lunes, 26 de junio de 2017

Flaqueando por Pontevedra - 4 picos Road

Primera cicloturista/marcha con bici de carretera desde que estrenara la flaca allá por Agosto del año pasado, bueno, técnicamente fue Agosto, en la práctica, fue Septiembre del año pasado, en tierras andorranas. La verdad es que fue un buen estreno, recorriéndome todos los puertos del pequeño principado. Y como Galicia parece "a miña terra galega" y me tira tanto, la primera ciclo iba a ser en Pontevedra, la 4 Picos Road, que discurre por los montes que rodean la ciudad con un trazado precioso que empieza y termina bordeando la costa de la ría, para adentrarse en la zona de montes de más adentro. Y es que esa es una de las combinaciones que más me gustan del ciclismo, tanto en montaña como en carretera, el poder pedalear por el monte y divisar a lo lejos el mar, no existe una sensación más bonita.

Se trata de una marcha de 140kms y unos 2700mts de acumulado repartido en 4 picos. Bueno, la organización dice que son 4 picos, pero viendo el perfil, son más bien 5 picos. La marcha es marcha, sin tiempos, aunque hay algunos tramos cronometrados, de entre los cuales la última ascensión al pueblo de A Escusa, en lo alto de Pontevedra. Fue final de etapa en una edición de la vuelta y menudos rampones que tenía. Me iba acordando del 28 y que un 32 no me habría venido nada mal. Pero bueno, el 32 es para cobardes!! Ya bastante con que no me depilo, como para encima llevar un 32...me echan de todos los grupos de whatsapp por globero, jajaja.

Alojamiento rural en Poio, que a priori tenía  buena pinta, pero luego vimos que el desayuno no tenía nada que ver con las fotos que vimos en booking, y a la hora de pagar, jugarreta de los dueños, dificultades para pagar con tarjeta...un follón vaya. Pero la habitación muy bien y muy espaciosa, era como un pequeño bungalow, incluso con una hamaca dentro de la habitación. No tuvimos ningún problema para meter la bici, así que perfecto. Sábado día fantástico de playa. Y para el domingo, el problema fue que el desayuno no lo servían antes de las h, y yo quería salir del hotel para Pontevedra no más tarde de las 8h15, así que tocó llevarme desayuno para comerlo en la habitación (la historia de siempre). Desayunado y listo y despidiéndome de la jefa que se quedaría un rato más durmiendo y luego disfrutando de la playa, yo me voy para Pontevedra calentando, previo paso por una gasolinera para rellenar bidones con agua bien fría.

Ni punto de comparación con otras carreras en las que llego, busca sitio para aparcar el coche y todo el follón. Llegar en bici, con el dorsal ya recogido del día anterior es un valor añadido que te da tranquilidad y calma. Lo único que me hacía falta, era un hueco para mear. Una cafetería justo al lado de la salida me serviría, infestada de ciclistas, no se iban a dar cuenta si estaba consumiendo o no. Y ya todo listo, me voy para el cajón. Indicaciones previas de la organización: es una marcha cicloturista, no es una carrera, recorrido con tráfico abierto, organizado por Guardia Civil y moto-vuelta, además de protección civil. Respetad las normas de tráfico y todo eso. Aunque un 90% de la marcha discurriría por carreteras secundarias...incluso menos, lo cual favoreció que apenas hubiera vehículos.

Arrancamos muy tranquilamente, siguiendo el coche de director de carrera con Oscar Ferreiro, Javi Noya y demás invitados liderando el pelotón. Me voy amoldando a circular en pelotón, encontrando mi hueco sin molestar. Salimos de Pontevedra hacia Marín, circulando por la carretera de costa, preciosa, viendo un montón de calitas. Mucha envidia de mi novia, que pasaría gran parte de la mañana en la playa, arrepintiéndome de haberme apuntado a la carrera, pudiendo estar ahí tirado. Pero bueno, sarna con gusto no pica. Intento cargar la altimetría, pero debe de estar mal diseñada porque marca todo llano, así que nada...a disfrutar de la carrera, como dicen algunos. El problema de no conocer la ruta es que en las primeras subidas no sé si son simples repechos o ya es el puerto, con lo que a cada repecho que nos vamos encontrando, meto plato pequeño para dosificar. Pero no soy el único en hacerlo, con lo cual no retraso a nadie. En otros repechos que sí veo su fin, mantengo el plato grande y me pongo de pie, dando unas pedaladas, llego a la cima y sin mayores problemas.

Tras una zona de repechos cruzando Marín y sus cercanías nos metieron para el primer puerto. Además que el coche que iba abriento carrera avisó por megafonía, todo un detalle. Sería el primer y único pico que oiría el aviso, ya que me imagino que los de alante pondrían ritmo fuerte y ya no volví a ver el coche. Primeras rampas con un fuerte desnivel, plato pequeño y de pie para tratar de no tirar mucho de riñones, pero a ritmo descansado. No quería dejarme llevar por la gente. Una subida a la sombra, con poco sol, pero yo estaba sudando por la humedad. Como a mitad de subida, el desnivel se relaja y ya se puede ir sentado, incluso engranar el plato grande hasta llegar al primer avituallamiento de la mañana, al borde del lago Castiñeiras. Un sitio muy bonito. Un poco de isotónico frio, relleno los bidones de agua...qué fácil es rellenar un par de bidones frente al engorro del Camelbak. Me disponía a salir, pero ahí estaba el coche de cabeza, haciendo parada, para que saliéramos más o menos organizados y atenerse a los horarios de paso por los pueblos.

Ahora bajamos en dirección a la AP9 que cruzamos por encima y tras un descenso con algunas curvas en el que fui solo. Otro de los temores que tenía era hacer una bajada en pelotón. En llano o subida hay más margen de maniobra, pero bajando a 60km/h...no hay tanto. Pero bien, curvas enlazadas, sombra pero sin humedad en el firme, cruzando algunas aldeas con ojo a que no saliera ningún perro o gato y ya llegamos al llano tras cruza la AP9 en la zona de Cimadevila y O Pazo. Ahí sí que hice grupito con cuatro compañeros de carrera. Unos pocos relevos hasta que iniciamos la subida al segundo pico. Aquí, otra vez más sin altimetría, iría un poco en modo conservador, controlando que el pulso se mantuviera en torno a las 150 hasta que llegamos al polígono industrial de O Campiño. Con una subida bastante tranquila, con algún repecho puñetero que otro, pero nada grave. Durante la subida, alguna que otra moto de la organización un poco flipado, tumbando, revolucionando la moto. Supongo que lo bueno de "cortar" la carretera para las bicis, es que también lo tienen las motos, no? En fin, llegamos al polígono y tras rellenar bidones y pillar un poco de fruta, me dispongo a salir, pero una moto patrulla de la GC nos para y nos dice que vamos a formar grupo. Bueno, pues mejor. 

Iniciamos la bajada por una carretera bien ancha, rotondas cortadas por los voluntarios de Protección Civil y curvas amplias que nos permite bajar en torno a los 60/70 km/h. Una buena y larga bajada hacia As Pontes, con alguno que otro a mi rueda. Conseguimos alcanzar a algún que otro participante suelto. Yo iba dejándome caer, pedaleando de vez en cuando, pero sin llegar a calentarme ni desgastarme más de la cuenta, que la subida que tocaba ahora hacia el tercera pico tenía miga. Y justo pasado As Pontes, cruzando el rio Lérez, empieza una de las zonas más duras del recorrido. Los primeros kms cruzando una zona residencial con unas casas espectaculares: setos cortados al centímetro, casas preciosas de piedra, cristaleras, piscinas...buena zona para vivir. Y casi sin darme cuenta, empieza una zona de contínuos toboganes, repechos lo suficientemente suaves como para poder hacerlos a plato, pero que desgastan lo suficiente como para preferir hacerlos con plato pequeño y conservar fuerzas para lo que aún queda de marcha, que "solo" llevo unos 60kms y aún queda por hacer el doble. 

En uno de esos falsos llanos y toboganes, diviso a lo lejos un grupo de 5 ciclistas y me pareció buena idea ir con ellos para afrontar la subida a este pico y medio, que según la organización, la subida hasta Armonda. Metí plato grande y apreté un poco, aprovechando la inercia en los repechos y poco a poco me fui acercando, controlando las pulsaciones. Finalmente consigo conectar con el grupo y cuando levanto el pie, de repente me sale un tio por detrás haciéndome la seña del pulgar hacia arriba y dándome las gracias. Cuando quiero darme cuenta, giro la vista hacia atrás y veo un grupo de 10 ciclistas a rueda. Pero bueno, tampoco me he desfondando tirando del grupo, así que no me importa demasiado.

El resto de la subida hasta Armonda se hace tranquilamente, plato pequeño, piñones intermedios, adelantando a gente, bien por el arcén que ahí ya estábamos en carretera de tráfico abierto. Aunque como digo, no sé si porque la gente de la zona sabía que había marcha por determinadas carreteras, o porque no suele haber mucho tráfico por esa zona, pero pocos coches nos cruzaron, lo que es de agradecer. Eso le daba un toque de tranquilidad a la marcha que agradecí muchísimo. En esos momentos empezaba a notarme un poco fatigado, e incluso las barritas me estaban empezando a sentar mal. No sé si tendré que cambiar de marca o qué, pero tuve ciertos kms con algún que otro "pedo mal tirado", que tuvo fácil solución.

Coronamos Armonda y bajada hasta Moraña. Al principio fui solo, cruzando unas pocas aldeas, pero enseguida se hizo un grupito de 5 y me puse a cola, a vivir... Eso de bajar sin tener que dar pedales es una gozada que rara vez se da en el MTB. Es una de las cosas buenas de la carretera. Avituallamiento en Moraña, y una gasolina al lado a la que me acerqué a coger papel por si acaso "me picaba un bicho" durante el resto de la ruta. Y ahora tocaba la "verdadera" subida al tercer pico: Acibal. Una subida de unos 4 kms con un par de kms durillos, pero con buen firme. Aquí igual, fui adelantando poco a poco. Pero lo que peor me sentó, fue ver cómo el coche de Froiz iba subiendo a los suyos a golpe de acelerador y brazo en la ventanilla. Para eso que se hubiesen dado la vuelta en Filgueira para hacer la versión de dos picos. No es una carrera, vale, no me parece algo justo. Es como si cojo y hago la marcha con una eléctrica.

Estuve tentado durante de la subida de parar un momento a aligerar, pero ni había sitios lo suficientemente discretos para "obrar" ni tampoco estaba tan mal, solo un poco molesto, así que decidí tirar. Tras coronar Acibal e iniciar la bajada hacia Filgueira para luego dirigirnos hacia Pontevedra, en los primeros kms de bajada, otra vez el coche de Froiz adelantándome ahí justito. Ni estamos en carrera ni entiendo la prisa que podía tener, había más hueco alante para adelantarme correctamente. O si incluso me hubiese pitado como lo hacían las motos en ocasiones durante los primeros kms, me habría apartado aún más al borde (no es que fuese por medio y medio tampoco), pero habría hecho por facilitarle el adelantamiento.

Bajada larga y recuperadora hacia Pontevedra, no sin antes parar en una fuente a rellenar bidones. No venían muy vacíos de cuanto paré en Moraña, pero tampoco sabía lo que me esperaba más alante y preferí cubrirme las espaldas. Qué fresquita estaba el agua!!! Continúo la bajada hacia Pontevedra, dando cuenta de alguna barrita que me quedaba y viendo los geles que llevaba conmigo. También aprovecho para soltar pies de los pedales. No sé si del calor o de las calas, pero me dolían horrores. Luego charlando con otra gente, ví que era algo ¿"normal"? aunque no debería. No sé si tocará ir al biomecánico o qué... Quizá el excesivo calor que hacía me recalentó los pies? no sé, pero luego en la subida a Escusa sufriría de lo lindo más por los pies que por el propio cansancio.

Cruzamos Pontevedra, parada en un avituallamiento, el penúltimo de la marcha en donde aprovecho para pillar algo de isotónico. Cómo pega la solana, por Dios!!! Iniciamos una subida corto por repechos cruzando un polígono, son ya las 14h pasadas. Y ya me empieza a abordar la preocupación por la vuelta a Madrid, llevar el coche, el cansancio de tener que conducir, tras la carrera me tocará ducharme, comer, etc, etc. En principio son pensamientos que no deberían de abordarme en mitad de una marcha, pero no puedo evitarlo. Para la próxima carrera fuera de Madrid, habrá que pedirse el lunes de vacaciones.

Y tras cruzar unas pocas aldeas, mirar hacia atrás para confirmar que nadie me sigue, paso por encima de la alfombra del chip, 7,7kms de subida  hasta el pueblo de Escusa. Puerto principal de la ruta. Según ví en la altimetría de la ruta, tenía unos cuantos tramos jodidos, con porcentajes del 10% o superiores. Unos pocos repechos al principio, pero se suaviza haciéndome temer lo peor: si el porcentaje que nos dan de media es alto y ahora estoy llaneando e incluso bajando, lo que me espera va a ser de aupa. En comparación a la ascensión del anterior pico en donde nos dio la solanera durante la mayor parte del trazado, esta subida a Escusa se hace relativamente en la sombra, aunque el calor aprieta. Me echo unos chorros de agua por la cabeza y cogote, algo que no acostumbro a hacer en la bici. Algunos espectadores en un par de curvas fuertes nos animan y aplauden. Voy contando los kilómetros y metros, no sé si es peor o mejor ver lo que llevas/te falta por llegar arriba. Los pies me están matando. Veo a un participante más alante que se echa agua y pruebo, mal no me hará. Me refresca un poco y me dan algo de tregua. Pero hasta en dos ocasiones tengo que poner pie a tierra para descansar, me duelen tanto que apenas puedo pedalear. Vacío uno de los bidones y continuo, ya sin parar hasta el final tras cruzar el pueblo con unos rampones de la hostia. Debió de hacer pupa esta subida en un final de etapa de la vuelta.

Arriba, en plena solanera, está el último puesto de avituallamiento. Creo que llego a zamparme media sandía. Estoy fundido, pero no por el cansancio físico (que también), sino por el calor. Dejé la bici apoyada en unos cubos, al sol, y el GPS llegó a marcar 45grados. Ni a la sombra de la carpa se nota sensación de frescor, así que me meto un par de vasos de isotónicos para el buche y decido tirar para abajo. Ya es todo bajada llano hasta Pontevedra, ya está hecho!!

Una bajada de unos 10kms hasta llegar a la zona de Chancelas. Una bajada espectacular en donde engancho a un chaval de la zona, de Pontevedra y charlamos un poco. De haber ido solo, me habría parado en uno de los miradores que había en la bajada, se podía ver toda la ría de Pontevedra, con Marín al fondo, toda la zona del puerto militar, y en la orilla más cercana, Combarro. Una maravilla de vistas. Continuamos la bajada hasta la carretera de la costa, charlando tranquilamente, sin coches que nos molesten. Y ya al llegar a la costa, nos ponemos en fila india, voy tirando que él va jodido y no puede apretar mucho. Gracias a Dios, viento a favor, por lo que los 30/35 km/h se cogen sin problemas, pero mi compi no anda tan fresco (yo tampoco es que estuviera a tope) así que relajo un poco. Apenas faltan 10kms, así que vamos a ir juntos y cuando uno va jodido, 10kms puede ser una eternidad, así que no está de más echar una mano. Un viejo nos sale al paso con su coche, saliendo de una intersección...frenazo en seco quedándome a escasos metros de él, que me mira con cara de gilipollas. Debió de pensar "pues como este amable ciclista frena, voy a salir". En fin, ya sabemos quién suele ser en su gran mayoría los responsables de atropellos: viejos o borrachos/drogados.

Y ya por fin entramos a Pontevedra, a la avenida Montero Rios, habiendo terminado relativamente "fresco". Contento, con buenas sensaciones. Quizá repita el año que viene, cogiéndome el lunes de fiesta, sin duda. La vuelta a Madrid sería durilla. Mil gracias por el apoyo de mi chica, que fue con el coche de aquí para allá, para que tuviera transporte hasta la zona de las duchas. Y que luego se tragó el 90% del viaje de vuelta a Madrid porque servidor estaba inconsciente. Apenas llegué a pasar Orense sin quedarme dormido al volante.

domingo, 19 de febrero de 2017

Fantasmeando por Torrelaguna - Rotor Big Race

El nombre de esta carrera no ha hecho honor a la edición de este año. Ya llevaban varios años organizándola, con fama de ser una carrera dura, técnica, larga, con bastante desnivel acumulado. Este año iban a ser 76kms y unos 2800mts de acumulado. Repito "iban a ser", porque al final debido a problemas con Medio Ambiente, tuvieron que meterle tijeretazo al trazado para pasar a ser una simple prueba de 50kms y 1200 mts de desnivel y bastante pistera.

Partiendo de la forma que logré en Andorra, y los entrenos con la flaca, este año iba con un poco más de forma. Y por eso me lancé a apuntarme a la Rotor. Pero el ritmo de vida aquí en Madrid no es el mismo, al menos no para llevar el mismo ritmo de salidas. Aunque el rodillo es un buen sustituto y en breve las horas de luz darán un poco más de margen para echar al menos una horita por la tarde. El caso es que según se acercaba la fecha, iba cada vez más intranquilo y menos seguro de poder terminarla dignamente, así que el hecho de que recortaran la carrera no me vino tan mal.

En la edición de este año iba a coincidir con dos colegas, Alvaro y Edu. El plan para "aclimatarnos" a la altura, era pillar un hotel en Bustarviejo y así no tener que pegarnos el madrugón el domingo. Este año la novedad era que estoy federado, sí señor!! con la licencia gallega eso sí. Eso me supuso unos 10€ de ahorro, poco a poco la iré amortizando. El sábado llegamos a por los dorsales, pero el mio no pude recogerlo porque cuando me apunté, lo hice como "no federado", así que tenía que esperar al día siguiente a hablar con los jueces de la Federación Madrileña de Ciclismo y que me devolvieran la pasta del seguro del día. Así que nada, eso suponía que el domingo tendría que plantarme media hora o más antes en la zona de salida para tramitar todo esto, mientras que Edu y Alvaro podrían disfrutar de esa media horita extra de sueño y la tranquilidad de no tener que hacer colas ni nada. Como siempre, yo y mis líos. El sábado cenamos en una pizzería por Bustarviejo y la cama...juntos pero no revueltos.

Domingo de buena mañana, empiezo a despertarme sobre las 5h30, 6h...me cuesta conciliar el sueño. No sé qué pasa, pero cada vez voy más nervioso a las carreras. Nervioso por acabar bien, por que no me dé el pajarón (que últimamente llevo varias salidas de fin de semana volviendo a casa con pájara con retraso). La reserva del hotel fue solo pernocta, sin desayuno, así que enciendo la luz de mi mesita, para evitar despertar en exceso a Alvaro, me siento en el borde de mi cama y desayuno intentando no hacer mucho ruido. Visita al baño, y empiezo a cargar el coche. Por suerte el trayecto hasta Torrelaguna no tiene tráfico y llego bien a Torrelaguna. Aparco no muy lejos del polideportivo y solo tengo que esperar a dos personas en la cola de incidencias. Vuelvo al coche ya con el dorsal, preparo todo mientras llegan y aparcan Alvaro y Edu. Dudas sobre qué ropa llevar. Veo gente que va de largo completo, otros valientes de corto. El día ha amanecido soleado, pero hay bastante viento y frio. Me he dejado los manguitos en casa (nota para próximas carreras: no abultan nada y no cuesta nada llevarlos por si acaso), así que opto por la combinación de corsarios, camiseta térmica de manga larga y la Gabba2. Y entre qué me pongo, o qué no me pongo...se va acercando la hora de la salida y tenemos que salir echando chispas hacia la plaza del pueblo de donde se sale.

No somos muchos, unos 400 y pico participantes, así que cabemos más o menos todos en la plaza. Ahí estamos los tres, casi al final del pelotón. Cruzamos la plaza y veo a Cédric Gracia, le saludo en francés y el tio se queda un poco pensando "y éste quién es? pero si me saluda en francés igual me conoce" así que me devuelve el saludo amablemente, jejeje. Ya crucé unas palabras con él cuando estuve en Vallnord el año pasado y el tío es muy majo y simpático. Aunque estaba ahí en medio del cotarro de la Copa del Mundo, con más gente saludándole, el tío tuvo la educación de mantener una breve charla conmigo. Y nada, ahí estamos Edu, Alvaro y yo ya colocados, esperando al pistoletazo de salida. Ahí por delante deben de estar Hermida, Coloma, Trujillo y todos los pros del pelotón, que para ellos 50kms será poco más que un paseo o un calentamiento.

Arrancamos!!! la salida es por las calles del pueblo, algunos giros y frenazos, pero voy progresando. Alvaro sale como un tiro e intento seguirlo, pero no quiero cometer el error de la Madrid Segovia, así que siguiendo los consejos de Edu, mejor ir dosificando y darlo todo el final, que al revés. Pero bueno, tampoco voy a ir pisando hormigas y pongo un ritmo vivo. Vamos adelantando a la gente de la cola del pelotón. Ya van varias carreras que salgo de atrás y hombre, tiene el problema que no puedes salir a tu ritmo, o incluso pillar un grupo que vaya a tu velocidad; pero tiene la parte positiva que no te calientas la cabeza, coges tu ritmo, sin fijarte en los demás y vas adelantando en mayor o menos medida.

Salimos del pueblo, Alvaro sigue a lo lejos aún le veo, pero imposible seguirle. Edu y yo vamos adelantando a gente como buenamente podemos. Algunos giros para salir del pueblo, ligeros frenazos y tapones para evitar charcos, incluso saliéndonos del camino incluso. Pasados los primeros kms, el grupo ya se va estirando. El trazado sigue discurriendo por pista y es sencillo adelantar, o incluso ir en grupo. Con toda la confusión del principio, pierdo a Edu de vista. Echo la mirada atrás un par de veces, pero no le veo. Lo más seguro es que me haya adelantado en algún momento de confusión, así que tiro para alante. Aprovecho algunos llaneos y bajadas para bajar piñones y a lo lejos, me parece divisar la inconfundible silueta de Alvaro XDDD.

Consigo conectar con él en una bajada. Típica bajada de pista ancha, pero muy rota, con dos o tres trazadas posibles. La mayoría del pelotón yendo por la más obvia, pero para adelantar, hay que elegir la otra, la "complicada" que consiste en un pequeño paso de rueda cortado por varias zanjas creadas por el agua. Toca tirar de manillar para salvarlas y no irme de bruces por delante de la bici. Me he quitado de encima un buen grupo. Termina la bajada y al llegar al llano, levanto el pie para esperar a Alvaro. Desde aquí iremos juntos hasta empezar la subida a Patones de Arriba. Nos vamos dando relevos, nos metemos en grupos, tomamos la iniciativa de algún grupo y así pasamos por el primer avituallamiento a 25 km/h de media. En las subidas me quedo un poco, voy con cierto miedo a darlo todo en la primera subida de turno y quedarme penuriando el resto de la carrera.

Tras pasar el primer avituallamiento, me pongo a su rueda y seguimos avanzando, hasta enganchar con un grupo, ayudados por el viento que tras ese giro nos pilla a favor. Enganchamos ese grupito que nos lleva por una corta subida a uno de los senderos que van por encima de las tuberías del Canal. Un sendero con dos vías practicables, le chisto a Alvaro, nos salimos del grupo, y voy tirando hasta que llegamos a la primera subida importante de la carrera que nos llevará a Patones de arriba. Allí relajo el ritmo, quizá podría haber aguantado el suyo, pero prefiero no agotarme tan pronto. Así que plato pequeño, bajo unos pocos piñones y como me decían en Andorra, "chano chano" y voy subiendo a mi ritmo. Alvaro por supuesto, va fuerte y le pierdo. LA subida son unas pocas zetas, en ocasiones con bastante inclinación, algunos tramos con hormigón roto, gente animando, que eso siempre ayuda. Aún yendo a mi ritmo, voy adelantando a unos pocos, así que no voy tan mal.

Termina la subida y entramos en una zona de llano, bajada, falso llano que tras una peligrosa bajada por pista nos lleva a la carretera que sube a Patones de arriba. Como siempre en las bajadas, suelta freno y mete plato. Voy avisando en los adelantamientos por dónde voy a rebasar, para que no me hagan ningún cambio de carril por sorpresa. Llegamos a Patones, nos desvían por un sendero que va a lo largo del arroyo Patones y ahí toca desmontar. Hay un paso técnico, unas escaleras que subir, unas cuantas rocas no muy ciclables y bueno, toca tapón. Aprovecho para descansar un poco, que no viene mal, recuperar un poco el aliento. Salvamos la zona técnica y cuando considero que ya puedo empezar a pedalear, me subo a la bici y a tirar. Por suerte, algunos aún siguen a pie y consigo adelantar algunos puestos. Las zonas técnicas siempre desgastan más, tienes que controlar las fuerzas para no patinar, mover el cuerpo para balancear la bici. Y te entra la duda de "¿aprieto para pasar la zona pedaleando y adelantando?" o "¿sigo andando hasta llegar a una zona más ciclable?" A pedalear!!! que hemos venido a competir.

La subida desde Patones no es muy larga y tengo a la vista a dos que intento alcanzar para tener una bajada un poco más libre. Al primero consigo adelantarlo, pero al segundo no y me toca ir detrás de él frenando en gran parte de la bajada. Una bajada algo técnica, un sendero hundido en un reguero, que en algunos tramos no te permite dar pedales porque las bielas tocan contra el suelo, así que hay que mantener la velocidad lo máximo posible, lo que significa tocar el freno lo mínimo posible. Y el que llevo delante clava el freno en cada curva, incluso derrapando. PEro es que no hay forma de adelantarme. Y lo que me preocupa es la gente que me pueda venir por detrás. Pero por "suerte", tuvo un ligero toque con la biela en uno de los lados del reguero, fue dando tumbos de lado a lado como una pelota en un pinball y se fue al suelo. Una caída aparatosa pero nada más. El caso es que ahora tenía vía libre para bajar a mi ritmo. Más adelante el sendero va ganando inclinación y desaparece el reguero para convertirse en un sendero más "llano", aunque no le faltan piedras, trialeras y algún que otro salto.

Voy en la gloria, adelanto a un par de ciclistas más que me dejan paso muy amablemente cuando la anchura del sendero lo permite y justo cuando termina el descenso, consigo alcanzar a Alvaro. El tramo técnico continúa un poco más y le saco algo de ventaja. Tampoco ayuda que se le pone delante un máster60 haciéndole tapón, que no consigue adelantarle. Yo sigo a mi ritmo, adentrándonos en un precioso tramo que va por un olivar. Voy tras un grupo que va muy fuerte, pero voy cómodo a su rueda. Pasamos al lado de un pobre que ha partido su cuadro, qué putada. Llegamos al segundo avituallamiento tras el cual empieza la segunda y última subida larga y fuerte de la carrera. Levanto el pie, me extraña que Alvaro me haya perdido la rueda. Y al llegar me cuentas sus penurias, jejee. Qué putada cuando alguien te tapona y no hay manera de adelantar.

Empezamos la segunda subida, pongo la altimetría del track para controlar la distancia y el esfuerzo. Esta vez sí trato de seguirle el ritmo, pero como a mitad de subida, veo a Muriel Bouhet, una ciclista francesa, que corre con el equipo Canyon a la vez que trabaja como reportera de deportes, escribiendo crónicas de carreras y pruebas de bicis. Y poder subir con ella hablando en francés es todo un lujo. La tía entrena por mi zona y nunca he tenido el lujo de coincidir con ella, así que compartir pedaladas y charla con ella por Buitrago es todo una gozada. La subida son una serie de zetas, y en una de ellas, Alvaro está en la horizontal siguiente y me pega un grito de "vamos!!! dale!!!" a lo que le contesto que "ya te pillaré, ya...". Me despido de Muriel, que va a un ritmo de relax (hoy no competía) y vuelvo a ritmo de carrera. Termina la subida de zetas por pista ancha para meterse en un sendero con más inclinación. Toca meter plato pequeño, bajar piñones para ganar cadencia y manejabilidad por un sendero que no conozco, y ante un imprevisto, mejor subir unos piñones y jugar con el plato pequeño.

Voy a rueda de uno, que consigo adelantar a la salida del sendero que nos lleva a una bajada por pista muy rápida y con una curva en la que salgo a por una parcela. NAda peligroso, frenada in extremis y vuelta al redil. Veo que no soy el único, porque el que iba por delante de mí también se ha ido de frenada. Y de repente, una pared. Unos 500mts de pared que nos adentra en una urbanización. Empiezo pedaleando, acabo metiendo plato pequeño, piñón grande y no sé...se me cruza un cable y acabo bajándome de la bici. No sé, me da miedo desgastarme estando tan cerca de la meta, y no llegar. Así que prefiero conservar algo de fuerzas que no ando muy sobrado. Veo a Alvaro coronando, pero a mí aún me faltan unos metros y le pierdo de vista. Tras este paredón, ya empieza la bajada final al pueblo, cruzando algunas calles de la urba, algunos repechos que se pasan volando, apretando las piernas. Y de repente la última bajada técnica de entrada al pueblo y veo a Alvaro a unos 500mts. Así que me dejo caer quizá arriesgando un poco de más y logro alcanzarlo para entrar los dos juntos a meta.

Muy contento al acabar la carrera. Contengo de haber podido seguir su ritmo, así que tan mal no voy a estas alturas de año. Habrá que ver si sigo así de "bien" unos meses más tarde. Edu llega al cabo de unos minutos, no mucho más que nosotros. Y terminamos la jornada con una buena comilona. La verdad, es que un día 10. Muy contento. No hay que olvidar que el recorrido ha sido recortado en longitud y altimetría. Quizá no habría tenido ritmo y fuerzas para el recorrido inicial, no sé...