lunes, 26 de mayo de 2014

Madrid-Segovia 2014

Después de la desastrosa Monegros de este año, ésta era la otra prueba de larga distancia de este año. Desde que volví de Monegros, había estado entrenando, haciendo rutas largas, de entre 60-80kms, saliendo a correr entre semana. Está claro que podría haber hecho más, eso seguro, pero tampoco quería cogerle manía a la bici como me pasó el año pasado de tanto entrenar para la Rompepiernas, que incluso después de verano, tuve un serio ataque de "vaguitis" y desgana con la bici. Una semana antes de la carrera, me hice parte del recorrido, incluido el temible tramo de la Marmota para tener una toma de contacto con el terreno. Salió una ruta de unos 85kms con muy buenas sensaciones y luego la semana previa a la carrera, un par de salidas a correr entre semana para tampoco estar sin hacer nada. 


El día anterior...bueno, más bien la semana anterior, tuve el quebradero de cabeza de qué ropa llevarme. Las temperaturas descendieron bastante, hubo lluvias, incluso nieve en la cima de la Fuenfría y estaba indeciso. Botas de invierno, zapatos de verano...chaleco, chaqueta fina, qué llevar??!! Al final me decidí por comprar unos manguitos el viernes anterior y salir con las Sidi de verano con calcetines de invierno. Arriba cullote corto y por encima, térmica de manga corta y maillot de verano. Para protegerme, me llevaría el chaleco de Orbea y el chubasquero en el Camel en caso de que nos pillara la lluvia o que la bajada de la Fruenfía fuese muy fría. La noche anterior, todo listo, bolsa con la ropa para ducharme en Segovia (esa era mi intención), bici en el coche ya lista, todo listo.

A las 5h50 sonó el despertador, quería tener tiempo suficiente para desayunar y demás quehaceres mañañeros para llegar con tiempo a la salida, desde el polideportivo Tres Olivos en Fuencarral. Esta vez el desayuno fue normal, tostadas de mantequilla y mermelada, unas galletas, zumo de naranja y nesquick. No iba a meterme un desayuno con pasta como en la Monegros de este año que no me hizo mucho bien. Mi intención era llegar allí a las 7h o cerca de las 7h y al final a las 7h15 estábamos allí aparcando. Hablo en plural porque la mejor y más estupenda novia del mundo (muchas gracias!! te quiero muchísimo!!) se dio el madrugón conmigo para acompañarme a la salida, llevarse el coche para casa y luego irme a buscar a Segovia. Además de hacerme una foto muy chula en la llegada y tenerme una sorpresa para la tarde en forma de sesión de SPA en el hotel Wellington de Madrid. Qué más puedo pedir. De bajada a la salida, me crucé con la furgo en donde iban Garra, Spielberg y Correcaminos...es decir, Angel, David y Jorge, tres colegas de la peña de Alpedrete que también participaban en la carrera.

Busqué indicaciones para buscar mi cajón, el primero y ahí vi un letrero que ponía 1-616 y por ahí busqué hueco. Tras acercarme a saludar y desear suerte a mis compis de peña (salvo a Spielberg que no pude dar con él), pasó como media horita de espera hasta la salida. Los típicos listos que se quedan fuera del cajón para colarse, demostrando que, por desgracia, comparto afición con gente totalmente falta de modales y educación. Suena el pistoletazo de salida y tras unos minutos sin poder moverme, arrancaba mi fila. Activo el endomondo y para allá que vamos. La salida es neutralizada por las calles de Fuencarral, cruzamos la M.607 y luego atravesamos Montecarmelo. Sin hacer el loco ni forzar la máquina, aproveché para ir ganando posiciones e ir avanzando hacia la cabeza. Y ya por fin entramos en los primeros caminos y senderos que discurren entre la M40 y las cercanías de la tapia del Pardo. Ahí llegaron los primeros tapones, bancos de arena suelta en donde a uno se le cruza la rueda y eso provoca un tapón; un estrechamiento en el camino que nos obliga a ponernos en fila de a uno también crea tapón...vamos, lo típico. No quiero ni imaginarme cómo sería atrás, con todo el mogollón. También se notaba que había gente en las primeras posiciones que no iba muy sobrada de técnica, para el cajón 2 quizá? pero bueno, tampoco vamos aquí a ganar dinero, todos tenemos derecho a participar.

Después de este tramo más o menos llano, nos acercamos a una zona de toboganes. Que empezaron con pendientes suaves con firme uniforme, hasta las últimas rampas, muy empinadas y con mucha piedra suelta. Seguramente los habría podido subir dando pedales, pero viendo que había gente que se caía por delante y algunos que ponían pie a tierra, no me lo pensé dos veces, y hasta donde no alcanzaba mi inercia, ahí me bajaba dando un saltito y con un par de zancadas llegaba a coronar la cima para volver a subirme a la bici de un salto. Así me quitaba de problemas. Tras los toboganes enganchamos el carril bici. Hasta ahora el ritmo ha ido bien, y la relación de adelantamientos me favorece y sin forzar, así que contento. En el carril bici engancho el plato grande, pero sin forzar, pero justo me adelantan dos y decido ponerme a rueda de uno de ellos. Van fuertecillo, pero sin llegar a machacarme. Tras un par de kms, dejamos el carril bici para enganchar el descenso que nos llevará a uno de los arroyos que desembocan en el embalse del pardo. Y ahí el cuerpo se nos quedó helado a más de uno. La cosa fue muy rápido, porque íbamos bajando bastante fuerte (durante toda la carrera me sorprendió lo bien que fui bajando, no es por echarme flores, pero me ví muy cómodo bajando a velocidades a las que no suelo bajar, será el cambio de cubierta?) pero pasamos al lado de una ambulancia y justo tras pasarla, un par de personas asistiendo a un ciclista, con toda la cara ensangrentada. Solo atiné a gritar un "ánimo chaval!!!" ya que por mucho que me parase, no creo que fuese a servir de mucha ayuda. Y unos metros más adelante, vimos un charco de sangre bastante notable. La caída debió de ser bastante seria...luego me enteraría de que al chaval se le salió la rueda delantera y bajando a la velocidad que debía de bajar, os podéis hacer una idea de lo mal que fue la caída.


Tras una serie de rápidos descensos, cruzamos un riachuelo (que alguno que otro ví cruzar a pata...y no era para tanto) emprendimos y lento pero largo ascenso en el que fui manteniendo posición, e incluso adelantando a algunos grupillos lo cual me daba ánimos. Me estaba planteando la carrera por "etapas" y de momento, mi finalidad era ir reservando para la subida tras el puente de la Marmota. Llegamos a la bajada al puente de la Marmota que había hecho la semana pasada, sin embargo estaba vez no pude hacerla subido sobre la bici. Tuve que poner pie a tierra debido a parones de la gente que tenía por delante...cada uno tiene sus limitaciones y quizá no es una bajada para todos. Claro, así se formó el hiper-mega-tapón de los que venían por detrás. Por una parte me alegro el haber apretado un poco desde la salida, para quitarme a gente de delante siguiendo los consejos de mis amigos oscenses de "tú aprieta todo lo que puedas, mejor hacer los últimos 10kms reventado que pasarse de reservón". Bueno, no lo seguí a rajatabla, pero casi, jejeje. Cruzamos el puente tranquilamente y luego enfilamos el pequeño sendero, siguiendo a un chaval con problemas en la cadena (poner cadena nueva sobre piñón antiguo es mala combinación). Es un sendero con varios tramos técnicos en donde tienes que pegar un buen tirón de manillar para sobrepasar ese tramo, si no lo conoces...te pilla de sopetón. Por suerte, puedo decir que me conocía el trazado de memoria desde Tres Cantos hasta Segovia y eso siempre da un punto en el resultado final. Este chico tuvo un detallazo, de avisarme en un momento que se iba a echar a la izquierda, para que yo le adelantara. Desde aquí le quiero dar las gracias, poca gente habría hecho eso. De todos modos, no iba tan mal, así que tampoco es que fuese frenando el grupo.


Salimos del sendero y enfilamos la pista de subida hasta la carretera de Hoyo. Plagada de "falsas cimas" o toboganes, a cada cual más cabroncete. Recuerdo la última carrera que hice por ahí, que esa subida se me atragantó, pero cuando el reconocimiento de la semana pasada, pillé una buena cadencia que apliqué el día de la carrera. Lo cual me permitió llegar bastante fresco al primera avituallamiento en donde estaba mi padre sacando fotos. Paré a coger unos plátanos y hablar un par de minutillos con él y luego ya arranqué, en dirección al puente medieval. Lo que había ahora es una zona un poco de sube-y-baja tirando hacia abajo, aunque las rampas iniciales parecían indicar lo contrario a quien no conociera ese tramo. Aproveché para adelantar a un par de parejas y llegando al puente medieval me enganché a dos compañeros con los que iba a coincidir de forma intermitente hasta la meta final. Un chico alto con una Scalpel y otro con una Alma de carbono. Tras pasar el puente medieval llegaba la subida a Manzanares. Una subida con unos rampones iniciales que luego se suaviza, sin dejar de subir. Es una subida que engaña, porque se presta a darle caña y puede desgastar. En las primeras rampas, el chico de la Orbea fue tirando de nosotros, y cuando llegó la zona más de falso llano, tomé el relevo y así llegamos hasta la bajada a Manzanares. Ese descenso tiene dos opciones: pistero o un sendero que discurre entre dos cercas de fincas con múltiples opciones de senderos, constantes desvíos que si no lo conoces, te puedes meter por una zona más complicada, llena de piedras y raíces. Ahí la verdad es que me sorprendió ya que dejé atrás a mis nuevos compañeros. Cruzamos Manzanares el Real para dirigirnos hacia la Pedriza, cuyos límites bordeamos en dirección a Mataelpino, por la cañada real.


No había que relajarse, ya que por ahí las rampas ya son más importantes, y ya llevaba unos kms en las piernas, la mayoría de subidas. Recuerdo que cuando hice la Rocosa el año pasado, con la mitad de kms, al paso por esta zona, iba vendido...por no decir jodido. Y ahora estaba yendo bastante cómodo...dentro de lo cansado que iba. Ahí me adelantó un par de grupos, pero pude mantenerme, incluso seguirles un poco. Llegaron las rampas más importantes, que nos llevarían a rodear Mataelpino, por la zona alta, claro, así hay más subida, jejeje. No me importó poner plato pequeño en un par de subidas y ver cómo el grupo al que seguía se alejaba un poco. Y por fin llegamos a una zona de descenso hasta otro avituallamiento, justo en el mismo sitio en donde la peña Alpedrete pone su principal avituallamiento de la ruta Caminos de la Sierra. Allí aproveché para reponer agua en el camelbak y seguir. Y ahí me volví a juntar con mis dos compañeros, Mr. Scalpel y Mr. Alma. Juntos emprendimos el descenso por un senderito por el cual discurre el camino de Santiago. Un sendero que tiene varias sorpresas con forma de roca, que si no las conoces, te hacen frenar...como tuvieron que hacer mis compañeros, lo cual me ayudó a darles caza y emprender la subida al pie de la Barranca a su rueda. En esa subida me adelantó alguno que otro y llegamos a la zona asfaltada del acceso a la Barranca. Esa zona era desconocida para mí y no quise forzar la máquina mucho, de hecho en ese tramo me adelantaron varios. Los primeros metros por asfalto fueron una larga subida tendida, cuya longitud desconocía. Luego enfilamos un llano, con algo de descenso por camino para desembocar en un fuerte repecho en donde ví a varios bajarse de la bici. Yo seguí con mi plato pequeño, sin forzar, pero dando pedales. Fuimos bordeando la base de la Barranca, pasando por delante del parque de bomberos y hasta llegar a la Fonda real en donde se pararía el crono del primer tramo. 3h49' eché para llegar hasta allí.


A partir de ahora tenía 30minutos para entrar en Cercedilla hasta el centro del pueblo, en donde estaba la zona del avituallamiento. Quería aprovechar esos 30 minutos para descansar, pero tampoco quería quedarme frio. Pasé a por un pequeño bol de pasta...una pasta poco cocida, aldente, de complicad digestión y encima con tomate, ideal para la acidez. Me dio rabia tirar comida, pero no me lo acabé, solo me zampé medio bol, pillé unos plátanos y un par de palmeritas de hojaldre y un poco de agua. Ni una mísera Coca-Cola había. Me pareció una cutrez de avituallamiento comparado con los que tenemos en la Monegros. Ahí volví a encontrarme por última vez con Mr. Scalpel. Arranqué tras unos minutos de reposo y en el tramo de llaneo que me esperaba, es donde más frio pasé en toda la carrera. De tener que pararme a ponerme el chaleco que me había quitado tras la ascensión de la Marmota. Joder...incluso llegué a plantearme el ponerme los guantes largos y la braga, me dolían las orejas. Llegué al cruce de la Renfe y enfilé la subida a las Dehesas...la jodida subida a las Dehesas. Bueno, justo tras el giro, estaba la alfombra que daba comienzo al segundo tramo cronometrado y casi me lo paso...no habría estado de mal que el voluntario estuviese un poco más al loro de nuestro paso. Creo que fue la única nota negativa de los voluntarios, ya que todos los demás que me encontré a lo largo de la carrera estaban muy pendientes de nuestro paso y nos indicaban hacia dónde tirar. Un 10 para ellos, creo que lo mejor de la carrera!!

La última subida larga e importante de la carrera...hacía tiempo que no subía por el tramo de asfalto, siempre había subido por la pista que bordea el lado izquierdo de este valle hasta los límites de las Dehesas, pero esta vez tocaba subir por el asfalto. Empecé con plato mediano, pero según las rampas se empinaban, acabé bajando al plato mediano y bajando algunos piñones. No sé si mantuve la misma relación de plato-piñón, pero llevaba una mejor cadencia. En este tramo fue donde peor lo pasé, y no por lo obvio de la dureza de las rampas, sino por la rodilla derecha que me empezó a molestar seriamente. Mentalmente iba bien, solo tenía que ir luchando contra la idea de pararme a descansar la rodilla. Eso fue durante el tramo de asfalto, quizá el más duro de la ascensión que, personalmente, divido en tres tramos: asfalto, pista hasta el Mirador de los poetas que reduce un poco el desnivel, pero está salpicada de varios repechos que machacan las piernas y último tramo más llano hasta el puerto de la Fuenfría. En el tramo de asfalto conseguí ir a rueda de un grupo bastante numeroso, pero que fui perdiendo según llegábamos a las rampas más fuertes del final del tramo asfaltado. Cuando llegamos a la zona de pista, ya engrané el plato mediano y pude separarme de mi perseguidor que había tenido a lo largo de toda la subida...bueno, eso pensaba yo, porque luego me alcanzó él a mí y me adelantó.


En este tramo, lo fácil era pensar que lo duro ya había pasado y meterle caña, pero no podía caer en este fallo, ya que no era la primera que esos repechos me pasaban factura y me hacían sufrir de lo lindo para llegar al mirador de los poetas. Y hablo de rutas con la peña, en donde llegamos aquí con la mitad de kms de los que llevaba yo....Con lo cual, tenía que contenerme, y más aún teniendo a varios ciclistas a la vista. No paraba de pensar "A por ellos, a por ellos!!", pero por otro lado no paraba de pensar "quieto, quieto, mantén el pedaleo, no te pases, quieto..." y gracias a este ritmo, quizá más bajo del que podría haber llevado, conseguí alcanzar a tres de los ciclistas que tenía en el punto de mira y llegué más o menos fresco al mirador de los poetas. Pero ahí tuve que parar, mi rodilla no aguanta más. Tuve que pararme un poco, estirar la pierna...todo el esfuerzo a la mierda, esos tres ciclistas que alcancé en la subida dieron cuenta de mí. Me armé de valor, pillé otro trozo de mi barrita y rearranqué. Aquí ya la cosa era distinta, el nivel era más plano, lo gordo de la subida ya había pasado, incluso había un ligero tramo que me permitió engranar el plato grande. Ya no quedaba nada de subida y aunque la rodilla me doliese un poco, tenía que recuperar las posiciones perdidas por mi parada. La pendiente se empezó a tornar en ligera pendiente hacia arriba, así que tuve que bajar al mediano, pero seguía pudiendo usar los piñones intermedios, manteniendo velocidad, pero con mayor cadencia, con lo cual iba más cómodo. Volví a alcanzar más ciclistas y a adelantarlos, poco a poco me acercaba al puerto. Iba concienciado, manteniendo el ritmo, pensando en llegar a la cima por encima de cualquier cosa. Y en los últimos metros hacia el puerto, me volví a encontrar con Mr. Alma, que iba algo más jodido que yo. Me quedé a su altura, charlando un poco, animando, "venga, que esto ya está, ya estamos arriba, vamosss!!!" Se ve que no conocía muy bien el terreno ya que me preguntó si faltaba mucho, qué va, apenas unos cientos de metros, ánimo!! ya estamos llegando. El ir a su ritmo me permitió descansar un poco, pero ya llegando al puerto, creo que él paró un rato a descansar. El voluntario que había en el puerto indicándonos hacia dónde había que ir me cantó que iba por el puesto 190. Eso me dio alas para emprender el descenso final hacia Segovia. Ahora tocaba descansar un poco hasta la fuente de la Reina, o eso pensaba yo...

Porque en vez de continuar el descenso por la pista ancha, nos metieron por la antigua calzada romana, llena de piedras (sigo sin comprender cómo podían ir por ahí los romanos con los carruajes...). Y allí no había Dios que pudiese descansar....la madre que los parió a los romanos...Todo piedras, lo cual no ayudaba mucho a descansar. Y en el tramo entre la Fuenfría y la fuente de la Reina, me adelantaron dos, con dobles, claro, jeje. Pero bueno, más o menos creo que no bajé muy despacio. El único tramo que tuve para descansar, fue un tramo de llaneo pistero entre la fuente y el desvío que nos llevaba a la última subida de la prueba. Allí pude adelantar a una pareja, que uno de ellos iba jodido. En el resto de la subida conseguí adelantar a dos más y ya por fin, llegó el descenso final.


Una bajada con algunas trialeras y regueros que había que sortear, algún montón de mierda que, de haberlo cruzado por accidente, me habría llegado hasta el eje de la rueda delantera. Varios grupos de senderistas que me encargué de avisar con antelación por dónde les iba adelantar y agradeciéndoles al pasar al lado suyo. En comparación a las veces que he bajado por allí con la peña, hoy me veía muy bien. No es por ser presumido, pero estaba bajando bastante fino, de hecho, conseguí adelantar a unos cuantos participantes más. Tuve que frenar en seco al toparme con tres caballos que iban bajando por el mismo camino, tampoco era plan asustarles...pero bueno, tampoco quería perder demasiado tiempo. Pude pasar sin parar demasiado y por fin llegué a la pradera. Ahí me alcanzaron dos tios y me puse a rueda del último de ellos, lo cual me ayudó a seguir bajando. El tio iba muy fino y me estaba ayudando a seguirle por el senderito que cruzaba la pradera. De haber ido solo, creo que no habría ido tan rápido. Conseguí no soltarle.

Pasamos por delante del último avituallamiento y yo llevaba ya un buen rato sin agua, pero joder...entre que me paraba, abría el camelbak, lo llenaba y me volvía a poner en marcha...paso, paso. Sigo tirando, total, Segovia está a la vuelta de la esquina. Y ahora empezaba lo bueno: terreno casi llano, en ligero descenso. Engrano el plato grande, bajo piñones y al más puro estilo "monegros", a pedalear a muerte estos últimos 10kms. Consigo adelantar a los dos que me pasaron en el último km de descenso, y a otros dos más de propina. Uno me intenta seguir el ritmo, pero aún me quedan un par de piñones por bajar. Me gustar pedalear con una cierta cadencia, pero reconozco que mola eso de bajar piñón cuando alguien te intenta seguir, oír el "clack!" cuando la cadena engancha el piñón inferior, y alejarte poco a poco de tu perseguidor. Cuando funciona es un "epic win", pero cuando no, es un un "owned" en toda regla. Y esta vez fue un "epic win", me lo quité de encima y enfilé la última recta hacia las baterías de Segovia, entrando con 6h16' en el marcador!!! No estaba mal, teniendo en cuenta lo mal que lo había pasado en los primeros kms de ascensión de la Fuenfría con la rodilla.

 

La entrada a Segovia, neutralizada, muy bonita. Otra vez los voluntarios, pendientes de nosotros, indicándonos correctamente qué desvíos habíamos de tomar. Hasta que llegué al último giro, metiéndome en una calle peatonal. A mi derecha un muro de piedras, en cuya base veía una especie de bovedillas, a través de las cuales se veía el otro lado, otra calle...qué curioso. Además cada vez iban siendo más grandes y...coño!! pero si es el acueducto!!! Sí, soy así de paleto, jajaja. La bajada final, el tramo de escaleras que da a la plaza al pie del acueducto. Salté los dos primeros tramos de escaleras pero viendo que aún me quedaban unos cuantos más, decidí bajar más precavidamente, tampoco era plan hostiarme delante de todo el público, jejeje.