lunes, 26 de junio de 2017

Flaqueando por Pontevedra - 4 picos Road

Primera cicloturista/marcha con bici de carretera desde que estrenara la flaca allá por Agosto del año pasado, bueno, técnicamente fue Agosto, en la práctica, fue Septiembre del año pasado, en tierras andorranas. La verdad es que fue un buen estreno, recorriéndome todos los puertos del pequeño principado. Y como Galicia parece "a miña terra galega" y me tira tanto, la primera ciclo iba a ser en Pontevedra, la 4 Picos Road, que discurre por los montes que rodean la ciudad con un trazado precioso que empieza y termina bordeando la costa de la ría, para adentrarse en la zona de montes de más adentro. Y es que esa es una de las combinaciones que más me gustan del ciclismo, tanto en montaña como en carretera, el poder pedalear por el monte y divisar a lo lejos el mar, no existe una sensación más bonita.

Se trata de una marcha de 140kms y unos 2700mts de acumulado repartido en 4 picos. Bueno, la organización dice que son 4 picos, pero viendo el perfil, son más bien 5 picos. La marcha es marcha, sin tiempos, aunque hay algunos tramos cronometrados, de entre los cuales la última ascensión al pueblo de A Escusa, en lo alto de Pontevedra. Fue final de etapa en una edición de la vuelta y menudos rampones que tenía. Me iba acordando del 28 y que un 32 no me habría venido nada mal. Pero bueno, el 32 es para cobardes!! Ya bastante con que no me depilo, como para encima llevar un 32...me echan de todos los grupos de whatsapp por globero, jajaja.

Alojamiento rural en Poio, que a priori tenía  buena pinta, pero luego vimos que el desayuno no tenía nada que ver con las fotos que vimos en booking, y a la hora de pagar, jugarreta de los dueños, dificultades para pagar con tarjeta...un follón vaya. Pero la habitación muy bien y muy espaciosa, era como un pequeño bungalow, incluso con una hamaca dentro de la habitación. No tuvimos ningún problema para meter la bici, así que perfecto. Sábado día fantástico de playa. Y para el domingo, el problema fue que el desayuno no lo servían antes de las h, y yo quería salir del hotel para Pontevedra no más tarde de las 8h15, así que tocó llevarme desayuno para comerlo en la habitación (la historia de siempre). Desayunado y listo y despidiéndome de la jefa que se quedaría un rato más durmiendo y luego disfrutando de la playa, yo me voy para Pontevedra calentando, previo paso por una gasolinera para rellenar bidones con agua bien fría.

Ni punto de comparación con otras carreras en las que llego, busca sitio para aparcar el coche y todo el follón. Llegar en bici, con el dorsal ya recogido del día anterior es un valor añadido que te da tranquilidad y calma. Lo único que me hacía falta, era un hueco para mear. Una cafetería justo al lado de la salida me serviría, infestada de ciclistas, no se iban a dar cuenta si estaba consumiendo o no. Y ya todo listo, me voy para el cajón. Indicaciones previas de la organización: es una marcha cicloturista, no es una carrera, recorrido con tráfico abierto, organizado por Guardia Civil y moto-vuelta, además de protección civil. Respetad las normas de tráfico y todo eso. Aunque un 90% de la marcha discurriría por carreteras secundarias...incluso menos, lo cual favoreció que apenas hubiera vehículos.

Arrancamos muy tranquilamente, siguiendo el coche de director de carrera con Oscar Ferreiro, Javi Noya y demás invitados liderando el pelotón. Me voy amoldando a circular en pelotón, encontrando mi hueco sin molestar. Salimos de Pontevedra hacia Marín, circulando por la carretera de costa, preciosa, viendo un montón de calitas. Mucha envidia de mi novia, que pasaría gran parte de la mañana en la playa, arrepintiéndome de haberme apuntado a la carrera, pudiendo estar ahí tirado. Pero bueno, sarna con gusto no pica. Intento cargar la altimetría, pero debe de estar mal diseñada porque marca todo llano, así que nada...a disfrutar de la carrera, como dicen algunos. El problema de no conocer la ruta es que en las primeras subidas no sé si son simples repechos o ya es el puerto, con lo que a cada repecho que nos vamos encontrando, meto plato pequeño para dosificar. Pero no soy el único en hacerlo, con lo cual no retraso a nadie. En otros repechos que sí veo su fin, mantengo el plato grande y me pongo de pie, dando unas pedaladas, llego a la cima y sin mayores problemas.

Tras una zona de repechos cruzando Marín y sus cercanías nos metieron para el primer puerto. Además que el coche que iba abriento carrera avisó por megafonía, todo un detalle. Sería el primer y único pico que oiría el aviso, ya que me imagino que los de alante pondrían ritmo fuerte y ya no volví a ver el coche. Primeras rampas con un fuerte desnivel, plato pequeño y de pie para tratar de no tirar mucho de riñones, pero a ritmo descansado. No quería dejarme llevar por la gente. Una subida a la sombra, con poco sol, pero yo estaba sudando por la humedad. Como a mitad de subida, el desnivel se relaja y ya se puede ir sentado, incluso engranar el plato grande hasta llegar al primer avituallamiento de la mañana, al borde del lago Castiñeiras. Un sitio muy bonito. Un poco de isotónico frio, relleno los bidones de agua...qué fácil es rellenar un par de bidones frente al engorro del Camelbak. Me disponía a salir, pero ahí estaba el coche de cabeza, haciendo parada, para que saliéramos más o menos organizados y atenerse a los horarios de paso por los pueblos.

Ahora bajamos en dirección a la AP9 que cruzamos por encima y tras un descenso con algunas curvas en el que fui solo. Otro de los temores que tenía era hacer una bajada en pelotón. En llano o subida hay más margen de maniobra, pero bajando a 60km/h...no hay tanto. Pero bien, curvas enlazadas, sombra pero sin humedad en el firme, cruzando algunas aldeas con ojo a que no saliera ningún perro o gato y ya llegamos al llano tras cruza la AP9 en la zona de Cimadevila y O Pazo. Ahí sí que hice grupito con cuatro compañeros de carrera. Unos pocos relevos hasta que iniciamos la subida al segundo pico. Aquí, otra vez más sin altimetría, iría un poco en modo conservador, controlando que el pulso se mantuviera en torno a las 150 hasta que llegamos al polígono industrial de O Campiño. Con una subida bastante tranquila, con algún repecho puñetero que otro, pero nada grave. Durante la subida, alguna que otra moto de la organización un poco flipado, tumbando, revolucionando la moto. Supongo que lo bueno de "cortar" la carretera para las bicis, es que también lo tienen las motos, no? En fin, llegamos al polígono y tras rellenar bidones y pillar un poco de fruta, me dispongo a salir, pero una moto patrulla de la GC nos para y nos dice que vamos a formar grupo. Bueno, pues mejor. 

Iniciamos la bajada por una carretera bien ancha, rotondas cortadas por los voluntarios de Protección Civil y curvas amplias que nos permite bajar en torno a los 60/70 km/h. Una buena y larga bajada hacia As Pontes, con alguno que otro a mi rueda. Conseguimos alcanzar a algún que otro participante suelto. Yo iba dejándome caer, pedaleando de vez en cuando, pero sin llegar a calentarme ni desgastarme más de la cuenta, que la subida que tocaba ahora hacia el tercera pico tenía miga. Y justo pasado As Pontes, cruzando el rio Lérez, empieza una de las zonas más duras del recorrido. Los primeros kms cruzando una zona residencial con unas casas espectaculares: setos cortados al centímetro, casas preciosas de piedra, cristaleras, piscinas...buena zona para vivir. Y casi sin darme cuenta, empieza una zona de contínuos toboganes, repechos lo suficientemente suaves como para poder hacerlos a plato, pero que desgastan lo suficiente como para preferir hacerlos con plato pequeño y conservar fuerzas para lo que aún queda de marcha, que "solo" llevo unos 60kms y aún queda por hacer el doble. 

En uno de esos falsos llanos y toboganes, diviso a lo lejos un grupo de 5 ciclistas y me pareció buena idea ir con ellos para afrontar la subida a este pico y medio, que según la organización, la subida hasta Armonda. Metí plato grande y apreté un poco, aprovechando la inercia en los repechos y poco a poco me fui acercando, controlando las pulsaciones. Finalmente consigo conectar con el grupo y cuando levanto el pie, de repente me sale un tio por detrás haciéndome la seña del pulgar hacia arriba y dándome las gracias. Cuando quiero darme cuenta, giro la vista hacia atrás y veo un grupo de 10 ciclistas a rueda. Pero bueno, tampoco me he desfondando tirando del grupo, así que no me importa demasiado.

El resto de la subida hasta Armonda se hace tranquilamente, plato pequeño, piñones intermedios, adelantando a gente, bien por el arcén que ahí ya estábamos en carretera de tráfico abierto. Aunque como digo, no sé si porque la gente de la zona sabía que había marcha por determinadas carreteras, o porque no suele haber mucho tráfico por esa zona, pero pocos coches nos cruzaron, lo que es de agradecer. Eso le daba un toque de tranquilidad a la marcha que agradecí muchísimo. En esos momentos empezaba a notarme un poco fatigado, e incluso las barritas me estaban empezando a sentar mal. No sé si tendré que cambiar de marca o qué, pero tuve ciertos kms con algún que otro "pedo mal tirado", que tuvo fácil solución.

Coronamos Armonda y bajada hasta Moraña. Al principio fui solo, cruzando unas pocas aldeas, pero enseguida se hizo un grupito de 5 y me puse a cola, a vivir... Eso de bajar sin tener que dar pedales es una gozada que rara vez se da en el MTB. Es una de las cosas buenas de la carretera. Avituallamiento en Moraña, y una gasolina al lado a la que me acerqué a coger papel por si acaso "me picaba un bicho" durante el resto de la ruta. Y ahora tocaba la "verdadera" subida al tercer pico: Acibal. Una subida de unos 4 kms con un par de kms durillos, pero con buen firme. Aquí igual, fui adelantando poco a poco. Pero lo que peor me sentó, fue ver cómo el coche de Froiz iba subiendo a los suyos a golpe de acelerador y brazo en la ventanilla. Para eso que se hubiesen dado la vuelta en Filgueira para hacer la versión de dos picos. No es una carrera, vale, no me parece algo justo. Es como si cojo y hago la marcha con una eléctrica.

Estuve tentado durante de la subida de parar un momento a aligerar, pero ni había sitios lo suficientemente discretos para "obrar" ni tampoco estaba tan mal, solo un poco molesto, así que decidí tirar. Tras coronar Acibal e iniciar la bajada hacia Filgueira para luego dirigirnos hacia Pontevedra, en los primeros kms de bajada, otra vez el coche de Froiz adelantándome ahí justito. Ni estamos en carrera ni entiendo la prisa que podía tener, había más hueco alante para adelantarme correctamente. O si incluso me hubiese pitado como lo hacían las motos en ocasiones durante los primeros kms, me habría apartado aún más al borde (no es que fuese por medio y medio tampoco), pero habría hecho por facilitarle el adelantamiento.

Bajada larga y recuperadora hacia Pontevedra, no sin antes parar en una fuente a rellenar bidones. No venían muy vacíos de cuanto paré en Moraña, pero tampoco sabía lo que me esperaba más alante y preferí cubrirme las espaldas. Qué fresquita estaba el agua!!! Continúo la bajada hacia Pontevedra, dando cuenta de alguna barrita que me quedaba y viendo los geles que llevaba conmigo. También aprovecho para soltar pies de los pedales. No sé si del calor o de las calas, pero me dolían horrores. Luego charlando con otra gente, ví que era algo ¿"normal"? aunque no debería. No sé si tocará ir al biomecánico o qué... Quizá el excesivo calor que hacía me recalentó los pies? no sé, pero luego en la subida a Escusa sufriría de lo lindo más por los pies que por el propio cansancio.

Cruzamos Pontevedra, parada en un avituallamiento, el penúltimo de la marcha en donde aprovecho para pillar algo de isotónico. Cómo pega la solana, por Dios!!! Iniciamos una subida corto por repechos cruzando un polígono, son ya las 14h pasadas. Y ya me empieza a abordar la preocupación por la vuelta a Madrid, llevar el coche, el cansancio de tener que conducir, tras la carrera me tocará ducharme, comer, etc, etc. En principio son pensamientos que no deberían de abordarme en mitad de una marcha, pero no puedo evitarlo. Para la próxima carrera fuera de Madrid, habrá que pedirse el lunes de vacaciones.

Y tras cruzar unas pocas aldeas, mirar hacia atrás para confirmar que nadie me sigue, paso por encima de la alfombra del chip, 7,7kms de subida  hasta el pueblo de Escusa. Puerto principal de la ruta. Según ví en la altimetría de la ruta, tenía unos cuantos tramos jodidos, con porcentajes del 10% o superiores. Unos pocos repechos al principio, pero se suaviza haciéndome temer lo peor: si el porcentaje que nos dan de media es alto y ahora estoy llaneando e incluso bajando, lo que me espera va a ser de aupa. En comparación a la ascensión del anterior pico en donde nos dio la solanera durante la mayor parte del trazado, esta subida a Escusa se hace relativamente en la sombra, aunque el calor aprieta. Me echo unos chorros de agua por la cabeza y cogote, algo que no acostumbro a hacer en la bici. Algunos espectadores en un par de curvas fuertes nos animan y aplauden. Voy contando los kilómetros y metros, no sé si es peor o mejor ver lo que llevas/te falta por llegar arriba. Los pies me están matando. Veo a un participante más alante que se echa agua y pruebo, mal no me hará. Me refresca un poco y me dan algo de tregua. Pero hasta en dos ocasiones tengo que poner pie a tierra para descansar, me duelen tanto que apenas puedo pedalear. Vacío uno de los bidones y continuo, ya sin parar hasta el final tras cruzar el pueblo con unos rampones de la hostia. Debió de hacer pupa esta subida en un final de etapa de la vuelta.

Arriba, en plena solanera, está el último puesto de avituallamiento. Creo que llego a zamparme media sandía. Estoy fundido, pero no por el cansancio físico (que también), sino por el calor. Dejé la bici apoyada en unos cubos, al sol, y el GPS llegó a marcar 45grados. Ni a la sombra de la carpa se nota sensación de frescor, así que me meto un par de vasos de isotónicos para el buche y decido tirar para abajo. Ya es todo bajada llano hasta Pontevedra, ya está hecho!!

Una bajada de unos 10kms hasta llegar a la zona de Chancelas. Una bajada espectacular en donde engancho a un chaval de la zona, de Pontevedra y charlamos un poco. De haber ido solo, me habría parado en uno de los miradores que había en la bajada, se podía ver toda la ría de Pontevedra, con Marín al fondo, toda la zona del puerto militar, y en la orilla más cercana, Combarro. Una maravilla de vistas. Continuamos la bajada hasta la carretera de la costa, charlando tranquilamente, sin coches que nos molesten. Y ya al llegar a la costa, nos ponemos en fila india, voy tirando que él va jodido y no puede apretar mucho. Gracias a Dios, viento a favor, por lo que los 30/35 km/h se cogen sin problemas, pero mi compi no anda tan fresco (yo tampoco es que estuviera a tope) así que relajo un poco. Apenas faltan 10kms, así que vamos a ir juntos y cuando uno va jodido, 10kms puede ser una eternidad, así que no está de más echar una mano. Un viejo nos sale al paso con su coche, saliendo de una intersección...frenazo en seco quedándome a escasos metros de él, que me mira con cara de gilipollas. Debió de pensar "pues como este amable ciclista frena, voy a salir". En fin, ya sabemos quién suele ser en su gran mayoría los responsables de atropellos: viejos o borrachos/drogados.

Y ya por fin entramos a Pontevedra, a la avenida Montero Rios, habiendo terminado relativamente "fresco". Contento, con buenas sensaciones. Quizá repita el año que viene, cogiéndome el lunes de fiesta, sin duda. La vuelta a Madrid sería durilla. Mil gracias por el apoyo de mi chica, que fue con el coche de aquí para allá, para que tuviera transporte hasta la zona de las duchas. Y que luego se tragó el 90% del viaje de vuelta a Madrid porque servidor estaba inconsciente. Apenas llegué a pasar Orense sin quedarme dormido al volante.