viernes, 18 de mayo de 2018

Fantasmeando por la 4 Picos de Pontevedra

No, no soy gallego, pero tras muchos años veraneando allí, es una tierra que me gusta muchísimo. Además de eso, el año pasado ya corrí en la versión ROAD de la 4 Picos y este año quería probar la versión MTB. Los de la grupeta de Portela MTB me habían hablado muy bien de esta prueba, así que este año, era la oportunidad de participar. Y puesto que repetir el Soplao este año de lluvias me daba algo de miedo/respeto, la 4 Picos era la opción ideal. Hotel a buen precio, playa a tiro de piedra para que mi pareja no se pegue un tiro de aburrimiento mientras estoy dando tumbos por el monte durante 7 horas y una zona que nos gusta era la combinación perfecta.

Pero no todo iba a ir sobre ruedas. Venía con la cadena tocada de cuando participé en la Maratón Bajo Tiétar y la había cambiado hacía un par de semanas, pero saltaba. Así que para no andar haciendo experimentos de ajustes y demás, decidí cambiar de cassette. Y también seguía saltando. Pasaban los días, y me plantaba a jueves descubriendo, tras varias pruebas, que el problema radicaba en el plato grande (llevo un doble plato) que nunca se había cambiado en los más de 9.000kms que tiene la Ghost. Así que nada, ponte a llamar a todas las tiendas pero resulta que ninguna lo tiene y al día siguiente viaje a Pontevedra. Por suerte dí con una tienda en Pontevedra que sí tenía el plato en cuestión. "resérvamelo!!!!". Así que el viernes, viaje "express" ligerito hasta Pontevedra para llegar a tiempo de recoger el dorsal y dejar la bici en el taller para que me montasen el plato. Porque encima, listo de mí, solo me llevé la dinamométrica para desmontar el plato, pero no el extractor de bielas. Todo un detalle por parte de la tienda El Puerto Bike Workshop, que me cogió la bici nada más llegar y me hizo la operación en el momento.

Llega el sábado y por la mañana, ya me levanto con problemillas estomacatales. No sé qué pudo sentarme mal la noche anterior, que voy al baño completamente descompuesto. No es la primera vez que me pasa, luego durante la jornada me recompongo y listo. Pero hoy no va a ser así. Por suerte la lluvia que caía la noche anterior ha cesado y el día amanece nublado. Termino desayuno, me visto, cargo bici en el coche y para Pontevedra, que he quedado con unos compis de Portela para que me pasen la equipación. Sino, habría ido en bici calentando pues desde el hotel hasta la línea de meta es todo bajada. Pero entre que tenía que recoger la equipación, que aún estaba el asfalto mojado, el clima nublado y que yo no estaba muy católico, no me venía mal ir en coche. Más bien, mi pareja me hacía el favor de pegarse el madrugón y acercarme a la zona de salida, dejarme ahí y volverse al hotel. Todo un detalle por su parte, no sé qué haría sin ella.


Primera vez que veo que una carrera sale desde el interior de un edificio. Todos los cajones y la línea de salida/meta estaban al abrigo del pazo de Congresos de Pontevedra. Todo un lujo. Hacía tanto calor que hasta me quité los manguitos. Así tendrían que ser más de una y dos salidas, en vez de estar penuriando a la intemperie. Mientras que en el Soplao siempre suena "Thunder" de AC/DC, aquí en la 4 Picos suena la banda sonora de Superman, compuesta por el magnífico John Williams. Suena el pistoletazo y empieza a salir la gente. Yo tardo como unos 3 minutos en cruzar por el arco de meta y arranco el GPS. Salida neutralizada por las calles de Pontevedra, en dirección al primer pico: Castrobe. Voy aprovechando un poco el llano para ir adelantando a gente, tampoco en plan "cuchillo entre los dientes", pero tampoco voy a ir frenando. La aproximación se hizo por callejuelas de Pontevedra y las aldeas limítrofes. Pero antes de iniciar el ascenso por pista, tuvimos que hacer frente a varios repechos y sorprendemente, nadie puso pie a tierra. Se redujo la marcha, se hizo algún quiebro, se puso el plato pequeño, algún equilibrio pero nadie puso pie a tierra. Me sorprendió grátamente. Me ha pasado en otras carreras en las que he tenido que poner pie a tierra porque a la mínima, la gente se baja de la bici, ya sea subiendo y bajando y aquí nada de nada. Muy buen nivel tiene la gente por "terras galegas".

Aunque estrenaba plato grande, traté de no usarlo en exceso. Siguiendo los consejos de un par de colegas, no me calenté ni me dejé llevar. Fui controlando el pulso para no ir muy atacado. Por mucha gente que estuviese adelantando, trataba de no dejarme llevar. Y por el otro lado, por mucho que me adelantara un grupo, aquí cada uno a su ritmo y hoy iba solo, así que perfecto, no tenía que preocuparme de seguir la rueda de nadie. Iba con algo de "temor" por el nivel técnico de la prueba. Me había comentado que Castrobe tenía una ascensión técnica, con piedras y más que la preocupación por la parte técnica, me preocupaba el desgaste físico que conlleva afrontar un tramo técnico de subida. Pero nada, pista relativamente ancha, con dos o tres sendas ciclables, era fácil salirte de la senda y pasar a otra para adelantar y llevar tu ritmo. Según nos acercábamos a la cima, se iba notando que soplaba un buen vendaval, pero afortunadamente sopló algo a favor.

Coronamos, afrontamos un tramo algo técnico, lo suficiente como para no poder ir con una mano en el manillar y la otra para comer barrita, así que espero a la bajada. No sé porqué además, se me empiezan a empañar las gafas y no veo ni torta. Así que voy a rueda de uno que me va indicando la trayectoria correcta y según el terreno se va inclinando hacia abajo voy ganando velocidad y se me desempañan las gafas. Bajada rápida, con algunas curvas cerradas y una auténtica gozada. Dejarse caer, ir pidiendo paso, "izquierda!! gracias", "derecha!!!, gracias". Disfruté como un enano. Tras esa bajada, primer avituallamiento que decidí obviar, aunque me tuve que parar pasados unos metros porque andaba preocupado por aquello de llevar los cierres un poco flojos. Revisar cierres, aprovechar para comer la barrita que tendría que haber pillado en la cima de Castrobe y a continuar con la carrera. Engancho con un grupo que me lleva por un tramo de asfalto, callejeando, cruzando aldeas. Me descuelgo un poco en esas bajadas, siempre voy con miedo de que algún gato o perro me pueda salir al paso y chocarme y hacerle daño. Así que bajo con algo de temor.



Transición hacia el segundo pico, Acibal, con unos cuantos repechacos por asfalto. Plato pequeño y molinillo, no merece la pena calentarse. Me adelantan unos cuantos, pero en cuanto la pendiente se vuelve más regular, pillo mi ritmo de subida y vuelvo a poder adelantar a alguno que otro. Ahora los grupos son más pequeños, ya no se oye tanto parloteo, ni te topas con grupetas ocupando todo el ancho de la pista como sucedió en el anterior pico. Esta subida vuelve a ser pista ancha, aunque tiene algunos tramos con fuerte pendiente, de sendero, un poco técnicos. Aprovecho para ganar unas cuantas posiciones. La gente se baja de la bici, pero se les ve avispados porque enseguida se apartan para tratar de molestar lo menos posible a aquellos que suben a golpe de pedal y riñón. En esos tramos siempre se me suben las pulsaciones, y voy con miedo de estar gastando cartuchos. Pero tampoco voy a ir en Z2 toda la carrera, en algún momento me tendré que dar un apretón, no? una cosa es hacerte una subida de 10kms por encima del umbral anaeróbico y otra ponerte un poco alto de pulsaciones durante 200 ó 300mts que será lo que tenga el tramo técnico y luego relajar.

Tras coronar Acibal, una bonita bajada bordeando el embalse de Pontilón do Castro y desde allí por pistas, senderos y cruzando aldeas hasta llegar a Pontevedra. La bajada muy disfrutona y tranquila, aprovechando para comer y reponer. Llegamos al Lérez, y desde ahí hasta cruzar el pazo de congresos. Personalmente, no fue muy buena idea que los que hacíamos la larga cruzáramos otra vez la línea de meta. Porque fue pasar y empezar a tener pensamientos de "joder, y ahora otra ración de lo mismo", "...y lo bien que estaría ahora parando y terminando la carrera...". En fin, toda clase de pensamientos nada positivos. Nada más cruzar meta empecé a encontrarme mal físicamente. Y no, no era psicológico. Empezaba a notar calambres en el estómago, apenas me entraba la comida. Conseguí engancharme a un grupo para salir de Pontevedra pero en cuanto pillaba algún repecho o alguna subida un poco larga, perdía fuelle y no podía seguirles. Del mismo modo que llegamos al pazo bordeando el Lérez, salimos de Pontevedra por una pista peatonal que bordea el Lérez desde la otra orilla. Un paraje precioso, cascadas, piscinas naturales. Una lástima que estuviera realmente jodido como para disfrutar del entorno. Los calambres del estómago fueron a más, y ya empecé a buscar un sitio apartado en donde poder hacer un "Dumoulin". Menos mal que en la mañana sospechaba que algo me podía pasar y me llevé un poco de papel.

En fin, tras aligerar y desaparecer los calambres, continué con la marcha. Volví a recuperar ritmo, pero débil, sin poder apretar ni recuperar el ritmo que llevaba antes. Nada más salir de Pontevedra se iniciaba la subida al tercer pico: a Fracha. Un pico que se me hizo durísimo, repechos muy fuertes cruzando aldeas. Falsos llanos, falsas esperanzas tras largas subidas en donde parecía que se terminaba, pero no, era a lo mejor una bajada de 1 ó 2 kms y luego se volví a escalar más kms y más desnivel. Entre lo mal que estaba, que apenas me entraba comida y el coco que no me iba, este tercer pico fue una pesadilla. Tras unas duras subidas técnicas en la que era como un walking dead y me adelantaba todo el mundo, a lo lejos se percibía el polígono d'O Campiño en donde se encontraba el avituallamiento. Apenas pude beber unos vasos de coca cola y comer algo de fruta. Por suerte el estómago parecía estar bien, pero el pajarón ya empezaba a ser importante. El estómago vacío desde Pontevedra y sin comer nada...me pasaba factura.

Tras dejar el avituallamiento, y en contra de lo que esperaba, aún quedaban unso 3 kms de subida que se me iban a hacer eternos. Tuve un espejismo, o un momento de recuperación física ya que en la bajada me ví bien, cómodo, con reflejos. Enganché con un grupo de unos 7 corredores bajando pero no me gusta ir a rueda bajando, así que dejé unos metros de espacios. Unos pocos metros que dos gañanes aprovecharon para colarse justo antes de entrar en un sendero. Y justo a los 50mts de entrar al sendero, zas!!! uno de ellos al suelo. Pero encima una caída super tonta. No me reí porque está mal reirse de las desgracias ajenas, pero ya le vale. Más adelante estaba su compañero y le avisé de la caída sin gravedad de su pareja. Yo mientras tanto no perdía de vista al grupo al que me había enganchado y tomamos una pista de llaneo bajada en el que yo iba a rueda lo que me permitió recuperar. Aproveché para comer un poco y bien, creo que fui recuperando. Creo, porque nada más llegar al cruce sobre la AP9 empezaba la cuarta y última subida al pico Xaxan en donde volví a penuriar.

Las primeras rampas eran como en la mayoría de los picos, repechos duros y de asfalto que cruzan aldeas y ahí el grupo se me fue. No me iba a hacer nada bien seguirlo, el ir a rueda ahí no favorecía e iba a desgastar mucho de cara a la ascensión. Así que plato pequeño a seguir a mi ritmo. Por suerte durante esta última subida no perdí muchos puestos, incluso fui capaz de adelantar a alguno que otro. Me chuté unos cuantos geles, era el último pico y el estómago ya iba más o menos bien así que decidí aprovechar. Los rampones por asfalto pasaron a ser rampones por pista en donde conservar la tracción de la rueda era más complicado y suponía un poco más de desgaste físico. En cuanto había un ligero llano o bajada, aprovechaba para bajar piñones todo lo que pudiera para no perder velocidad. No estaba para esprintar, pero quería perder el mínimo tiempo posible de cara a los que pudiesen venir por detrás, o quien pudiera ir más flojo que yo por delante.



Ultimo avituallamiento cerca de la zona del parque natural de Corretondo en donde tuve que volver a parar. La subida hasta este avituallamiento me había matado. Mucho repecho fuerte y por no poner pie a tierra, quizá me había desgastado de más. No quería poner pie a tierra por lo que pudiera pasar. No andaba yo muy fino de cabeza y me daba cosa poner pie a tierra, y darme la vuelta. Así que no, había que seguir dando pedales, aunque fuese pisando huevos. Aproveché para mirar el móvil, los mensajes, escribir a mi pareja para decirle que todo mal, pero que terminaba. Tras unos vasitos de coca-cola y trocitos de Donut, volví a emprender la marcha. Pista ancha, falso llano hasta cruzar una carretera y ver en ese punto como el trazado de vuelta pasaba a escasos metros. Falsas esperanzas, no iba a ser tan bonito, aún me quedaban unos kms hasta volver a pasar por ese punto de bajada. Quedaban unos 5kms, con vistas a una zona por la que llegaba un frente nuboso que tenía pinta de traer lluvia, pero tampoco andaba yo con muchas fuerzas como para forzar. Incluso tuve que poner pie a tierra. Empecé subiendo bien, con buena cadencia, pero me daba la sensación de no estar avanzando, iba subiendo piñones hasta casi engranar el más grande, sin que el desnivel de la pista lo requiriese. Pero iba tan flojo que no podía más. Encima viento en contra, lo tenía todo. Así que tuve que poner pie a tierra, respirar hondo, tomarme el último gel que me quedaba, y volver a emprender la marcha hasta terminar por coronar el Xaxán, un pico bastante pelado, sin mucha vegetación, azotado por el viento. Pero por suerte, el tramo final de subida era con viente algo favorable, al menos para dejar de penuriar.

Por fin coroné el pico, con una pareja por delante que se daban la mano de alegría por haber coronado juntos y haber terminado la prueba. Lo que quedaba ahora era todo bajada, así que lo complicado ya había pasado. Aun quedaba un par de falsos llanos, pero era momento de dejarse caer y tratar de recuperar todo el tiempo perdido en la subida. Logré adelantar a bastante gente en la bajada. Algunos se veían cansados, bajando muy torpemente por zonas que no eran muy complicadas. Se nota el cansancio cuando bajas con la MTB. Yo me dejé caer literalmente, logrando adelantar a alguno que me había doblado en la subida previa. Me iba alegrando por momentos. Llegamos a Pontevedra, cogiendo algunos senderos entre huertos y aldeas y hasta llegar a la circunvalación que discurre al borde del Lérez. Veía un grupo a lo lejos y me puse a intentar alcanzarles, pero les ví que tomaban un desvío que no era el correcto. Al pasar por ahí les grité que iban mal y yo seguí a lo mío. Apreté los últimos kms de calles por Pontevedra, aunque justo llegando al pazo de congresos, un puto semáforo que se puso en rojo. Siempre respeto los semáforos cuando voy en bici, pero estando en carrera, me lo iba a haber saltado, de no haber sido porque justo al otro lado de la calle había una pareja de municipales. Puta mala suerte!!! Echaba la mirada atrás, pero nadie me seguía. Se puso en verde y arranqué todo lo rápido que pude para lograr entrar en meta solo.

Balance general: carrera preciosa, un trazado chulísimo. Puro MTB con tramos para disfrutar y descansar. Creo que si no hubiese tenido los problemas estomacales, habría podido disfrutar más y quizá rebajar unos 15/20mins de tiempo. Me la apunto para el año que viene. También, suerte tremenda el no haber pillado lluvia durante la carrera, y que lloviera un poco la semana anterior y quedara el terreno con el grip perfecto. Una carrera muy muy recomendable. Por último, como siempre que hago una carrera fuera de Madrid, agradecer el inestimable apoyo de mi pareja, siempre dispuesta a llevarme o a recogerme en donde sea.