sábado, 28 de mayo de 2016

Lección aprendida (Madrid - Segovia 2016)

Por desgracia esta iba a ser mi última carrera en lo que quedaba de año. Mi "calendario" (como si yo fuese un pro) terminaba en Segovia debido a temas laborales. Otra vez, como hace 5 años, me tocaba pasar una temporada fuera de casa en el extranjero en un país de montañas y naturaleza, aunque esta vez el idioma iba a ser más entendible que el alemán. Y además iba a poder aprovechar más la bici. Pero no quita que estuviese un poco desanimado y de bajón, y eso no es buena combinación para afrontar una carrera, y más en mi caso que el tema psicológico me suele afectar bastante en carreras (Tema a mejorar).

Ya había participado en la primera edición de la Madrid-Segovia, que pasaba por el puente de la Marmota y cruzaba la sierra por el puerto de la Fuenfría. Ese trazado me gustó mucho, me pareció bonito, técnico, divertido...sin embargo al año siguiente, debido a los kilométricos tapones que hubo en el paso de la Marmota, se cambió el itineratio. Ya ni se pasaba por la Marmota ni por el pto de la Fuenfría, con lo cual perdía todo aliciente que pudiera tener. Pero este año, se habían apuntado...bueno, habíamos engañado a un colega para que se apuntara, lo cual hizo, a lo que tuvimos que apuntarnos varios para no dejarle solo y quedar mal. Así que ya estaba apuntado para la 2016: salir de Montecarmelo por terreno conocido, pistear por tramos pestosos entre Tres Cantos y Colmenar viejo, vías del tren incluidas y cruzar la Sierra hacia Segovia por el pto de los Leones y el paso del arcipreste de Hita..

Las semanas previas, como he mencionado antes, no me levanté muy animado. Pero bueno, había que ir. Bajo a desayunar y sigo sin encontrarme muy allá, en un día normal de ruta, creo que me habría dado la vuelta a la cama. Me tomé la temperatura, por si acaso y daba 37,5º. Bueno, no pensé que fuese fiebre, así que nada, desayuné, desperté a mi chica que muy amablemente, igual que hace dos años, me iba a acompañar a la salida y recoger a la meta. Todo montado en el coche y en ruta para Montecarmelo. Esta vez no íbamos a hacer la tontería de aparcar el coche en todo el meollo, en vez de eso, me dejó a un distancia de seguridad de la zona de salida para luego poder irse con el coche sin mayor problema. En la salida estaban los colegas, Edu, Sergio y Alvaro ya colocados. Saludé sin mucho ánimo, no me encontraba muy allá. No sé, pensé que serían los nervios pre-carrera y el rollo del desplazamiento por el curro que no paraba de taladrarme la cabeza.

Pistoletazo de salida y me pongo a rueda de Alvaro. No salimos a fuego, pero sí un poco más rápido que el resto de la gente. Ya nos conocíamos los tapones que había entre Montecarmelo y los toboganes de la zona del Goloso, así que convenía apretar un poco al principio para luego rodar tranquilamente. Aún así tuvimos algunos parones leves, sin llegar a poner pie a tierra. Enseguida estábamos en la zona del Goloso, aunque veía que Alvaro iba fuerte y a este ritmo, ni loco iba a poder seguirle durante toda la carrera. Llegamos a la zona de los toboganes del Goloso y allí, la misma técnica que la anterior edición: ganar velocidad en la bajada, pedalear en la subida para tratar de mantener la velocidad y en un par de repechos que hay muy duros, un salto al suelo, tres o cuatro zancadas y volver a subirse a la bici. Ya lo hice en 2014 y me fue bien. Hay mucha piedra suelta, gente que de repente se te para delante, con lo cual se va mejor y sin riesgo corriendo. Alvaro no se bajó, aunque tuvo un pequeño resbalón en unas piedras que pilló mal, pero como iba detrás de él, pude darle un empujón para sacarle del apuro. Coronamos el último repecho y ya enfilamos hacia el carril bici.

Y ya en esa zona le perdí la rueda, le seguía con la vista, pero no con el ritmo. A partir de ese momento ya iría a mi ritmo, que la carrera era larga y no conocía la zona que había detrás del puerto de los Leones, nunca había ido por esa parte hasta Segovia. Pasamos por el fatídico sitio en donde se pegó aquella hostia un participante en 2014, dejando todo el camino ensangrentado. Y aproveché para dejarme caer hasta casi la zona del puente de la Marmota, logré adelantar a unos cuantos. Quizá no estaba bien físicamente para aguantar un ritmo fuerte, pero me veía bien en los descensos y en las zonas técnicas. Llegamos a un paso de riachuelo que iba bastante cargado y se veía a gente haciendo malabarismos para no mojarse, no fuese a ser que se fundieran cual terrón de azúcar. Si mi memoria no me engañaba, este iba a ser el único paso por un rio en toda la carrera, y frio no iba a hacer, así que no merecía la pena todo ese circo y el tiempo perdido en no mojarse. Subí coronas para cruzar el rio con seguridad y encaré la subida hacia Colmenar Viejo, en donde nos metieron por las vías del tren. Y si el riachuelo aquel iba cargado, la zona de las vías que siempre está encharcada lo iba a estar a lo grande.

Y no, no me equivocaba, desgraciadamente. Un buen par de kms completamente encharcados y como ya me lo conocía, la única solución fue subirme a las vías del tren, y pedalear por encima de las piedras, que con lo compactadas que suelen estar, no iba a ser mayor problema. Alguno trató de imitarme, pero se acabó volviendo al camino y al agua. No adelanté a mucha gente, tampoco me adelantaron, pero al menos iba seco. De las vías nos desviaron a la tramo de calzada romana que va hasta el puente medieval que hay por encima del Manzanares, por una zona técnica que es de las que menos me gusta de la zona, pero que se pasa sin mayor problemas. Y desde el puente medieval, tocaba la subida larga y tendida hasta el mirador que hay por encima de Manzanares el Real. El año anterior me acerqué hasta allí para hacer de liebre a un par de compañeros de la peña de Alpedrete. Y en 2014 cometí el error de subir por encima de mis posibilidades, pero hoy iba a ir de tranqui, pillé mi ritmo para afrontar los primeros repechos, y luego bajé unas pocas coronas para la zona de falso llano que hay hasta el alto y sin problemas. Llegué arriba sin estar desfondado, habiendo adelantado a algún que otro participante.

Uno de los avituallamientos de la carrera estaba antes de cruzar el embalse, que ya me lo conocía de la anterior vez y el agua muy fria no es que estuviera. Así que pasé de largo para pararme en la fuente de la ermita que hay entre la Pedriza y Mataelpino, que ahí sí que sale fresquita el agua, y así hacía un pequeño break antes de la subida heavy hasta Mataelpino. Un trocito de barrita, Camelbak repuesto y ala, vuelta a dar pedales. En mente tenía los tres próximos desafíos antes de llegar a Cercedilla, y los quería tener en mente para no calentarme y quedarme sin fuerzas.

De forma inmediata, tenía la subida hasta el avituallamiento de Mataelpino, que tenía sus tramos de duros repechos y una subida bastante técnica que, si quieres hacer montado, desgasta bastante. Por suerte, o por desgracia, el terreno estaba seco, así que no hubo que pelear contra el barro que hace casi imposible uno de los tramos técnicos antes del avituallamiento de Mataelpino. Pasé de largo el avituallamiento y aproveché un llanito que hay para pegarle otro mordisco a la barrita. Tras este avituallamiento, un descenso por un sendero bastante revirado con algunas piedras en ubicaciones putas que, si no conoces, es fácil que te las tragues. Y fue lo que le pasó al que me seguía. Empezó muy pegado a mí, pero enseguida me lo pude quitar de encima y encaré la subida por el sendero que lleva hasta la Barranca en solitario y tranquilo. Segundo punto a no desgastarse. Un sendero que va picando para arriba, con algunos repechillos que queman las piernas y una segunda mitad más técnica, con escalones, piedras y raices que llevan hasta la pista que sube a la Barranca. Y ya, por si esto no fuera suficiente, sin olvidar todo el tramo de subida que llevábamos desde la zona de Tres Cantos, ahora tocaba la parte más dura, en mi opinión, de esta primera parte del trazado. Una subida por asfalto, seguida de camino, desde el pueblo de Navacerrada hasta el restaurante la Fonda Real.

El primer año que lo hice iba de novato total, no conocía este trocito de recorrido y no me imaginaba que fuese a ser tan duro, y ahí me vacié un poco de más, penalizando así la subida a la Fuenfría. Pero esta vez, quizá pequé de reservón, pero no quise calentarme. Aproveché el ritmo suave para meterle algún mordisco a la barrita sin ahogarme y hasta la zona de los bomberos fuí a ritmillo, aprovechando que el asfalto te da esa facilidad de firme uniforme, por el cual puedes llevar la cadencia que quieras/puedas según tu condición física. Y ya cuando pasamos al camino, relajé un poco el ritmo. Los dos compañeros con los que había iniciado la subida a los bomberos se alejaron de mí, pero no quise seguirles para no desgastarme y fui de tranqui. Al final acabé pillándoles cuando llegamos a la pared que tanto temía. Fui subiendo con plato pequeño, coronas grandes, al tran tran, poco a poco, sin calentarme. Coronamos y ya bajamos hacia la fonda real, entrando en el tramo fuera de cronometraje, para el cual teníamos 30 mins....pero este año me parece que la cagaron un poco en este aspecto.

El primer año, al igual que éste, el tramo neutralizado empezaba en la fonda real, que hasta la zona de avituallamiento, era todo bajada. Sin problemas para nadie. Pero el cierre del tramo neutralizado en 2014 era justo al girar a la derecha para iniciar la subida a las Dehesas. Es decir, se salía de la zona de avituallamiento, y se cruzaba el pueblo por la calle principal, llana, sin desnivel, asequible para cualquiera. Sin embargo este año, el cierre de zona neutralizada estaba saliendo de Cercedilla, tras una subidita puñetera, ya iniciando la subida al pto de los Leones. No sé, creo que podrían haber acortado ese tramo, porque sus 10 mins o así te podía llevar el llegar hasta esa alfombrilla del chip.

Este año también me acordé de lo demasiado que comí la primera vez, así que esta vez, parada corta para no enfriarme, llevarme algo a la boca, pero sin llenarme ni encharcarme bebiendo. Y volví a emprender la marcha, esta vez hacia los Leones. Lo duro de la subida es corto, son unas pocas zetas al principio y luego ya afloja bastante. Para quien no conozca la subida, se le puede antojar dura, pero si se hace con tranquilidad, sin problemas. El problema es que, por muy mentalizado que estuviera, salí con el chip de "acabo de salir de Cercedilla" y se me olvidaron todos los kms que llevaba desde Madrid subiendo hasta Cercedilla. No es que me vaciara en la subida a los Leones, pero fui a ritmo, sin que nadie me aledantara, y adelantando a un par de tios que iban por delante mío. Incluso el tramo duro y técnico del repecho hasta el paso del arcipreste lo hice sin poner pie a tierra. Y claro, eso desgastó un poco.

La bajada del arcipreste a la pista del rio Moros estaba encharcado, con las piedras mojadas, así que ahí no arriesgué mucho. En algunos tramos quizá me dejé llevar y tendría que haber frenado un poco, pero por suerte no fue a mayores y no besé el suelo. Pero eso sí, en cuanto ví la pista, me salí del sendero. Aunque el track se suponía que seguía por el sendero, pasaba de seguir llenándome de barro. Algunos que me seguían hicieron lo mismo y otros siguieron por el sendero. No creo que hiciera trampas, no fui por un sitio más fácil o menos duro.

Empezaba a encontrarme raro, cansado. Al llegar a la valla de entrada al valle del rio Moros había un avituallamiento y paré. No parecía que hiciese mucho que había pasado por Cercedilla, pero andaba cansado. Había algo de fruta cortada y ya el hecho de masticar, me notaba rara la mandíbula, no, no son drojas sanas, jeje. Pillé algo de isotónica y un poco de fruta y seguí para abajo, en dirección al embalse de Revenga. Una bajada jodidilla, que me dejé caer y por poco salgo por orejas, una librada de las buenas. Alcanzamos la carretera que bordea el embalse. Sabía en dónde estaba, pero no lo sabía. Sí, sé dónde está el embalse, he pasado por ahí en multitud de ocasiones, pero no me hacía a la idea de lo que me faltaba por llegar a Segovia. Pero ni por asomo. A partir de ahí empezaría mi calvario de camino a Segovia. He tenido pajarones y bajones en rutas, pero nunca en carrera, al menos no tan heavy como la de hoy. Para salir de la carretera que bordea el embalse, tuvimos que hacer frente a un par de repechos. Enganchamos un sendero que tras cruzar un riachuelo, nos llevaba a otro rampón imposible y por afán de hacerlo montado en bici, peté. No era muy largo, pero las pocas fuerzas que guardaba se esfumaron. Bájate de la bici, recupera el aliento, empuja la bici hasta coronar el repecho. Ahora, enfilaba la cañada real soriana, terreno conocido, pero que fuese terreno conocido no suponía estar más cerca de Segovia, lo que volvió a engañarme. Estaba jodido, ya no había duda, las piernas sin fuerzas, sensación rara en el estómago, me costaba respirar...iba avanzando poco a poco, aprovechando que la cañada real soriana no tiene mucha pendiente, pica para arriba, pero se aguanta. O eso creía yo, porque al llegar a la zona llana, que daba paso a una serie de repechos me tuve que bajar de la bici y echar la pota. La primera vez que vomitaba en una carrera. No me encontraba, las barritas no me entraban y el agua la tenía que beber a sorbos por miedo a volver a vomitar.

La verdad es a partir de ese momento, navegaba por mares revueltos, iba un poco perdido. No me acababa de situar en el recorrido. Había mirado un poco por encima el trazado, pero no le había prestado toda la atención necesaria. En mi mente, el recorrido desde los Leones hasta Segovia era algo más sencillo de lo que iba a ser. A partir de ahora tocaba una zona rompepiernas, bordeando en ocasiones la AP6, zonas encharcadas en las cuales los neumáticos parecían quedarse pegados al suelo, zonas en las que me tenía que bajar y empujar la bici lastimosamente mientras veía como el resto de gente me adelantaba. Poco a poco me iba recuperando y se notaba que estábamos llegando al final, en donde la gente va algo más separada, porque los adelantamientos no eran muy frecuentes. En ocasiones algún grupo me pasaba como una exhalación, pero por lo general eran uno o dos los que me adelantaban. Me tenía que parar frecuentemente para recuperar la respiración, y eso que no iba a tope de pulsaciones. Simplemente, no podía. En los únicos tramos en donde intentaba apurar un poco, era en las bajadas, tratando de alcanzar a quien tuviera a la vista, aunque cuando el terreno se allanaba o se inclinaba hacia arriba, volví a perder segundos frente a mis predecesores.

Esto no se acababa...de vez en cuando pasábamos por algún punto crítico en el cual había algún voluntario señalando el desvío correcto, animándonos "venga!!! que ya falta poco!!!" (otra de las grandes mentiras del ciclismo). Pero ese "poco" no se acababa...y ahí seguía dando pedales, subiendo y bajando repechos que me agotaban cada vez más. Y las bajadas que había a continuación tampoco me ayudaban a recuperarme, así que afrontaba el siguiente repecho a medio gas. Y por si todo esto fuera poco, el eje de pedalier empezó a hacer un ruido de grillos de mil diablos, a cada pedalada crugía como si tuviera ahí metida una jaula de grillos. Normal, si no era un prado encharcado y embarrado, directamente tocaba cruzar una balsa de agua marrón y a estas alturas de la carrera, lo único que quería era acabar lo antes posible. Y por fin se hizo la luz...llegué al último avituallamiento de la carrera, ese en el que no paré en la primera carrera. Pero hoy no estaba el horno para bollos y paré, paré muerto de cansancio, necesitado de agua, líquido, lo que fuese. Pero el agua "mierdatónica" que me eché sabía a pis, menuda mierda! Me di cuenta al poco rato, así que estaba aún peor, sediento y con la boca rara. Apreté todo lo que pude para llega a Segovia, saqué fuerzas sabiendo que ya quedaba poco. Detrás de mí, se puso un chico a rueda, pero al poco rato conseguí separarme de él. Unos metros más alante, oía como se pegaba un revolcón, debió de pillar más uno de los múltiples charcos que había. Le grito si está bien, todo correcto, y continuo apretando hasta llegar a Segovia...muerto, desfallecido. Me ofrecen un botellín de agua, que apenas puedo tragar. Me siento un poco a la sombra a descansar. Vuelvo a revitalizar un poco, será por el subidón de haber llegado a meta.

Aproveché que no había mucha cola en la zona de lavadero de las bicis para dejarla limpia antes de meterla en el coche. Y ya entro en Segovia, comentando la carrera con otro chico que también anda algo fastidiado. Menuda mierda de trazado, mucho mejor el del año anterior, los avituallamientos pobres y cutres. Llegamos a las escaleras, voy bajando, me emociono al llevar una 29". La última vez que bajé por aquí iba con una 26" y no era lo mismo, jeje. Pero freno un poco, no vaya a ser que entre de bocas a meta, no quedaría muy fotogénico. Llego a donde está mi chica, y ahí ya me siento en el suelo, apoyado contra una de las columnas del aqueducto. En fin, luego llegué a casa, conducido por ella y andaba con mis 38 y pico grados de fiebre.... Pues sí que era fiebre lo que tenía esta mañana. Qué hemos aprendido hoy? que si hay más de 37º, uno se queda en casa y ya le pueden dar por saco a la ruta/carrera/o lo que sea. Eso, y que se me han quitado las ganas de carreras por una buena temporada.

viernes, 27 de mayo de 2016

Probando softails - Test The Best (día 1)

Este año era ya la tercera vez que me apuntaba al Test The best, ese festival que montan los de Bike en Cercedilla para que la gente pueda catar bicis pata negra. Esas bicis con los que muchos soñábamos en el famoso "test" elaborado por Juanma Montero y que nos hacía soñar por unos momentos. Al menos servidor flipada con las monturas que probaba y este festival, nos da una oportunidad similar, aunque con límites de ritmo y trazado. La mayoría de las marcas tienen un guía y un trazado estipulado por el cual no te puedes desmadrar mucho. Solo un par de marcas me permitieron coger la bici y hacer e ir por donde quisiera con ella durante 1h. Como si me quería ir a una terraza a tomarme un café y presumir de montura. Orbea y Canyon. 

El año pasado, era mi segundo y fui a lo grande, monturas pata negra: BMC, Cannondale, Scott, todas 29", montadas con 1x11, ruedas de carbono, auténticos misiles. Hasta que un colega me recordó que no me acostumbrase demasiado a lo bueno, que luego tocaba volver a mi Alma de alumnio y 26". Y cuánta razón tenía. De hecho, recuerdo en la primera ruta que hice con la Alma después de aquel fin de semana de pruebas, que casi me calzo una hostia por bajar como pollo sin cabeza, olvidando las pocas (pero presentes) limitaciones de la 26".

Este año iba a ser distinto, hacía ya unos meses que tenía mi montura de 29", carbono, full XT. No es el módulo top de carbono, pero no le anda lejos y a falta de ponerle unas llantas adecuadas, se puede quedar en un peso muy majo. Este año quería probar novedades tecnológicas más que bicis potentes. Y las elegidas para el primer día iban a ser la BMC TE01 con el nuevo sistema MTT (Micro Travel Tecnology) que consiste en una inserción de unos elastómeros (o gomas como insistía en explicarnos el guía) situadas en la parte superior de los tirantes, justo antes de su unión con el tubo del sillín. Y la segunda a comparar, la Trek Procaliber con un sistema similar de absorción de irregularidad. En su caso, la americana hace uso de un minibasculante situado en el ángulo inferior del tubo horizonal y el tubo del sillín pero sin elastómeros. Este basculante se aprovecha de la flexión que sufre el tubo del sillín por el peso del biker. Dos conceptos distintos de ver el término "softail".

Ya conocía el montaje de la BMC del año pasado, pero este año venía con un doble plato en vez del 30 del año pasado y sus 11 piñones. Y con el nuevo guiado de cable de desviador a través del tubo horizontal. Bloque de horquilla Fox, el que más me gusta en el mercado actual, con su modo CloseTrailDownhill que te permite jugar desde llevarlo cerrado a completamente abierto, pasando por un término medio apto para el trail. La suavidad y buen tacto de la Fox, como siempre es un clásico y el montaje de ruedas de la mano de DT. Como pegas, están los nuevos mandos del XT, que ya no permiten bajar dos piñones de golpe en ambos sentidos del 2-way release. En ocasiones uno se pregunta qué entienden las marcas por "innovar". Veo que no solo pasa en el mundo de los móviles, sino también en el ciclismo. 

El sistema MTT es bastante sencillo, sin complicaciones tecnológicas ni elementos móviles. Y para alguien que huye de las dobles por su complicación de elementos móviles, mantenimiento y coste, es algo de agradecer. Obviamente no sustituye ni por asomo las características de una doble, aunque sea la doble más rallyera que te puedas echar a la cara, aunque solo tenga 80mm de recorrido. Pero para mí me bastaría. BMC entrega 3 elastómeros de distintas densidades, que según explicaba el guía, no dependía del peso del biker. Que ese era otro tema que me habría gustado dialogar más a fondo con él, pero tampoco quería monopolizar la conversación durante la ruta guiada. Pero no me creo que el elastómero de más alta densidad tenga el mismo comportamiento con un biker de 60kg que con uno de 90kg...non fotis! De todos modos, el montaje es muy sencillo, dos pasadores allen, se aflojan, se extrae el elastómero y se inserta el otro que se quiera utilizar. O bien se aprovecha para limpiar. Y se vuelven a atornillar los pasadores y listo. Si me apuras, incluso es una operación que se podría hacer en plena ruta.

La Trek montada con el X1 sí llevaba un monoplato, un 32T. Ya llevé un 32T en la Cannondale FSI del año pasado y en algunos tramos, en comparación con el 30T de la BMC de ese año, se me hizo algo más durillo. No tuve que bajarme de la bici ni aminoré la marcha, pero esos 2 dientes, tras una ruta de 80-100kms sí que se pueden echar de más. En mi caso, creo que bailaría entre 30 y 32 dientes en caso de montar un monoplato. Mismo montaje de ruedas que la suiza pero con la SID RL como horquilla y el sistema de bloqueo remoto de Rock Shox que no me entusiasma demasiado. Como añadido, la marca Polar equipaba todas las Trek de prueba con su GPS V650, pero claro, en una ruta guiada tan corta, no tenía mucho sentido. A destacar, la buena legibilidad de su pantalla, aún con el solazo que hacía ese día.

El sistema de Trek es completamente distinto. Carece de ningún elemento suspensivo. Se basa en un tubo de sillín de sección circular en la parte superior, que se va ovalando según se acerca al eje de pedalier, de modo que conserva su rigidez lateral, pero permite flexar en el sentido de la marcha. El pivote se sitúa en el ángulo inferior que forman la barra horizontal y el tubo del sillín y cuando el biker está sentado sobre el sillín, ejerciendo fuerza en dirección al suelo, la parte ovalada del tubo del sillín flexa en dirección paralela el suelo y en dirección delantera como reacción al peso del biker. 

Pero donde mejor se prueban las cosas, es en marcha, dando pedales. Y nada más salir del recinto ferial, pude sentir los elastómeros de la BMC. Cualquier imperfección, pequeño bache o grieta es absorbido por el sistema MTT. Y es que los 3cms del elastómero no dan para muchas alegrías. Como ya he dicho anteriormente, no pretende sustituir el uso de una doble, sino hacerte más llevaderos los senderos o pistas por las que pedalees. A diferencia de una suspensión al uso, en donde el rebote suele ser controlado por el aceite, en este caso el rebote es libre. Del mismo modo que se absorbe la irregularidad, con la misma brusquedad o suavidad que se reciba el bache, el elastómero vuelve a recobrar su tamaño. Eso mismo, pero con más brusquedad, me pasó el año pasado probando la FAT, que iba sin horquilla y la absorción de las irregularidades del terreno se hacía con el generoso balón de sus cubiertas.

Al principio de llevar la BMC, la sensación es como de rueda pinchada, pero enseguida te acostumbras y por terrenos rotos es una delicia. Zonas de raices, pedregosas, esas zonas en las que resulta incómodo pedalear es el punto fuerte de la BMC. Fue una auténtica gozada llevarla por esos senderos estrechos y revirados de Cercedilla. Se supone que actúa también aún estando de pie sobre los pedales, en un descenso, por ejemplo. Pero en mi caso no pude notar nada. Pero como ya digo, 8kms es demasiado poco para probar el 100% una bici, aunque sí que da una idea bastante aproximada de si te va a gustar o no. Y por segundo año consecutivo, la BMC me encandila. Me gusta su geometría, de vainas cortas, nerviosa, reacciona muy bien a las aceleraciones, baja de lujo por cualquier tipo de bajada. El pequeño elastómero me permitió pedalear sentado por una zona en la que, con una rígida al uso, en más de una ocasión he tenido que despegar.

Tras probar la BMC, tocaba probar la Trek, así podía comparar en un mismo día dos softails, con distintos conceptos.  Aquí sin embargo no me puedo explayar tanto. La bici es un auténtico tiro, no lo puedo negar. Ligera como la que más, incluso me dio más sensación de ligereza que la BMC. El hecho de no poder disponer de mi talla, cosa que siempre me pasa en este tipo de festivales (excepto la L de la BMC en la que me siento comodísimo), quizá sea un puntito negativo. Aunque es una 19,5", lo cual se acerca mucho a lo que debería ser mi talla real. 

Salimos del recinto, cruzando el empedrado del centro cuidad en donde no noto nada. Incluso haciendo fuerza contra el sillín...eso sigue igual de duro y sigo notando el traqueteo. "bueno, vamos a seguir" pienso, esperando que una vez entrado en faena, en senderos con más piedras o raíces notaré la efectividad del softail americano. Pero qué va, qué va...el primer escalón que pillo sentado en el sillín se nota, y vaya si se nota!! O mi culo no es nada sensible, o esto no amortigua. Voy como perro buscando los charcos, pero con raices, piedras e imperfecciones del terreno y nada. Quizá me estoy olvidando de lo preciso que va el X1 de SRAM y de los 32dientes del plato que hoy se me han pasado por alto. Será que estoy más fuerte que el año pasado o que esta Procaliber es más ligera que la FSI Carbon del año pasado (mis disculpas a los amantes de Cannondale por semejante blasfemia, jejeje).

Llegamos a la parada obligatoria a mitad de ruta, en donde el guía se para a darnos una pequeña charla técnica sobre los aspectos de cada modelo que llevamos. No puedo evitar preguntarle por la comparación con la BMC y que no noto nada desde que hemos salido. Me explica técnicamente cómo funciona el sistema IsoSpeed de Trek, sus 8mm de oscilamiento Y luego visualmente, me muestra cómo oscila, de pie, haciendo fuerza sobre el sillín se aprecia un ligerísimo vaivén del tubo del sillín. Pero claro, no se puede comparar la flexión de un metal frente a la compresión de un elemento neumático.Un metal puede flexar, por supuesto, pero no llegará a hacerlo del mismo modo que lo hacen unos elastómeros. Y eso que mi talla es una 19,5", en la que las dimensiones son mayores y mayores son los momentos de torsión y más pesa el biker. En una 15" con un biker de 50-60kg, eso no flexa ni para atrás.

Creo que el sistema de amortiguación de la Trek podría tener cabida en esos tramos de pista en los que se pedalea hasta alcanzar altas velocidades y de repente uno se encuentra con esa bañeras en las que la bici se hunde y luego vuelve al nivel de la pista. Ahí sí que es flexión del tubo de la tija iría de perlas. Pero también funcionaría bien el sistema MTT de BMC, además de en el resto de ocasiones en las que nos encontramos con irregularidades, leves, del terreno. Personalmente, me quedaría de calle con el sistema de BMC.

PD: Como siempre, gracias a la putamierdawifi que tengo en el piso, me es casi imposible subir fotos. Así que para dentro de unas semanas, actualizaré las últimas entradas con sus fotos, para que no resulte tan tocho.

sábado, 7 de mayo de 2016

Fantasmeando contra el Cierzo - Monegros 2016

Tras la vuelta a Ibiza, la semana de vacaciones en Canarias, tocaba Monegros. Un clásico en mi calendario. No tanto por la carrera ya que es pista, pista y más pista. Pero me gusta mucho por encontrame con los compañeros del foro, Alejandro, Alfonso, unos auténticos #masterprotour. Aunque por desgracia, este año iba a faltar a la cita el cuarto mosquetero, Pedro, que no iba a poder venir por compromisos personales. Pero este año se juntaba que iba junto con Alvaro y nos íbamos a juntar allí con otros dos foreros de la plataforma: Manu con quien ya había coincidido el año pasado junto con su novia participando en la corta y Rubén, al cual conocía solo de habernos cruzado mensajes por el foro y Facebook, pero seguro que iba a ser un tío de puta madre. No conozco a nadie que mida más de 1.90mts que no sea simpático, afable y buena persona.

Desde Madrid salía con Alvaro, tras recogerle en su curro, con las maletas y las bicis, directos a Sariñena. Esta vez llegamos más pronto que ningún viernes, es lo que tiene salir a una hora decente del curro. Alejandro salía también de Madrid, pero por su cuenta, previo paso por Zaragoza para luego juntarse con nosotros en Sari. Recogida de los dorsales, esta vez me preocupé de no perder el dorsal como en Ibiza, nos paseamos por los stands, y nos encontramos con Alfonso y señora, que se habían acercado a ver el ambiente y saludarnos. Como siempre, super simpáticos y agradables. La pregunta de cada año "¿Y tu novia no se anima a venir?", jejeje. Cómo se nota que no la conocen, jejeje. "Algún día, algún día la engañaré". Pero lo mucho que me anima, me apoya cuando estoy con los nervios en la semana previa, cuando me ha llevado a las salidas a horas intempestivas, o las veces que ha ido a buscarme al aeropuerto o cuando la bici me deja tirado....eso no se lo puedo agradecer lo suficiente.

A media tarde llegaban Rubén y Manu para recoger sus dorsales y echar un vistazo a los stands antes de que cerrasen. Nos fuimos a la zona de "restauración" a tomarnos unos refrigerios en espera de que Alejandro llegara y nos pudiéramos ir a casa a dejar los bártulos, cenar, adjudicarnos las habitaciones/camas y descansar. Yo me había traído sábanas para colchón individual pensando en que dormiría en una cama tal, pero al final me tocó mi cama habitual, así que sábanas de cama individual en cama de matrimonio, jeje. Lo peor llegó como a las 6h de la mañana....me despertó el ruido de la lluvia. Caían chuzos de punta. Joder, el trazado debía de estar poniéndose fino de barro, y encima el barro de monegros no es que sea de los más "agradables". Arcilloso, pegajoso....temible. Amaneció, desayunamos y nos fuimos hacia Sari en donde esperábamos que el tiempo mejorase. Por favor...qué despeje y dé el sol. Pero los nativos nos avisaban "cuidado, que si deja de llover, entonces soplará el Cierzo"....el temido Cierzo. No sé qué podía ser peor, si el viento o el barro.

En los prolegómenos de la carrera, coincidimos con Toni, otro forero de la plataforma con el que ya nos habíamos cruzado varios mensajes, un biker oldschool, de los que lleva años dándole a los pedales. Aunque con mucha pachorra, estaba comiendo con nosotros, sin haber caído en la cuenta de que tenía que recoger el dorsal. Nosotros ya teníamos las bicis listas y preparadas, jeje. Este año me cuidé mucho de no pasarme con la comida. El desayuno, fue como uno que puedo tomar cualquier finde normal de ruta y me llevé un tupper pequeño de pasta, en vez de uno grande como el año pasado. Graso error, ya que tuve unos retortijones de aupa. Este año quería hacer las cosas bien. Comer lo justo, sin pasarme. Así que un poco de ensalada de pasta y un plátano y listo. Lo justo para tampoco tener ganas de ir al baño justo antes de la carrera. En fin, la hora se acercaba y Alvaro y yo nos fuimos al cajón, mientras que Rubén, Manu y Toni se iban al suyo. Este año tardamos un poco más en meternos al cajón y quedamos algo alejados de nuestro arco, una lástima. Mientras estábamos allí esperando ví pasar a un colega de la peña, al que fui a saludar un poco más atrás en el cajón.

Y por fín sonó el pistoletazo de salida. La salida fue bastante tranquila al salir de tan atrás. Primero el tiempo empleado en cruzar el arco principal de meta y luego la salida del pueblo, demasiado tranquila para que lo había vivido en anteriores pruebas. Y ya pasados el arco pensé que el ritmo se aceleraría, pero nada más lejos de la realidad. Joder, parecía una puta marcha.... Intenté adelantar a toda la gente posible, con Alvaro haciendo lo mismo como bien podía. Adelantar, pero con cuidado, no quería ni enganchones ni los típicos reproches de "eeh...que esto no es una carrera!!" del mismo modo que a mí en otras ocasiones me ha jodido que alguien me pase rozando el manillar. Así que adelantamientos limpios, pidiendo paso, y agradeciendo el que me cedan el paso. Salimos del pueblo y nos enfrentamos a la triste realidad que tendríamos durante gran parte de la carrera: el dichoso viento, el famoso Cierzo en todo su esplendor. La salida de Sariñena es bastante caótica ya que la pista va haciendo constantes giros. Por muchos años que lleve haciéndola, siempre voy algo desorientado y hoy el viento siempre daba de cara, daba igual hacia qué lado hicieras el giro que zasca!!! en toda la cara, o de lado. Ahí aprendí lo que es ir en abanico, jejee. Eso sí, en cuanto el viento te daba de culo...empezaba a bajar piñones y a pedalear como un loco, sin tampoco calentarme mucho. Pero para bien o para mal, servidor no es pequeño y hace vela y cuando una vela pilla el viento a favor, se infla y avanza a toda pastilla.

Y así fui hasta el primer avituallamiento, que en su mayor parte el viento nos daba de culo. En un par de giros avisté a Alvaro, pero no sé porqué, no conseguía conectar conmigo, aunque tampoco le sacaba yo mucho tiempo. Tras pasar el primer avituallamiento, tocaba la subida del pilón, con una cierta protección del Cierzo, así que la subida no se hizo muy dura. Fui dosificando, pedaleando a molinillo, adelantando a gente, pero sin calentarme. Que otros años había pagado luego la factura en la bajada a Peñalba en donde palmé en algunos falsos llanos. Esta vez con la 29" iba a bajar enchufado, jeje. Además que este año nos habían quitado el tramo de subida técnico hasta las antenas, así que guay, subida de tranqui, por pista y manteniendo ritmo. En donde sí me llevé una ligera decepción fue al coronar, en donde normalmente solía haber una carpa con algo de isotónico al cual le habría dado un chupito encantado, pero aún tenía agua en el Camelbak, así que nada. Soltarme un poco de manos del manillar, erguir un poco la espalda, estirar un pelín mientras sigo avanzando hasta encarar la bajada. Este año noté muchísimo la diferencia entre el pasado yendo con la 26" y éste con la 29". A nada que pillara una cierta cadencia de pedaleo, la bici iba sola y en esos falsos llanos que hay en la bajada apenas bajé el ritmo. El año pasado llegué a Peñalba jodido y este año llegaba bien, así que decidí no pararme. A toro pasado...no, a toro pasado creo que hice bien, lo que hice mal viene a continuación.

Mientras llegábamos a Peñalba, apuntando al sur, se notaba cómo llegaba el viento de costado, ligeramente de culo, por lo que me esperaba a la vuelta iba a ser el puto infierno. Viendo de costado, frontal y fuerte. Así que nada, tocaba salir de Peñalba por la pista un poco desperdigados todos, hasta que encontré un grupo. Y como dije anteriormente, para bien o para mal, servidor es grande y hace vela y aquí iba a ser para mal. Daba igual cómo me colocara dentro del grupo, lo mucho o lo poco que me agachara sobre el manillar que el viento me daba de lleno. Menudo calvario me esperaba en los próximos 40kms. El grupo que pillé le daba fuerte, no me quedaba descolgado, pero tampoco me permitía ir relajado. Recordé lo que me contaron los colegas monegrinos, que mejor pillar un grupo que te cueste un poco que uno en el que vayas relajado, el cual te hará perder tiempo. Ibamos pillando grupos y gente desperdigada y uno de los peligros del abanico es cuando de repente te quedas sin hueco en el camino y estaba siendo mi primera clase de abanicos...por lo que varias veces me quedaba encerrado y tenía que descolgarme del grupo. Joder, no sabía por donde meterme. Y justo cuando estábamos a punto de encarar la zona en donde el viento ya pegaba completamente de frente, hice la gran estupidez del día. No iba con intención de hacer una demostración de fuerza, pero ví a lo lejos un grupo con menos gente al cual pensaba que podría alcanzar.

Pero nada más lejos de la realidad. Pensaba que me daba el viento de lleno, pero no fue hasta salirme del grupo en donde realmente pude sentir lo que es el viento de cara...Es como si de repente se me frenara la bici, como si tuviera que arrastrar a alguien. Me costó la vida tratar de alcanzar al grupo que nos precedía, y digo bien "tratar" porque no llegué a conectar con ellos. Y lo peor, es que el desgaste físico fue tal que el grupo que había abandonado previamente me pasó sin contemplaciones y no fui capaz de engancharme a ellos. Perdí toda protección contra el viento en el tramo que había hasta Valfarta, una serie de toboganes, siempre en falso llano que me iban machacando. De vez en cuando conseguía pillar algún grupo, pero ya iba jodido. Iba a ser un completo calvario hasta poder llegar al tercer avituallamiento. Y encima, el pedalier haciéndome un ruido de crujido a cada pedalada, con lo que soy yo para los ruiditos en la bici. Sonaba como a rodamiento gripado..."cri! cri! cri! cri!...." a cada puta pedalada... "cri! cri! cri! cri!..." joder. Empezaba a rayarme, ¿será el eje? ¿será el cuadro que se estará rajando? Ahí la cabeza me empezaba a fallar y si no fuese suficiente con eso, las lumbares me empezaban a machacar. El ir pedaleando mordiendo el manillar para tratar de ofrecer la menor resistencia al viento me estaba machacando. Mira, al menos no estaba teniendo los retortijones que tuve el año pasado.

Trataba por todos los medios de no pararme, me intentaba estirar sobre la bici tratando de no pararme. Pero claro, en ocasiones dejaba de pedalear y por el viento frontal apenas avanzaba tres metros sin tener que volver a pedalear para no pararme del todo. Llegué lastimósamente al tercer avituallamiento en donde unos metros antes, Alvaro me alcanzó. Nos paramos juntos en el tercer avituallamiento para tratar de reponer fuerzas, yo estaba destrozado. Ojalá hubiese seguido en aquel grupito, habría podido llegar al tercer avituallamiento más entero. Reponemos fuerzas, esta vez me cuido de no beber cual camello y no hincharme de agua, un poco de fruta, y retomamos la marcha, más fortalecidos. Nos vamos relevando hasta conectar con el recorrido de la corta. Esa bajada rápida con tanta gente siempre me da respeto, así que me descuelgo un poco de Alvaro, pero sin perderle de vista y en cuanto el terreno se vuelve a allanar un poco, consigo engancharme a él. Vamos pidiendo paso, cruzamos el cuarto avituallamiento y nos dirigimos hacia los últimos 10kms que van a ser mortales.

No es que queden 10kms, son unos pocos más, pero hay un tramo de 10kms en los que pedaleamos directamente en contra del viento. Cómo será, que llego a ver incluso a gente caerse de la bici. Un grupito de 7 personas, ocupando toooda la anchura de la pista y para más inri, tirándose al suelo para ocupar más hueco. Me obliga a ir por el campo fuera pista, deseando no pinchar. Le pierdo la pista a Alvaro, pero no debe de andar muy lejos. Ni yo estoy tan fuerte ni él tan débil como para que haya tanta distancia entre ambos. Pero no tengo fuerzas ni para girar la cabeza hacia atrás, sigo con la mirada clavada en el manillar, moviendo las piernas para pedalear, con el dichoso crujido del eje de pedalier. Por fin esos 10kms mortales se terminan, y pillamos la carretera hasta Albalatillo, desde donde engancharemos otro tramo en donde el viento no nos da tregua, otra vez vuelve a soplarnos de costado, ligeramente de frente. Joder, esto nunca se acaba!! No importa hacia qué lado hagas el giro, que el viento sopla siempre de frente, esto es de locos. Hay momentos en los que soplaba tan fuerte que me levantaba dolor de cabeza, nunca había sufrido un vendaval así de fuerte.

Por fin cruzo la meta!!! 5h38 de tiempo neto, no está mal, para todo el viento que ha soplado, aunque mi intención de bajar de las 5h se ha esfumado completamente. Me libro de la expulsión del grupo de whatsapp por el Cierzo. Y por otra parte consigo otra de las metas que me había puesto que era meterme entre los 1000 primeros. Así que de cara al año que viene, sigo con la espinita de meterme por debajo de las 5h. Espero que el año que viene ni haga viento, ni llueva, ni pinche, ni me caiga....bueno, para el año que viene habrá que entrenar más y mejor y punto.

PD: otra vez pido disculpas por no subir fotos, en una semanita actualizo la entrada subiendo contenido.