viernes, 17 de diciembre de 2010

Iban un asturiano, un portugués y un francés...

Por las gélidas y nevadas tierras que discurren por la tarde sur-oeste del Zürisee (sí, sería algo así como el Mar de Zurich...luego dicen que los vascos son exagerados XDD) de camino a Lucerna...

Bueno, bueno, vamos a empezar por el principio. Ultimo finde de Noviembre, el plan se había comentado a mediados de semana y en principio íbamos a ir todos, al final los débiles y temerosos del frio suizo se echaron atrás y se quedaron en casita, mientras los que quedábamos decidimos seguir con el plan. La idea era ir hasta Lucerna (a unos 50mins en tren directo desde Zurich) visitar la ciudad y visitar el Monte Pilatus. Lucerna está considerada como una de las ciudad más turísticas de Suiza, y razón no le falta, ya que el casco histórico está compuesto por unas callecitas muy atractivas y la mayoría de fachadas de sus edificios están adornadas con frescos. Otro dato curioso de la ciudad es que fue una de las tres candidatas a ser capital de confederación suiza, obviamente, no lo consiguió.

Todo el mundo habla de lo bien que funcionan los trenes y autobuses de Suiza y es cierto. Las frecuencias son bastante bajas y cada pocos minutos sueles poder coger el tren que quieres, pero eso hace que casi siempre estés corriendo para coger tu tren y ¡¡no tener que esperar 5/10 minutos!!! y qué nos tocó hacer nada más comprar los billetes? pues correr. La mayoría de trenes interciudad o interregional disponen de primera clase y segunda clase (no, no es clase turística, es SEGUNDA clase). Ya nos pasó cuando veníamos el primer día a Zurich, que un "amable" pasajero, al vernos, nos soltó muy educadamente en inglés suizo "creo que esta clase no os corresponde". Nos quedamos planchados. Pero esta vez no, nos subimos al vagón correcto y hasta Lucerna haciendo fotillos del "Mar de Zurich" y de la blanca campiña (joder, qué cursi ha sonado eso).

Llegada a Lucerna. De buenas a primeras, la estación es más moderna e incluso me parece más atractiva que la de Zurich. Directos a la oficina de turismo para preguntar cómo se iba al Monte Pilatus. Porque aunque quedamos sobre las 12h30 para coger el tren a Lucerna, en vez de a las 10h previstas en un principio, nos daba tiempo a subir al monte y luego ver el resto de la ciudad, pequeña, pero intentersante. Curioso dato: el monte pilatus está cerrado hasta Primavera!?!? Pero qué clase de montaña se cierra por nieve?!?! y más aún en Suiza?? En fin, nuestro gozo en un pozo, aunque sí que cogimos billetes para subir en teleférico hasta la penúltima etapa antes del Pilatus. Si se cogen las cabinas panorámicas, la ascensión se realiza en tres etapas. Se inicia desde Kriens (un barrio de Lucerna), se sigue hasta Krienseregg y desde allí hasta la última etapa, Fräkmüntegg. Desde allí, un teleférico lleva a la gente al Pilatus. La otra opción, que me gustaría volver a repetir, es cogiendo un barco desde el "puerto" de Lucerna, que recorre el Lago de los Tres Cantones hasta Alpnachstad y desde allí, sube hasta Pilatus. Una de las principales características de esta ascensión, es que es la más empinada del mundo. Es el funicular más empinado del mundo.

Dónde comemos? eso se preguntaban nuestras tripas cuando salimos de la estación central. Intentamos evitar los "Take away" que había dentro de la estación para ver si había algo fuera, más en la ciudad. Qué ilusos...fue salir de la estación central y "...coño, un McDonald's!!!....". Allí nos llamó la atención el extraño sentido del humor que tenían los suizos que allí se hallaban (no voy a extrapolar que luego me cascan por todas partes). Tras apoquinar los CHF 12 que cuesta un simple menú Big Mac más 20 centimos por bolsita de ketchup....qué panda de agarrados!!! (aquí sí puedo extrapolar, que eso te lo cobran en tooodos los McDonald's XDDD) nos sentamos justo debajo de una pantalla en la que había un programa en el que SOLO había golpes, caídas y accidentes relacionadas con los deportes de invierno tan típicos por estos lares. Pues cuál fue nuestra sorpresa cuando empezamos a oir que la gente se reía a carcajada limpia de todos los vídeos que echaban, fuese la que fuese la caída, grave o sin importancia. Nos pareció un humor un tanto simple.

Tras la comida, nos cogimos la línea 1 de autobuses (una especie de autobús con remolque) para que nos llevara al punto de partida de las cabinas panorámicas. Unas cabinas que en principio son para cuatro personas, pero que no sean muy grandes, por favor. El tiempo en Lucerna era frio, nublado y desapacible, con algo de viento incluso que hacía que tuviéramos más frio. La ascensión de la penúltima etapa dura aproximadamente unos 18 minutos. Al principio se pasa por encima de una zona urbanizada, en donde pudimos ver que muchas casas tienen unas terrazas muy monas en las azoteas, entiendo que para el verano, que ahora están inservibles. Pero se deben de montar unas buenas barbacoas ahí arriba, encima con buenas vistas al lago, ya que esa zona de la ciudad está ligeramente sobre elevada. Las cabinas tienen dos ventanucos por delante y por detrás que supongo que en los días de calor o al menos cuando hay sol, se pueden abrir para evitar que la cabina se empañe, pero en día como aquel, aunque se empañara la cabina, ese ventanuco no se abría ni de coña. Pero claro, cómo le vas a decir que no a un tío de más de 2 mts de altura, jeje. No, es coña, estuvimos abriendo y cerrando ese ventanuco para poder hacer fotos de las magnificas vistas de las que empezábamos a disfrutar. Y digo "empezábamos" porque llegando arriba ya eran espectaculares.

Durante la subida íbamos viendo diversos caminos y senderos que van subiendo por la montaña, más o menos paralelos a las torres del telecabina. Niños jugando con los trineos, padres arrastrando los trineos de los niños que se divierten (ellos no tanto) y padres arrastrando a sus hijos montaña arriba haciendo senderismo (ahí creo que el que va jodido es el pobre niño que llevan en plan mochila). Vamos a escupirles....joe, por dónde? aquí no hay ventana. Qué faena, otra vez será XDD

El frio empezaba a azuzar, cada vez que se abría el ventanuco para hacer una foto de los Alpes, la cabina volvía a perder el mínimo calor que había acumulado en los últimos minutos. Ni la mantita que lleva cada cabina nos servía. El portugués empezaba a sufrir las inclemencias del frio, mientras que el asturiano y el francés, acostumbrados a temperaturas más bajas, aún aguantaban el tipo XDDD. En ocasiones coincidió que la cabina pasaba por las guías de la torre y temblaba, y justo coincidía cuando teníamos las manos fuera, agarrando la cámara de fotos o, en mi caso, preciado móvil. Menudo susto me llevé la primera vez. Porque lo peor no es que se cayera el móvil (que también sería una putada), sino que seguramente no se rompiese en la caída y luego hubiese que ir a por él. Un follón vamos, así que a partir de ahora, las fotos, justitas y vigiladas.

Llegamos a la primera etapa/parada en donde la velocidad de la cabina desciende para atravesar el edificio y de repente, zas!! las puertas se abren de par en par. Ningún botón para cerrarlas, nada, nos tiramos unos dos o tres minutos con las puertas abiertas para dejar que entrase bien el frio, joder, parecíamos tres carámbanos. Lo mejor llego al final, cuando la cabina volvió a cerrar las puertas y encarábamos la subida a la última etapa. La velocidad aumentaba, el vacío se acercaba, y de repente estábamos volando sobre el vacío....el parque de atraciones de Lucerna XDDD. Este tramo de subida ya tenía más nieve, árboles más blancos y más altos y poco a poco nos acercábamos a las nubes. Los rayos del sol empezaban a atravesar las nubes y la vista quedaba impresionante. Pero el frio que estábamos empezando a sufrir también tenía lo suyo.

Finalmente llegamos a la última parada, desde donde sale el teleférico al Pilatus, claro, siempre y cuando no haya nieve, brille el sol y se oiga canturrear a Heide por entre las montañas....Teníamos las manos con algo de frío, así que se nos ocurrió la feliz idea de pasarnos por los baños y abrir el agua caliente, pero no, va a ser que hasta allí arriba no llega, con lo cual fue peor el remedio que la enfermedad. Nos dimos una vuelta por entre las nieves, disfrutando de las impresionantes vistas de los Alpes a ambos lados, cuyas cimas sobrepasan las nubes. Ahora ya sí que pegaba el sol, aunque por la hora que era, ya era el sol de la tarde que no calientaba nada de nada. Y no sé qué pasó, pero el portugués debió de enloquecer debido al frio y echó a correr directo al oscuro bosque helado y nevado. "Portugués!!! vuelve!!!" gritaba el asturiano.

Por suerte, recobró la razón y conseguimos hacer que volviera. Aprovechamos para hacernos unas fotos con los Alpes de fondo, alzamos la mirada hacia el Pilatus, decepcionados por no haber llegado a los aproximádamente 2.500mts de altura en donde está ubicado el mirado y nos volvimos a meter en cabina para bajar hasta Kriens. Y la bajada fue peor que la subida, ya apenas daba el sol, con lo cual el frio era aún mayor. Ni siquiera la mantita que hay en cada cabina servía para abrigarnos. Y la bajada que hay desde el final del telecable hasta volver a coger el particular autobús hasta la estación central de Lucerna también fue jodida, qué frio!!! A esas horas apenas había ya sol.

Pero vistas como ésta merecieron la pena.