miércoles, 12 de septiembre de 2012

Encomendándose a Dios

Cada tarde que vuelvo de correr, me quedo un rato fuera en la calle antes de entrar en casa y ducharme, ya que al salir de la ducha seguiría sudando como un pollo. Así que prefiero relajarme un poco fuera y luego ya entro. Suelo estirar un poco...nunca estiré cuando montaba en bici, pero curiosamente, sí lo hago cuando voy a correr, dicen por ahí que es bueno estirar antes y después de correr. No sé, yo no noto nada. Y lo peor de todo, es lo ridículo que me siento cuando hago estiramientos.

El caso es que me suelo quedar por delante de mi portal, que hay una plazita que conforma el cruce de varias calles. Hay una principal y en ella desembocan varias callecitas, tres para ser exacto. Una por la izquierda en diagonal y por la derecha la que pasa por delante de mi casa y otra en diagonal con respecto a ésta. Y bueno, pues por ahí hay un banco en el que me suelo quedar sentado un rato y observo el ir y venir de coches, gente, y bicis...vamos, como un viejo de esos que se tiran el día sentado en el banco....o al menos bastantes horas. Y un día de estos, algún suizo palma, fijo!!

Mi percepción en Zurich es que había varias jerarquías en cuanto al uso de vías públicas. En las acercas, conviven perfectamente peatones y ciclistas. En algunos tramos de acera (bastante ancha por cierto) hay peatones que van por el carril bici, pero no hay problemas (o al menos no los ví) con los ciclistas, que van a su vez por la acera cuando no pueden continuar por el carril bici. Hasta ahí vamos bien. El tema es cuando intervienen vehículos. Cuando te toca cruzar un paso de cebra, no basta con acercarse a cruzar la calzada porque el coche no se dentendrá, a menos que estés ya cruzando, entonces sí que paran. Así que la mayoría de las veces (no siempre, los hay que te dejan pasar), hay que esperar a que no pasen coches para empezar a cruzar. Eso siempre que no haya semáforos, que eso sí que lo respetan. Motos no ví muchas. Las hay, pero no tan abundantes como en ciudades como Madrid, Barcelona, Coruña.... Y luego están los amos y señores del asfalto, los que cortan el bacalao, los jefazos....los tranvías. Sí, más te vale no cruzarte con uno porque saldrás perdiendo y estando en Suiza, fijo que acabas teniendo que indemnizar a todos los pasajeros y la compañía por el retraso y los percances ocasionados por el accidente. Y es que aunque no estén circulando, siguen siendo un peligro, no sería la primera vez que veo a un hipster ciclista pegarse una toña porque una de sus ruedas se ha quedado encajada en el rail y zas!! al suelo!! jajajaj

En fin, que estar sentado en ese banco hace que aprecie aún más mi vida y me proporciona un ratillo divertido. Ver cómo la peña se salta el stop a la tolera, o no se respeta lo de que el de tu derecha tiene la prioridad...o la tienes tú sobre él? jejejje Los intermitentes, obviamente, brillan por su ausencia. Mira, eso es igual en España, en Suiza o en la China comunista. Alguna moto a estado a punto de besar el suelo. Pero pitadas pocas, eso en Madrid sería foco de contaminación acústica, seguro...amén de unos cuantos improperios sacando medio cuerpo por la ventanilla. Cómo será que hasta yo me he indignado alguna vez al ver la cafrada de turno. Pero vamos, es un cruce curioso, y eso que no es muy grande ni está regulado por semáforos. Que hay algunos cruces en Zurich regulados por semáforos en los cuales hay momentos en que no hay nada ni nadie cruzando, pero claro, no hay huevos a cruzar no por una posible reprimenda, sino porque igual te llega algo por algún lado y te lleva por delante.

Ese es otro asunto que me llamó la atención. Una de las cosas que me explicaron al llegar a Zurich y que había visto en varios programas de televisión era el extremo sentido cívico que tenían los suizos a la hora de cruzar calzadas. Siempre por pasos de cebra y siguiendo la normativa de semáforos y demás señales verticales. Sí, pues no sé, pero he visto bastante gente cruzar las calles por donde les viene en gana y no he visto ningún policía multando a un peatón que hubiese cruzado mal una calle. Otro mito al suelo, jeje.

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