalada, bebida isotónicas y se podía repetir sin problemas. Lavamos las bicis y las dejamos en el parking cerrado, de cara a la salida del día siguiente, en San Antoni. La faena es que la salida la día siguiente era a las 9h, no como a las 11h de la primera etapa. Así que esta noche también iba a dormir poco, jeje. Segundo día de poco sueño.